“La nueva interdependencia electrónica recrea el mundo en la forma de una
aldea global”.
Lloyd George
Todo parece indicar que el Senado le hará modificaciones a la iniciativa para una nueva legislación de radio, televisión y telecomunicaciones que sorprendentemente salió de la Cámara de Diputados con una aprobación unánime, incluyendo la del PRD. Habrá que ver las modificaciones de los senadores antes de juzgarlas, pero ojalá que en el afán de ser políticamente correctos no echen por tierra las partes positivas de la nueva legislación. Uno de los puntos cruciales de la iniciativa de los diputados es el que permitiría dejar atrás el actual régimen de concesiones de radio y televisión. Durante mucho tiempo las concesiones de medios electrónicos han sido otorgadas por el Ejecutivo de manera gratuita y discrecional. Esta práctica ha tenido consecuencias nocivas para nuestro país. Por una parte ha permitido la concentración de una enorme cantidad de concesiones de televisión en una sola empresa, la cual era favorecida abiertamente por el Gobierno, y por la otra se ha constituido en una fuente de favores de políticos a los concesionarios que tarde o temprano deben pagarse. Las concesiones tienen un valor y por lo tanto deben tener un precio. Lo que ha ocurrido hasta ahora es que muchos concesionarios, después de obtener de manera gratuita sus concesiones, simplemente las venden o alquilan a otros operadores. El régimen de renovación de concesiones ha sido también discrecional. Si los concesionarios querían mantener su negocio, debían quedar bien con el Gobierno en turno. No sorprende así que siempre hayan estado deseosos de cumplir con los deseos del presidente y del secretario de comunicaciones, a los que les tocaría renovar sus concesiones. La licitación de concesiones o de frecuencias electromagnéticas se utiliza con éxito en otros países y se ha empleado en México también para la asignación de espectro para la telefonía celular. De alguna manera se ha aplicado también en el mercado de la radio y la televisión, aunque de manera indirecta. Cuando alguna empresa compra o alquila concesiones, no está haciendo otra cosa que obtenerlas en un mercado abierto. Varios actuales concesionarios de radio han comprado así sus frecuencias y lo mismo hizo TV Azteca cuando adquirió las que tiene en televisión. Otras propuestas de nueva legislación que se han manejado en el Senado y en diversos foros siguen conservando la discrecionalidad en la asignación de concesiones. En algunas de las iniciativas se quitaría al Ejecutivo la facultad de dar concesiones para otorgarla al Legislativo, pero de nada sirve esto si se mantiene la actual discrecionalidad. Para asegurar la libertad de expresión es importante que las concesiones se otorguen de una manera abierta, transparente y competitiva. Y no hay otra forma de hacerlo que a través de una licitación pública. Otro elemento fundamental de la nueva legislación de radio, televisión y telecomunicaciones surgida de la Cámara de Diputados es la seguridad que da a los concesionarios sobre el futuro de sus inversiones y de sus emisoras de radio o televisión. En la actualidad las concesiones pueden ser revocadas a discreción por el Gobierno en turno. Esto hace que los concesionarios estén siempre sometidos a las presiones del Gobierno que puede en un momento dado optar por no renovar una concesión. La nueva legislación haría que las renovaciones fueran automáticas en tanto que los concesionarios cumplieran con la Ley. Se evitarían así los chantajes con los que hoy se busca empujar a las emisoras a respaldar las posiciones del Gobierno en turno. Hay otro punto importante que vale rescatar de la Ley y es la convergencia en el nuevo mundo de la comunicación. Cada vez tiene menos sentido hablar de televisión, radio y telecomunicaciones como mundos separados. La tecnología está reuniendo todas estas actividades. Hoy podemos recibir programas de radio y televisión por Internet y por teléfono celular. El acceso a Internet, por otra parte, se puede establecer por vía telefónica, a través del espectro radiomagnético o por cable coaxial. Pretender mantener separadas estas formas de comunicación es tan absurdo como creer que México se puede aislar de los avances de la tecnología. La aldea global ya está aquí y la iniciativa aprobada por los diputados reconoce esta realidad. No podemos ya tener una Ley en que el Gobierno quiera seguir siendo el gran rector de los medios electrónicos. Por el contrario, hay que abrir el sistema. Que cada emisor compita de la mejor manera posible y que el Estado simplemente establezca reglas generales y justas para todos. Así como no queremos un Gobierno que intervenga en los periódicos, tampoco podemos tener a un Estado que siga rigiendo sobre los medios electrónicos de comunicación.
COMPETENCIA
¿Cómo evitar la concentración de concesiones en un mercado libre? Muy sencillo. Para eso está la Comisión de Competencia. No se necesita que el Gobierno asigne concesiones de manera discrecional para evitar la concentración. La Comisión de Competencia debe simplemente impedir que una o unas cuantas empresas acumulen un número excesivo de concesiones.
Correo electrónico:
sergiosarmiento@todito.com