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Jaque mate/Ley de libros

Sergio Sarmiento

“El camino a la ignorancia está empedrado de buenas ediciones”.

George Bernard Shaw

Todos los días recibo decenas y a veces cientos de correos electrónicos como reacción a mis artículos. Pero hace mucho tiempo que no había tenido una avalancha tan grande de correos, llamadas y observaciones personales como los generados por mi reciente artículo “Contra el libro” publicado el 23 de marzo. En éste cuestioné la aprobación por el Senado de la mal llamada Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, la cual, de ser ratificada por los diputados, establecerá un precio único para el libro en todo el país.

Como esperaba yo en el ambiente populista que se está generalizado en nuestro país, muchos han cuestionado los argumentos que he presentado en contra de la iniciativa. Entre ellos se cuenta León Achar, de Librerías Gandhi, quien me habló telefónicamente para hablarme de las “virtudes” de la Ley. Esta llamada es importante porque yo mantengo en mi artículo que la Ley es una respuesta a la eficiencia que ha mostrado Gandhi como punto de venta de libros.

Algunos afirmaron, bajo esta idea tan común en nuestro país que si alguien piensa distinto a mí es porque es ignorante o corrupto, que yo seguramente no tengo conocimiento del mercado del libro y debo por lo tanto ser expuesto a los sabios argumentos de quienes están a favor de la Ley. No sé si los 18 años que trabajé como editor de libros me den ese conocimiento, pero ciertamente sé cómo funciona la economía; y no queda duda que la nueva legislación elevará el precio de los libros y afectará negativamente la lectura.

Me sorprendió, sin embargo, el número y la calidad de los correos y observaciones personales que apoyaban los argumentos de mi artículo. Entre las expresiones que quiero agradecer están la del ex canciller Fernando Solana y la del ex gobernador del Banco de México Miguel Mancera. Pero muchas otras personas menos conocidas demostraron en sus correos un sólido conocimiento de las Leyes de la economía y la convicción de que la nueva Ley será un golpe para los lectores del país.

En un accidentado enlace telefónico Achar me dijo, fundamentalmente, que la Ley es positiva porque los descuentos que fueron la base del crecimiento de la Gandhi ya se han generalizado. La nueva Ley evitará que haya guerras de descuentos entre los libreros, me dijo, y por lo tanto es buena.

¿Buena para quién? Para los libreros y los editores, que podrán tener mayores márgenes de ganancias, claro está. Esos descuentos que ayudaron a la Gandhi a convertirse en la mejor librería del país, se han efectivamente generalizado. Hoy los buscan y obtienen no sólo otras librerías, sino también otros puntos de venta como los Sanborn’s o los supermercados.

Pero esas guerras son precisamente el instrumento que tiene el mercado para reducir precios. El precio único beneficiará, por supuesto, a la Gandhi, que es una librería muy eficiente y que podrá ofrecer los libros al mismo precio que la librería menos eficiente del país; obtendrá así un margen muy superior de ganancia. ¿A costa de quién? Del comprador de libros, por supuesto.

Varios de los correos argumentan que el verdadero objetivo de la Ley no es atacar a la Gandhi sino proteger a las librerías de los Sanborn’s o de los supermercados y en especial -¡horror de los horrores!- de Wal-Mart.

Pero el resultado es el mismo. Al obligar a todos los puntos de venta a ofrecer los libros al precio del más ineficiente, los precios de los libros subirán y la lectura disminuirá. Por otra parte, pretender negar el acceso a libros baratos a los compradores de supermercados es precisamente el tipo de políticas elitistas que ha hecho que muy poca gente lea en México.

Uno de los argumentos de varios de los correos electrónicos plantea que el libro no es una mercancía sino un producto cultural que debe tener un trato distinto. Podrá ser lo que sea, pero como los discos de música, los DVDs de películas o cualquier otro producto cultural, los libros reflejan las realidades del mercado. Y encarecer artificialmente su precio es la peor medida que puede uno tomar para promoverlos a ellos y a la lectura.

No me sorprende que en el ambiente populista que hoy prevalece en el país los senadores hayan aprobado por unanimidad un engendro como la supuesta Ley de Fomento para la Lectura y el Libro. Lo más probable es que los diputados, que han demostrado un menor conocimiento de cómo funciona la economía que los senadores, la avalen también. Pero cuando menos que sean honestos y que le cambien el título por el de Ley para Encarecer Artificialmente los Libros y Desalentar la Lectura.

COMPETENCIA

EN LA BANCA

El gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, señaló en la convención bancaria de la semana pasada que las altas comisiones y márgenes financieros de la banca indican falta de competencia. Y tiene razón. Los usuarios de la banca en México estamos pagando más que los de otros países por los mismos servicios. En algunos casos es sólo cuestión de tiempo para que la competencia baje los precios. En otros, sin embargo, la legislación mexicana sigue siendo inadecuada. Hay que revisarla en detalle para ver qué ajustes adicionales deben hacerse.

Correo electrónico:

sarmiento.jaquemate@gmail.-com

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