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Jaque mate/Cuestión de empleo

Sergio Sarmiento

“Existe todavía un remedio para cualquier culpa:

reconocerla”.

Franz Grillparzer

El 30 de noviembre de 2000, cuando Ernesto Zedillo entregó la Presidencia de la República a Vicente Fox, el Instituto Mexicano del Seguro Social registraba 12,546,268 trabajadores asegurados urbanos. El 15 de diciembre de 2005, la última fecha para la cual tenemos información, la cifra apenas había crecido a 13,271,954 trabajadores.

En estos poco más de cinco años se han creado en nuestro país sólo 725,686 empleos formales en el sector privado. Simplemente para dar empleo a los jóvenes que ingresan al mercado laboral, sin cubrir el faltante acumulado en décadas de crecimiento inadecuado, deberíamos haber generado en ese lapso cinco millones de puestos de trabajo.

Lo peor de todo es que, de esos empleos formales que hemos creado, 595 mil son temporales. La economía mexicana no tiene en este momento la solidez para que los inversionistas se arriesguen a crear empleos permanentes.

¿Queremos saber quién es el verdadero responsable de la muerte del joven migrante Guillermo Martínez en la frontera entre México y Estados Unidos? No lo es el deseo de los estadounidenses de detener un flujo cada vez más incontenible de trabajadores a través de su frontera. Tampoco el agente de la Border Patrol que disparó en su contra. Los verdaderos responsables son los políticos que no han querido o no han sabido hacer las reformas para que México tenga una economía más competitiva, con mayor actividad económica y un mayor número y calidad de empleos.

Lo peor de todo es que no es necesario inventar el hilo negro para hacer que la economía mexicana sea más productiva y próspera. Hay ejemplos en el mundo que señalan el camino a seguir. España lo logró como consecuencia de las reformas realizadas por Felipe González y José María Aznar. Irlanda es también una historia de éxito. Hong Kong, Taiwán, Singapur y Corea del Sur eran en los años cincuenta tres veces más pobres que México, pero hoy son entre tres y cinco veces más prósperos. Chile, que también era más pobre que México hasta hace poco, está en camino de convertirse en el primer país desarrollado en América Latina.

¿Por qué no hemos podido nosotros dar ese salto? Simplemente porque nuestros políticos no han querido. Se han equivocado una y otra vez acerca del camino que debemos seguir. Se han dedicado a destruirse unos a otros en lugar de unir esfuerzos para construir un país más próspero. Y, lo peor de todo, es que estamos repitiendo una vez más los errores del pasado.

Así como lo hicimos en los años setenta, una vez más estamos petrolizando la economía. Sin embargo, en ese entonces teníamos cuando menos mayores reservas petroleras. Durante un cuarto de siglo el Gobierno mexicano ha vivido de un solo gran yacimiento de petróleo, el de Cantarell, pero éste se está agotando. A pesar que se le inyecte nitrógeno, como se ha venido haciendo para hacer salir su cargamento, a fines de este año o principios del que viene su rendimiento empezará a declinar. Y entonces empezaremos a preguntarnos realmente qué podemos hacer para dar empleo a nuestros conciudadanos.

En el campo petrolero ya hemos dejado pasar demasiado tiempo. Aun si en este momento hiciéramos una reforma petrolera a fondo, nos tardaríamos cuando menos cinco años en desarrollar reservas y explotarlas. Hemos perdido ya otro sexenio. Pero no hay garantía, además, de que encontraríamos otro Cantarell aun cuando multiplicáramos la exploración. Manuel Bartlett y sus simpatizantes en el PRI y el PRD pueden estar satisfechos. Al detener la reforma energética han logrado hacerle un daño enorme a México y a muchos mexicanos que quieren más y mejores empleos.

Pero la reforma energética no es la única que necesita el país para salir adelante. Necesitamos una reforma fiscal, no para que el Gobierno recaude más sino para que el país sea más competitivo. Precisamos una reforma laboral, que favorezca la creación de empleos y no la protección de los privilegios de los líderes sindicales. Necesitamos una reforma en el sistema de seguridad pública y de justicia. Y requerimos a gobernantes que tengan el valor de aplicar la Ley.

Son muchas las reformas que se deben hacer en México para que construyamos una economía más próspera. Pero no tenemos que avanzar a ciegas. Mucho podemos aprender de los países que han sabido dar prosperidad a sus pueblos en las últimas décadas, como España y Chile. Si en cambio seguimos el camino de Evo Morales, Hugo Chávez o el subcomandante Marcos, continuaremos empobreciendo a México.

De esta manera nos seguiremos preguntando por qué nuestros jóvenes tienen que salir a otro país para buscar los empleos que no tienen aquí. Y nuestros políticos, los mismos que no nos han permitido edificar un país más próspero, seguirán diciendo que los culpables del drama de los migrantes mexicanos son los gringos.

EMPLEOS EN EUA

En cinco años la economía mexicana creó poco más de 700 mil empleos formales urbanos. Sólo en 2005 la de Estados Unidos generó dos millones de nuevos puestos de trabajo, con ingresos y prestaciones muy superiores a los nuestros. Que no nos sorprenda que nuestros jóvenes arriesguen la vida para buscar empleo del otro lado de la frontera. Nosotros mismos estamos empujando al no darles aquí las oportunidades de trabajo que merecen.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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