“No es darles más a los niños lo que los echa a perder:
es darles más para evitar
una confrontación”.
John Gray
¿Huelga nacional? Al final participaron alrededor de 22 mil personas en los paros que un grupo de sindicatos organizó el pasado viernes 28 de abril. Poco o nada si se compara con los 40 millones de mexicanos que tienen actividad económica en nuestro país. ¿Daños a la sociedad? Eso sí. Alrededor de cinco millones de personas resultaron afectadas tan sólo en el Distrito Federal por los 42 bloqueos de calles y avenidas que realizaron los grupos que buscan defender a Napoleón Gómez Urrutia.
Si estas organizaciones que respaldan al líder minero buscaban demostrar su fuerza a nivel nacional, ciertamente no lo consiguieron. Veintidós mil paristas no son prueba de influencia real de los sindicatos participantes en este movimiento en la población trabajadora del país. Las movilizaciones y los bloqueos del viernes pasado, sin embargo, sí demuestran lo fácil que es paralizar una ciudad cuando un número relativamente pequeño de activistas se dedica a realizar bloqueos de calles, avenidas y vías rápidas ante la complacencia y en algunos casos, la complicidad de las autoridades.
Los paros del viernes pasado demostraron otro hecho que los mexicanos no debemos perder de vista y es que, en muchas de las empresas que tienen monopolios o cuasimonopolios en México, el número de trabajadores rebasa con mucho las necesidades reales.
Los telefonistas sindicalizados, por ejemplo, realizaron un paro el viernes pasado, pero el servicio telefónico no se vio afectado. El Sindicato Mexicano de Electricistas también realizó un paro, pero el servicio de energía eléctrica en las áreas en que Luz y Fuerza del Centro tiene su monopolio no sufrieron apagones. La verdad es que cuando menos la mitad de los trabajadores de Teléfonos de México y de Luz y Fuerza del Centro podrían ser despedidos sin que en realidad se afectara el servicio. Estas empresas se pueden dar el lujo de tener más personal del que requieren debido a la dominancia o monopolio en sus mercados. Y los consumidores, en el caso de Telmex, y los contribuyentes, en el de Luz y Fuerza, pagamos el costo.
Estos sindicatos, que se han visto favorecidos por trabajar en sectores con dominancia o monopolios, están haciendo también sus apuestas políticas. La lucha que están llevando a cabo busca no solamente proteger a Gómez Urrutia y de esa manera defender los intereses de otros líderes que no desean perder, como su colega minero, el control sobre sus organizaciones.
Los bloqueos del viernes pasado, como las manifestaciones que se esperan en este primero de mayo, son una apuesta en contra del PAN y de su candidato Felipe Calderón. Después de la experiencia con Fox, los líderes de estos sindicatos piensan que les iría mejor con un Gobierno del PRD o del PRI.
Una gran pregunta que debe hacerse, sin embargo, es si los bloqueos del viernes pasado son la forma de conseguir apoyo a sus candidatos y de promover el rechazo al panista. La mayor parte de la gente ha reaccionado de forma negativa ante las tácticas de los sindicatos. La simpatía que pudieron haber logrado con la manipulación de las muertes de los mineros de Pasta de Conchos, o las de los trabajadores metalúrgicos de Sicartsa, se ha desvanecido. Los sindicatos han afectado directamente el tiempo y el ingreso de millones de personas.
Este primero de mayo celebramos el Día del Trabajo. Es una fecha en que recordamos lo mucho que los sindicatos han logrado en beneficio de los trabajadores en México y en otros países. La jornada de ocho horas, los reglamentos de salud, los planes de jubilación y la prohibición del trabajo infantil son algunas de las conquistas del último siglo. Pero con el tiempo los sindicatos se han convertido, como todos los monopolios, en organizaciones que sólo buscan mantener sus privilegios y los de sus líderes.
¿Cuál será el desenlace del enfrentamiento entre el Gobierno del presidente Fox y los sindicatos? Es difícil saberlo. Fox no ha sido precisamente un presidente de fuerza. Lejos están los tiempos de Carlos Salinas de Gortari quien, para liberarse de “La Quina” en el Sindicato Petrolero, simplemente lo mandó arrestar.
Este primero de mayo quedará nuevamente en claro que un grupo importante de sindicatos está confrontado con el Gobierno de Vicente Fox. Una vez más veremos manifestaciones y protestas contra la injerencia del Gobierno en la vida de los sindicatos. En buena medida esto es parte del juego por la sucesión presidencial. Pero el resultado de esta confrontación no puede ser bueno para la sociedad mexicana.
REGULAR MARCHAS
Marcelo Ebrard ha entendido el sentir de los capitalinos al señalar que, en caso de llegar a ser jefe de Gobierno del Distrito Federal, buscará regular las marchas. Si bien culpó al Gobierno Federal de las constantes manifestaciones que han afectado la ciudad, él mismo se da cuenta que la población está realmente exasperada. Hay ya una iniciativa del PAN en la Asamblea de Representantes para regular las marchas. Quien pueda prometer a los capitalinos que evitará los bloqueos que se han convertido en una parte cotidiana de su vida, obtendrá sin duda un gran apoyo de los electores.
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