?A menos de que las dos partes ganen, no hay acuerdo permanente?. Jimmy Carter
Algo importante está ocurriendo en el Congreso de la Unión, y es un fenómeno al que hasta ahora no se le ha prestado la suficiente atención. Los legisladores de todos los partidos políticos, incluido el PRD, están logrando acuerdos y votando de manera conjunta y constructiva.
El ?al diablo con las instituciones? parece haber quedado atrás. Los legisladores del PRD se han olvidado de las promesas de Andrés Manuel López Obrador, y de otros radicales dentro del partido, de que no dejarían gobernar al pelele, al presidente Felipe Calderón. Han prevalecido, en cambio, las cabezas frías y las ideas claras.
El cambio de actitud quedó de manifiesto desde octubre, cuando el Senado aprobó, con apoyo de los perredistas, a los seis nuevos magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Tanto López Obrador como otros radicales en el PRD expresaron su oposición a que se aprobaran estos nombramientos. Si el PRD votaba a favor de cualquier candidato de los propuestos por la Suprema Corte de Justicia, sería tanto como darle credibilidad a un sistema electoral espurio. Pero los senadores del PRD votaron de cualquier manera para nombrar a los magistrados.
Poco más adelante vimos la designación, también por el Senado, del nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia, José Fernando Franco González Salas. Noventa y cuatro senadores de todos los partidos, incluido el PRD, votaron por él. Pero será más difícil cuestionar la legitimidad de la Suprema Corte en el futuro si el PRD ha votado por el nombramiento de los ministros.
La Ley de Ingresos, aprobada ya por la Cámara de Diputados y que está siendo discutida en el Senado, fue también votada por legisladores de todos los partidos, incluido el PRD. Es verdad que hubo discusiones en torno a algunas medidas, y en particular al impuesto especial a los refrescos, pero lo interesante es que se haya logrado un acuerdo tan generalizado en un tema tan controvertido como el presupuesto.
Estos votos son importantes. A veces prestamos demasiada atención a los actos sensacionalistas, a los candidatos que gritan ?Al diablo con las instituciones? en las reuniones políticas y a los diputados que se pegan de golpes y bloquean entradas con curules, pero no nos fijamos en el trabajo callado y concreto que realizan los políticos.
Uno puede estar de acuerdo o en desacuerdo con las decisiones que se han tomado. Este presupuesto inercial que se ha estado negociando en el Congreso, por ejemplo, tiene muchos elementos negativos. No deja de ser un intento de preservar con parches de todo tipo un sistema que hace mucho no funciona.
Pero hay razón para sentirse optimista ante el hecho de que las cámaras están cumpliendo razonablemente con su función. En las comisiones y en el pleno se han hecho observaciones, algunas más sensatas y otras menos, al paquete económico presentado por la Secretaría de Hacienda. Pero, además, ha habido la responsabilidad de negociar esos cambios con los funcionarios de Hacienda para asegurar que, al tratar de arreglar un problema, no se generen otros más graves.
No tendríamos que sorprendernos tanto de que las cosas estén marchando bien. Finalmente, para eso están los políticos y las cámaras: para dialogar y lograr acuerdos. Pero si recordamos los acontecimientos políticos de los últimos meses, con todos los conflictos y los golpes, no podemos menos de admirarnos de ver que los legisladores de todos los partidos están logrando acuerdos y sacando las iniciativas adelante.
Hasta ahora estos acuerdos han sido sobre temas relativamente menores: incluso los 30 mil millones de pesos de ajustes en el presupuesto son apenas un poco más del uno por ciento de los 2.2 billones de pesos de total de gastos. Sin embargo, el año que viene tendremos la prueba de fuego. Todos los legisladores están conscientes de que el país necesita reformas, pero no hay acuerdos sobre su naturaleza. Tenemos una ventana relativamente pequeña para negociar y acordar estas reformas. Conforme se acerque la elección federal de 2009, se hará más difícil llegar a consensos. Cada partido y cada político estarán esforzándose por distinguirse ante las cámaras y resultará más fácil gritar ?Al diablo? que sentarse a negociar de buena fe.
Esperemos que esta luna de miel se mantenga por lo menos todo el año que viene. Si es así, podríamos ver cuando menos unas cuantas reformas importantes, y ello podría transformar al país.
La actual colaboración de los legisladores de distintos partidos, incluido el PRD, sugiere que en el conflicto previo a la toma de posesión estuvieron recibiendo órdenes de mostrarse intransigentes... o que esas largas noches en que tantos, y todos juntos, durmieron en el salón de plenos de la Cámara hicieron finalmente su milagro.
RESCATE DE IRAK
La guerra en Irak le ha costado al erario de Estados Unidos 350 mil millones de dólares. Decenas de miles han muerto en combate o en atentados. Y todo el esfuerzo ha sido en vano. Una vez más los estadounidenses demostraron lo fácil que es derrocar a un dictador, por lo menos para la principal potencia militar del mundo, pero lo difícil que es construir un Gobierno estable que lo reemplace. Tarde o temprano las tropas estadounidenses tendrán que retirarse de Irak y dejarán atrás a un país dividido y enfrascado en una guerra civil entre kurdos, shiitas y sunnitas. El rescate de Irak sólo llevó a la destrucción del país.