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Jaque Mate| Lógica del terror

Sergio Sarmiento

?Ser temido equivale a temer. Nadie ha podido generar terror en los demás y conservar la paz interior?. Séneca

Las bombas sólo pretendían enviar un mensaje. No querían provocar muertos o heridos. Si lo hubieran querido, no habrían estallado a media noche sino al mediodía, cuando los lugares atacados estuvieran llenos de gente; los responsables, por otra parte, no habrían llamado a la Policía para advertir de las explosiones. Y, sin embargo, el mensaje de los terroristas fue claro y contundente.

Estallaron artefactos en el edificio del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en la sede nacional del PRI y en una sucursal de Scotiabank. El grupo que realizó los atentados evidentemente está en desacuerdo con los resultados de las elecciones del dos de julio, con la resistencia a renunciar del gobernador priista de Oaxaca, Ulises Ruiz, y con la inversión extranjera en la banca nacional o simplemente con la economía de libre mercado.

Dos bombas más no estallaron, pero sirvieron también para recalcar el mensaje. Una se encontraba en una sucursal bancaria, también de Scotiabank, una institución canadiense, y la otra en la Casa del Policía. Nuevamente hay en estas dos bombas un mensaje anticapitalista y una protesta por los actos de autoridad policial. Debemos suponer que es producto de la entrada de la Policía Federal Preventiva a Oaxaca.

Tanto la APPO como el PRD negaron ayer cualquier responsabilidad en el estallido de estas bombas. Flavio Sosa, vocero de la APPO, afirmó que la suya es una agrupación pacífica. José Agustín Ortiz Pinchetti, el nuevo secretario de relaciones políticas del ?gabinete legítimo? de Andrés Manuel López Obrador, dijo: ?Rechazamos cualquier forma de violencia... No hemos roto un vidrio?. Pero Ortiz Pinchetti añadió que ?si los índices de represión aumentan,... un sector extremo de la población con la que no comulgamos? puede recurrir a estas acciones?.

La verdad es que ni la APPO ni el PRD pueden favorecerse de estos atentados. Por el contrario, estos actos promueven la idea, cada vez más común entre la gente, de que las organizaciones de izquierda en nuestro país son radicales y violentas. Esto les hace daño en sus esfuerzos por presentarse como organizaciones pacíficas y democráticas. El esfuerzo de años del PRD por colocarse en la mente de los mexicanos como un partido democrático y respetuoso de las instituciones se ha desplomado en los últimos meses. Y las bombas no ayudarán a revertir esta imagen.

Lo más probable es que estas bombas hayan sido colocadas por grupos que simpatizan con las causas del PRD y de la APPO, lo cual explicaría por qué los mensajes son similares a los que los perredistas y appistas presentan en sus discursos, pero que son más radicales en los métodos que cualquiera de estas dos organizaciones.

Sin embargo, los mexicanos no podemos simplemente menospreciar la relevancia de estos bombazos, como lo hicieron ayer varios políticos. Es verdad que no hubo víctimas fatales en los ataques, pero en buena medida esto fue cosa de suerte. Cualquier transeúnte o guardia podría haber fallecido en caso de encontrarse lo suficientemente cerca. Las detonaciones fueron de una potencia suficiente para no sólo causar destrozos en los lugares afectados sino para romper vidrios y causar daños en las casas vecinas. No se trataba de explosivos de juguete.

La Procuraduría General de la República ha anunciado que atraerá las investigaciones sobre el caso. Es lógico que lo haga. Estas explosiones no constituyen un delito del fuero común. Representan un reto contra el Estado mexicano y así deben ser tratadas.

Debemos entender, por otra parte, que nos encontramos en un fin de sexenio y es usual que en estos momentos los grupos de poder traten de probar el temple del régimen. Las explosiones no sólo están dirigidas contra el presidente Fox sino también contra el Gobierno que Felipe Calderón empieza a bosquejar. Estas acciones, de hecho, son más un mensaje al nuevo Gobierno que al saliente. Buscan debilitar la voluntad del presidente que va a entrar en funciones y hacerlo retroceder. En particular pretenden debilitar la voluntad del presidente electo de cumplir con su promesa de realmente aplicar el Estado de Derecho desde la Presidencia, lo cual afectaría los intereses de muchos grupos de poder.

Por eso se están multiplicando los mensajes al presidente electo. Ahí están las bombas, pero también las protestas en Oaxaca, los plantones frente a las oficinas de Calderón -como la que ayer encabezó el perredista Gerardo Fernández Noroña- y los constantes bloqueos de calles y carreteras en el país. El mensaje es: o Calderón se rinde a las demandas de estos grupos o no podrá gobernar.

Una amenaza implícita es que la próxima vez que estalle una bomba ya no se tomarán medidas para resguardar la vida humana. Ésa es la lógica del terrorismo en el mundo entero. Ésa será la lógica en nuestro país.

BOLSA AL ALZA

Los inversionistas no prestaron ninguna atención a las bombas. El índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores saltó ayer 563.20 unidades, o 2.43 por ciento, para alcanzar un nuevo récord de 23,707.03 puntos. Es verdad que todos los mercados del continente americano tuvieron alzas sustanciales, pero con los bombazos hubiera sido lógico que los inversionistas mostraran cierta prudencia con las acciones mexicanas. Todo lo contrario. La Bolsa Mexicana subió más que Wall Street, Nasdaq, Sao Paulo, Buenos Aires o Santiago.

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