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Jaque mate/Ahora Chiapas

Sergio Sarmiento

“A veces, simplificando las

cosas, se complican de una

forma extraordinaria las

sencillas”.

Roberto Arlt

Chiapas será el nuevo frente de batalla. Y la contienda se está cerrando de manera muy importante. Hasta hace unos días Juan Sabines Guerrero, el ex priista postulado como candidato al Gobierno chiapaneco por la alianza Por el Bien de Todos, parecía tener la victoria asegurada. Las encuestas de María de las Heras, Consulta Mitofsky y Ulises Beltrán le daban una cómoda ventaja sobre sus rivales (si bien, como lo mencioné hace unos días en esta columna, son las mismas encuestas que Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de la coalición, consideraba como “cuchareadas”).

La candidatura de Juan Sabines se ve favorecida por su nombre. Su padre, también llamado Juan, fue gobernador del estado en las épocas del predominio aplastante del PRI; su tío, Jaime, fue el poeta más conocido del estado y es hoy sin duda el más citado. Entre los activos del joven candidato —tiene 37 años-está también su desempeño como presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez en los últimos años. Pero además, y eso es quizá lo más valioso, Sabines cuenta con el respaldo abierto del gobernador Pablo Salazar y del candidato presidencial López Obrador. La contienda, sin embargo, se está cerrando. Para empezar, una nueva encuesta del periódico Reforma, que se dio a conocer este viernes 11 de agosto, colocaba ya en un empate a Sabines con el candidato del PRI y el Partido Verde, el senador José Antonio Aguilar Bodegas.

Independientemente de lo que digan las encuestas, lo que puede cambiar el rumbo de la elección es la decisión de los candidatos del PAN, Francisco Rojas Toledo, y de Nueva Alianza, Emilio Zebadúa, de declinar y pedir el voto de sus simpatizantes por Aguilar Bodegas con el fin de evitar una “elección de Estado”. El panista, un médico bonachón de excelente trato que fue también presidente municipal de Tuxtla, tenía entre 12 y 15 por ciento de respaldo en las encuestas. Zebadúa apenas registraba un dos por ciento, pero la decisión tiene importancia por su prestigio en los círculos de izquierda y por el hecho de que fue secretario de Gobierno del propio Salazar, a quien hoy acusa de querer imponer a su sucesor. Si Rojas y Zebadúa logran realmente que un número importante de sus simpatizantes vote a favor del candidato del PRI, la posibilidad de una derrota de Sabines no sería ya tan lejana.

Tan seria es la amenaza de esta unión de los candidatos de oposición en torno a Aguilar Bodegas, que el propio López Obrador decidió dejar este fin de semana su campamento del Zócalo de la Ciudad de México para ir a Chiapas a hacer campaña a favor de Sabines.

El todavía candidato presidencial perredista se da cuenta que si en la elección del 20 de agosto pierde su candidato en Chiapas, un estado que él ganó en la elección del dos de julio con 43 por ciento de los votos contra el 34 por ciento de Madrazo y el 17 por ciento de Felipe Calderón, el mensaje sería que sus acciones de protesta por el resultado electoral le están costando votos a su partido. La disputa por Chiapas se ha vuelto sumamente complicada y confusa. López Obrador fue al estado a apoyar a un candidato, Sabines, que construyó su carrera en ese PRI que el tabasqueño dice detestar. Pablo Salazar, ex priista que llegó al Gobierno en una alianza antipriista que incluía al PRD y al PAN, encontró en el priista Sabines un delfín más adecuado que los miembros del PRD que ha sido su sustento político a lo largo del sexenio. La disputa entre el gobernador Salazar y Zebadúa, su ex secretario de Gobierno y diputado por el PRD, se ha convertido en un pleito tan personal y amargo que Zebadúa ha abandonado su tradicional antipriismo para apoyar al candidato del PRI.

Salazar, por otra parte, tiene diferencias públicas con ese López Obrador que este fin de semana llegó a apoyar a su propio candidato, Sabines. La alianza de apoyo a Aguilar Bodegas es realmente paradójica. El PRI y el PAN han sido tradicionalmente los mayores rivales en la escena política mexicana. El ver a un candidato panista, como Rojas, declinar en favor de un priista, Aguilar Bodegas, y hacerlo además con la presencia del presidente nacional del PAN, Manuel Espino, es un espectáculo inusitado. Habrá que ver cómo se reacomodan las preferencias de los chiapanecos después de la declinación de Rojas y Zebadúa a favor de Aguilar Bodegas.

Pero de lo que no hay duda es que la contienda será cerrada y conflictiva. Ante el ejemplo que ha dado López Obrador después de la contienda presidencial, es de esperarse que el perdedor, sea quien sea, proteste el resultado. No habrá terminado el conflicto de la elección presidencial, pero ya tendremos en nuestras manos un nuevo pleito electoral.

COMPENSACIÓN

El Gobierno del Distrito Federal llegó a un acuerdo con los hoteleros del Distrito Federal para condonar los impuestos capitalinos (no los federales) que pagan los hoteles del corredor turístico del Paseo de la Reforma y el Centro Histórico. Esta condonación de impuestos es una forma de compensar las pérdidas que estos negocios están registrando por el bloqueo que el mismo Gobierno promueve en esa zona. No ha habido ningún acuerdo, sin embargo, para compensar a la gente pequeña —a los taxistas, meseros y tantos más— que han perdido sus ingresos como consecuencia del plantón. Para el bien de todos, primero los ricos.

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