“No vivimos o morimos por las encuestas. Por eso, no te voy a decir que no estamos
tan mal en las encuestas”.
George W. Bush
Este fin de semana empieza la veda de la publicación de encuestas previa a la elección del próximo dos de julio. Y la información de la mayor parte de ellas sugiere que Andrés Manuel López Obrador ha venido de atrás para retomar el primer lugar en la contienda presidencial.
Las encuestas de María de las Heras, Reforma, Parametría y Consulta Mitofsky muestran, todas, la misma tendencia. Presentan a un López Obrador que pierde el primer lugar después de las chachalacas y de su ausencia en el primer debate, pero que recupera el liderazgo tras el segundo debate y el cuñado incómodo.
Vale la pena señalar, sin embargo, que los encuestadores están teniendo porcentajes muy elevados de no respuesta. La cifra que usualmente se cita es la de la gente que declina revelar el sentido de su voto una vez que acepta la entrevista. Este índice se encuentra en alrededor de 15 por ciento en la mayoría de las encuestas.
El total de “no respuesta”, empero, debe incluir a quienes se niegan a aceptar la entrevista desde un principio. Y en muchos sondeos este rechazo alcanza entre el 20 y el 30 por ciento. Si a este monto se le añade el 15 por ciento anterior, el de quienes no revelan el sentido de su voto en la encuesta, nos encontramos con una “no respuesta” cercana al 45 por ciento. Ésta es una cifra superior a las que se registra en general en otros países. Y en una elección tan cerrada, dificulta la posibilidad de ofrecer una proyección acertada del resultado electoral.
Muchos encuestadores dicen que un porcentaje relativamente grande de quienes se niegan a divulgar el sentido de su voto o a responder a los encuestadores son partidarios de López Obrador. El argumento es que mucha gente considera que es “peligroso” divulgar su preferencia por el candidato de la alianza Por el Bien de Todos, especialmente en un momento en que tenemos un Gobierno panista. Por eso prefieren evitar a los encuestadores. El razonamiento es lógico. Algo similar pasó con Fox en 2000.
Si consideramos la tendencia de las principales encuestas, y esta observación sobre las posibles preferencias de las personas que no responden, habrá que concluir que López Obrador está entrando al periodo de veda de las encuestas en el primer lugar en la contienda presidencial.
El país, sin embargo, está muy polarizado. López Obrador tiene una presencia escasa en buena parte del norte del país. En cambio, Felipe Calderón no ha podido tener impacto en el centro y sur. El priista Roberto Madrazo es quien muestra mayor presencia en todo el país, pero no logra destacar lo suficiente en ninguna región como para alcanzar el primer lugar.
El problema es Madrazo y no su partido. Las encuestas sugieren que la Alianza por México, formada por el PRI y el Partido Verde, se encuentra adelante en las encuestas nacionales en las elecciones para diputados y senadores. El voto duro del PRI sigue estando ahí, sólo que no necesariamente se está inclinando por el candidato del partido a la Presidencia. Madrazo no ha sido el candidato que unifique a los priistas. Ni tampoco ha podido obtener votos por su alianza con el Verde.
Habrá también este próximo dos de julio elecciones para gobernadores y jefes de Gobierno en cuatro entidades del país. En el Distrito Federal el PRD lleva una clara ventaja, mientras que en Guanajuato el liderazgo evidente le corresponde al PAN. En Morelos el PAN está adelante, aunque por menor margen, en tanto que en Jalisco hay una lucha muy cerrada entre el PRI y el PAN.
No hay duda que López Obrador está llegando al cierre de la campaña como favorito. Las encuestas le dan una ventaja pequeña, pero es posible que ésta se amplíe en el momento de la votación, si, efectivamente, el alto porcentaje de no respuesta de los estudios oculta a más simpatizantes del perredista que de los demás candidatos.
Es cierto que muchas cosas pueden ocurrir en la última semana de la contienda electoral. Las intensas campañas de publicidad de este fin de semana podrán modificar algunas posiciones. Muchos electores, por otra parte, cambian de opinión en el momento mismo de sufragar. Por otra parte, en una elección tan competida como la que estamos viendo, el grado de organización de los partidos en el día de la elección es crucial.
El partido que no logre movilizar a sus simpatizantes el dos de julio, el que no inspire un sentido de urgencia entre sus electores potenciales, el que no ejecute bien el día de la elección, bien puede quedarse en el camino. De nada sirve llegar al manchón de penal y enfrentar en solitario a un portero. Hay que meter la pelota en la portería. Eso lo sabemos perfectamente bien todos los mexicanos.
NI TAN BUENOS...
Me da la impresión que la Selección Nacional nunca fue tan buena como nos hicieron creer. Pero tampoco es tan mala como ahora muchos sostienen. No cabe duda que Argentina es favorita en el cotejo de octavos de final de mañana. Pero pensar que el equipo nacional no tiene esperanzas de victoria es falso. Quizá tenemos un 20 por ciento de posibilidades de ganar. No es mucho, pero eso es mejor que nada.
Correo electrónico:
sarmiento.jaquemate@gmail.com