?Escoge batallas suficientemente grandes para que importen pero suficientemente pequeñas para ganar?.
Jonathan Kozol
¿Quién fue el verdadero ganador del debate entre los candidatos presidenciales del pasado seis de junio? No, no fue Felipe Calderón, a quien las encuestas telefónicas dieron como el inmediato vencedor. Tampoco fue Andrés Manuel López Obrador, quien con su acusación sobre el ?cuñado incómodo? pegó al panista un golpe muy fuerte que se sigue discutiendo hasta este momento. En este momento, cuando sólo se ha publicado una encuesta de campo tras el debate del seis de junio, quien parece haber sacado mayor provecho es Patricia Mercado.
En la encuesta del periódico El Universal publicada ayer el panista Felipe Calderón muestra un avance de un punto porcentual sobre una encuesta previa, publicada también en junio pero antes del debate, para llegar a 37 por ciento de las preferencias. Andrés Manuel López Obrador de la alianza Por el Bien de Todos cae dos puntos para quedar en 34 por ciento. Roberto Madrazo de la Alianza por México baja otros dos puntos y se queda en 22 por ciento. Roberto Campa de Nueva Alianza sale del cero y llega a uno por ciento.
Lo más notable, sin embargo, es que Patricia Mercado, la candidata de Alternativa, pasa de cuatro a seis por ciento. Éste es un avance muy significativo, de 50 por ciento, en unas cuantas semanas y sólo con el debate para explicarlo. Pero no es un hecho que surja de la nada. Si volvemos la vista un poco más atrás veremos que la candidata de Alternativa ha subido de uno a seis por ciento entre marzo y esta última encuesta.
Todavía habrá que confrontar la encuesta de El Universal con otros estudios de campo que se darán a conocer en los próximos días. Pero si esta información es confirmada por otras, quedará claro que la candidatura de Mercado se está convirtiendo en una de las grandes sorpresas de esta temporada política.
El ascenso se debe en parte al atractivo y carisma personales de la única mujer en la contienda presidencial. Patricia Mercado ha mostrado una gran soltura en los debates y en otras presentaciones públicas, el cual contrasta con el sonsonete político tradicional de sus rivales. Su sonrisa natural se ha convertido en un oasis ante los gestos adustos o las risas falsas de sus contendientes.
El avance de la candidata de Alternativa es especialmente sorprendente si tomamos en cuenta que, por la disputa que ha tenido en el interior de su partido, no ha podido hasta la fecha utilizar los recursos públicos que por Ley debe recibir su organización en esta campaña. Su presencia en esta campaña es producto en buena medida de su habilidad en los debates y en las entrevistas en los medios de comunicación. Ella es el mejor ejemplo de que, incluso en estos tiempos, el dinero no es el único factor que cuenta en una elección.
Es verdad que Mercado ha venido a ocupar un lugar disponible en el espectro político: el de una izquierda moderna interesada en otorgar derechos a los grupos marginados por incapacidades físicas y por su inclinación sexual y también en lograr la despenalización del aborto. Este espacio que los partidos políticos han dejado vacío favoreció la candidatura de Gilberto Rincón Gallardo en el año 2000 y la campaña de México Posible en 2003. Pero a menos de que se desplomen las preferencias, Patricia parece encaminada a alcanzar un éxito muy superior a estos dos intentos previos.
Tengo la impresión, sin embargo, de que hay un factor bastante más de fondo en las preferencias electorales, el cual explica el avance de la candidata de Alternativa: se trata del hartazgo de los electores con los partidos tradicionales.
Este cansancio ya se había expresado en el apoyo que recibieron las candidaturas independientes de Jorge Castañeda y Víctor González Torres. Su manifestación más clara, sin embargo, quedó reflejada en el alto porcentaje de intención del voto que Bernardo de la Garza del Partido Verde alcanzó en muy poco tiempo de campaña antes de que su partido decidiera sacrificarlo para forjar su tan cuestionada alianza con el PRI.
Mercado ha sabido aprovechar, por lo menos hasta este momento, ese rechazo popular contra los partidos tradicionales. Pero los políticos de antes harían bien también en prestarle atención al mensaje de los electores que se inclinan por ella. Si no buscan formas de renovarse, de dejar atrás los viejos pleitos y privilegios, bien podría ocurrir que esa minoría silenciosa que antes respaldó a Bernardo de la Garza y que hoy se inclina por Patricia Mercado, termine por convertirse en mayoría y se vuelva contra ellos. Si ella ha logrado ese seis por ciento sin dinero, imagínense lo que podría conseguir si lo tuviera.
EL DESPLOME
En apenas un mes, desde el pasado diez de mayo, la Bolsa Mexicana de Valores ha perdido 22 por ciento de su valor. No se puede ya hablar de un simple ajuste. Es verdad que otras bolsas de países emergentes han caído como consecuencia del aumento en las tasas de interés en Estados Unidos, y que el mercado mexicano había subido fuertemente desde el año 2002, pero el desplome sigue siendo muy peligroso para la inversión en nuestro país. Un desplome financiero puede ocasionar una crisis económica.
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