?Los países que antes tenían planificadores centrales hoy tienen bolsas de valores?.
Daniel Yergin
En los próximos días se dará a conocer el Acuerdo de Convergencia que establecerá las reglas por las que se regirán las comunicaciones en nuestro país en las próximas décadas.
Es muy importante que los reguladores no se equivoquen. México necesita un acuerdo que promueva la creación, la innovación y la competencia. Mucho daño le haría a nuestro país que se establecieran reglas que inhiban estas fuerzas. Como país necesitamos apostar por el futuro.
La convergencia es una realidad tecnológica. No hay razón por la cual se deban mantener separados los mundos de la telefonía, la televisión y el Internet. Los muros que dividen estos campos son creaciones de los burócratas que exigen ?concesiones? distintas para cada servicio. Para la tecnología, los tres medios, lo que hoy se llama el triple play, pueden manejarse a través de los mismos vehículos físicos.
Los cables de teléfono pueden ya ofrecer conexiones de Internet de alta velocidad y ofrecer programación de televisión. Algunos teléfonos celulares son ya receptáculos de música en formato MP3 y receptores de televisión con imágenes de gran calidad. Los cables que hoy se emplean principalmente para distribuir canales de televisión de paga pueden también proporcionar servicios de Internet y de telefonía. Las frecuencias de transmisión de televisión por satélite también se pueden emplear para Internet y teléfono. Lo mismo pasa con el espectro que hoy se emplea para televisión de paga inalámbrica, como es el caso de MVS, el cual se está ya utilizando para proporcionar servicios de Internet. Incluso los cables de electricidad pueden emplearse para transmitir señales de voz y datos.
Muchos de estos mercados tienen monopolios, como es el caso de los que mantienen las empresas de electricidad o las de televisión de paga en sus áreas de influencia, o empresas dominantes, como ocurre en telefonía. La gran duda es si se permitirá que se mantengan los monopolios o si se abrirá todo el campo para que sean la tecnología, la capacidad de cada empresa y las necesidades del consumidor, las que definan la nueva configuración del mercado.
Es en este punto donde los reguladores no deben equivocarse. En caso de duda, su posición debe siempre favorecer al consumidor. Las presiones para que se mantengan cotos de poder, sin embargo, han sido enormes. Son muchas las empresas que quieren que los burócratas les mantengan monopolios o posiciones dominantes que se traduzcan en beneficios multimillonarios. Pero los reguladores deben tener la obligación de tomar decisiones que mantengan los mercados abiertos.
Uno de los puntos fundamentales que deben tomar en cuenta los redactores del Acuerdo de Convergencia es eliminar completamente las barreras de entrada de nuevos jugadores a cada uno de los campos del triple play. La telefonía tuvo durante mucho tiempo restricciones de acceso destinadas a proteger los intereses de la empresa que entonces era un monopolio: Teléfonos de México. Absurdamente era un delito ofrecer servicios de telefonía, aun cuando éstos fueran más baratos y de mejor calidad de los que aportaba el monopolio. Estas restricciones se han eliminado y no deben restablecerse nunca más.
El Internet, afortunadamente, ha sido desde el primer momento un mercado abierto. Quienquiera que ha podido proporcionar el servicio ha podido ingresar al mercado. Esto ha hecho que las empresas deban mejorar su servicio y ofrecer mejor tecnología para tener éxito. El consumidor se ha beneficiado directamente de esta situación.
Hoy un grupo de empresas busca impedir que Telmex ingrese al mercado de la distribución de señales de televisión de paga. Argumentan que la telefónica es demasiado grande y fuerte y que podría convertirse en un monopolio. Lo curioso del caso es que las firmas que presentan esta argumentación son las que tienen monopolios locales. Entre éstas se cuentan empresas como Cablevisión y Sky, de Televisa y las cableras de televisión en todo el país.
Detrás de un lenguaje que supuestamente pretende defender la competencia, sin embargo, se oculta un perverso propósito de defender monopolios diversos. Es verdad que Telmex tiene una posición dominante en telefonía, pero en el monopólico mercado de la televisión de paga su presencia saludable e inyectaría una fuerte competencia. El que los monopolios de la televisión se nieguen a aceptar su presencia en aras de la competencia es una locura. Lo más sano para los consumidores mexicanos es que en este nuevo campo del triple play entren todos a competir abiertamente y que sea la capacidad de cada uno y la de su tecnología lo que defina ganadores y perdedores.
INDEPENDENCIA
Una campaña de publicidad del Gobierno de la República afirma que ?este año nuestra patria cumple 196 años de ser independiente?. Pero esto es falso. México no obtuvo su independencia el 16 de septiembre de 1810. El cura Miguel Hidalgo simplemente convocó a un movimiento que buscaba ratificar la lealtad de la Nueva España al monarca español Fernando VII. La independencia no se consumó hasta el 27 de septiembre de 1821, cuando el Ejército Trigarante entró a la ciudad de México. Pero como esta fuerza era encabezada por Agustín de Iturbide, a quien la historia oficial ha convertido en persona non grata, el Gobierno ha preferido inventar que desde hace 196 años México es un país independiente.