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Jaque mate | Hace 33 años

Sergio Sarmiento

?Aquellos que no recuerdan la historia están condenados a repetirla?.

Jorge Santayana

Como en el México de 2006, las elecciones presidenciales chilenas del cuatro de septiembre de 1970 tuvieron un resultado muy cerrado. Si bien el conservador Jorge Alessandri había encabezado las encuestas previas, Salvador Allende -postulado por su Partido Socialista pero también por el Partido Comunista y otros grupos de izquierda de la llamada Unidad Popular- triunfó con el 36.6 por ciento de los sufragios contra el 34.9 por ciento de Alessandri y el 27.8 por ciento de Rodomiro Tomic de la Democracia Cristiana.

Ante la falta de un ganador con mayoría absoluta, el Congreso debía por Ley elegir al nuevo presidente de la República. La Democracia Cristiana, que representaba el fiel de la balanza entre izquierda y derecha, optó por apoyar a Allende, quien el 24 de octubre fue electo presidente de Chile por los legisladores.

El país se encontraba profundamente dividido. Unidad Popular había prometido en la campaña reemplazar el sistema capitalista con una ?economía socialista?. Allende, quien asumió el poder el tres de noviembre, no consideró que su escaso margen de victoria fuera un obstáculo para aplicar su programa. Impulsó así la estatización de sectores clave de la economía, la nacionalización de las mineras de cobre, la realización de una reforma agraria, la congelación de los precios de productos básicos y el aumento por decreto gubernamental de los salarios de los trabajadores.

Para la estatización de los sectores estratégicos, los sindicatos de Unidad Popular empezaron a paralizar la producción de empresas, lo cual le permitía al Gobierno recurrir a un viejo decreto, de 1932, para intervenirlas con el fin de reanudar la producción. Una vez que el Gobierno tomaba control de las firmas, sin embargo, ya no las devolvía a sus dueños.

El 15 de julio de 1971 el Congreso aprobó por unanimidad la Ley de nacionalización de las empresas cupríferas. Los propietarios debían teóricamente ser compensados, pero en la práctica el Gobierno evitó la indemnización al descontar del valor de las empresas las ?utilidades excesivas? de los últimos años. En consecuencia, los dueños de mineras de Estados Unidos, como Anaconda y Kennecott, no recibieron compensación alguna. Esto ayudó a decidir al presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, que tenía que detener al Gobierno marxista en Chile.

Para acelerar la reforma agraria, empezada por el previo Gobierno democratacristiano de Eduardo Frei, Allende promovió la invasión de tierras por grupos de Unidad Popular. Los granjeros recurrieron a la autoridad, pero ésta se negó a desalojar a los invasores. Rolando Matus, dueño de una pequeña granja en el sur de Chile, fue acribillado a tiros por un grupo de invasores y se convirtió en un mártir para los granjeros del país, que empezaron a armarse para defenderse de las invasiones.

El Gobierno aumentó por decreto los sueldos de los trabajadores. Financió, además, nuevos programas sociales con un alza espectacular del gasto público sin respaldo en la recaudación. El déficit de presupuesto llegó al 25 por ciento del Producto Nacional Bruto.

En un principio hubo un fuerte aunque artificial crecimiento económico. Pronto, sin embargo, la producción se desplomó, tanto por el congelamiento de los precios como por las invasiones de tierras y tomas de empresas que provocaron un desplome de la inversión. El país registró una explosión inflacionaria. Los productos básicos empezaron a escasear y pronto surgió un generalizado mercado negro. Esto llevó a una oleada de protestas populares, especialmente de mujeres: los llamados ?cacerolazos?.

La violencia aumentaba. Edmundo Pérez Zujovic, un renombrado político de la Democracia Cristiana, fue asesinado por un grupo izquierdista llamado Vanguardia Organizada del Pueblo. Otras organizaciones de izquierda empezaron a tomar empresas y emisoras de radio críticas al Gobierno. La Policía, una vez más, se negaba a intervenir. Las manifestaciones tanto de izquierda como de derecha se volvieron cada vez más violentas.

En marzo de 1973 se llevaron a cabo elecciones parlamentarias. La Oposición, unida en la Confederación de la Democracia (Code) que incluía a la Democracia Cristiana, derrotó a Unidad Popular con 55 por ciento de los votos contra 43.3 por ciento. El nuevo Congreso empezó a revocar algunas de las reformas de Allende, pero el presidente vetó las iniciativas. La Contraloría General de la República determinó que el veto era ilegal. El conflicto entre Congreso y presidente se convirtió en una crisis constitucional.

El 11 de septiembre de 1973, hoy hace 33 años, se registró un levantamiento militar. Las tropas encabezadas por el general Augusto Pinochet actuaron con saña inaudita. Miles de chilenos fueron torturados y asesinados. Siguieron 18 años de dictadura. Habría que esperar al 11 de marzo de 1990 para que tomara posesión un nuevo presidente electo por el voto popular, el democratacristiano Patricio Aylwin. Lo apoyó esta vez el Partido Socialista, que había dejado atrás el radicalismo de Allende.

HACE CINCO AÑOS

Cinco años han transcurrido de los cruentos atentados contra las torres gemelas de Nueva York. Pero el riesgo de nuevos ataques no ha disminuido. La guerra de los radicales islámicos contra ?occidente? se presenta en Bali, Madrid, Londres y cualquier lugar del mundo. Con su invasión de Irak, el Gobierno de George W. Bush no sólo no resolvió el problema sino que lo agravó.

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