?No hay ser humano más miserable que aquel que vive en la indecisión?. William James
Al final, Enrique Rueda Pacheco parece haber sido rebasado por los radicales dentro de su propio movimiento. El líder de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación anunció el jueves pasado, el 19 de octubre, que antes de concluir este mes los maestros de Oaxaca regresarían a las aulas. En la consulta que se llevó a cabo entre los maestros de todo el estado la semana pasada consiguió, de hecho, una aparente victoria. Pero en la turbulenta asamblea de 725 delegados que la Sección 22 llevó a cabo entre el sábado y la mañana del domingo, 21 al 22 de octubre, en el Hotel del Magisterio en Oaxaca, no logró el acuerdo que buscaba. La asamblea decidió así realizar una nueva consulta y programó una nueva asamblea para el próximo jueves 26 de octubre.
Una vez más la esperanza de lograr una solución pacífica en el conflicto de Oaxaca se ha desvanecido. Han transcurrido ya cinco meses desde la toma de la ciudad. Y han pasado tres semanas desde que, el nueve de octubre, el secretario de Gobernación, Carlos Abascal, anunció que se había logrado un acuerdo que llevaría a la liberación de las calles y al regreso a clases. Pero la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca ha mantenido sus barricadas en las calles, en tanto que las posibilidades de que los maestros regresen a clases en las próximas semanas se vuelven cada vez más pequeñas.
En la madrugada de ayer domingo 22 de octubre se dio a conocer en la asamblea del Hotel del Magisterio el resultado de la consulta que se había llevado a cabo de manera previa entre los maestros del estado. De un total de 70 mil maestros, según los delegados, 25,692 votaron por el regreso a clases, mientras que 17,483 lo hicieron en contra. Esto pareció darle el triunfo a la posición del líder Enrique Rueda Pacheco.
Los opositores, sin embargo, apuntaron que 12,179 maestros habían votado por seguir ?de frente? con la lucha hasta la caída del gobernador Ulises Ruiz. Si bien esta opción, que elevaba el número de rechazos al retorno a clases por arriba de los votos a favor, no estaba incluida entre las posibilidades de respuesta en las boletas, los opositores a Rueda presionaron al líder hasta que éste se vio obligado a declarar nula la votación y programar una nueva.
La asamblea se llevó a cabo en medio de gritos e insultos de los grupos más radicales que acusaban a Rueda de haberse vendido. El edificio fue rodeado, además, por activistas de la APPO que insultaban a Rueda y amenazaban con secuestrar a los 725 delegados en caso de que votaran por el retorno a clases. Los activistas de la APPO amenazaron, además, a los delegados de la zona del istmo, ya que fueron los que votaron mayoritariamente a favor del retorno a clases. Por otra parte, los votos de unos 12 mil maestros no quedaron registrados en los resultados de la consulta, al parecer por no haber participado en la consulta.
El corolario de esta difícil asamblea es que la parálisis se ha hecho presente una vez más en el conflicto de Oaxaca. El Senado se ha negado a declarar la desaparición de poderes en el estado. El gobernador Ruiz ha rechazado renunciar voluntariamente. Las promesas del nueve de octubre de los líderes de la APPO, Flavio Sosa, y de la Sección 22, Enrique Rueda, de liberar Oaxaca y regresar a clases no se han cumplido. Los grupos radicales, de hecho, han rebasado a sus propios dirigentes.
El presidente de la república, Vicente Fox, ha prometido resolver el conflicto de Oaxaca antes de entregarle la banda presidencial a Felipe Calderón el próximo primero de diciembre. Pero ya las posibilidades de que esto pueda ocurrir son muy escasas.
No hay forma legal de obligar al gobernador a renunciar. Cualquier tipo de acción en su contra, como lo han señalado varios senadores que votaron en contra de la declaración de desaparición de poderes, llevaría a una controversia constitucional que tardaría meses en resolverse y que seguramente ganaría el gobernador. El uso de la fuerza pública sería hoy varias veces más difícil y violento que hace cinco meses y podría llevar a una guerra de guerrillas por parte de los radicales. El gobernador quiere que la fuerza pública la emplee la Federación, pero advierte que debe utilizarse ?sin represión?. La opción de dejar las cosas como están, y abandonar a los habitantes de la ciudad de Oaxaca a su suerte durante meses o años, resulta éticamente inaceptable.
Las cosas han ido demasiado lejos. A Oaxaca se la ha abandonado ya durante demasiado tiempo. Las soluciones que pudieron ser fáciles en un principio se vuelven hoy extremadamente complicadas. Un Estado que ha cultivado la debilidad como forma de tolerancia se da cuenta de que ha permitido que se convierta en fuente de intransigencia.
ENCUESTA
Una encuesta de Ulises Beltrán (BGC) señala que el 55 por ciento de los oaxaqueños está en desacuerdo parcial o totalmente con el Gobierno de Ulises Ruiz en Oaxaca. El 51 por ciento de la población, sin embargo, no justifica la actitud de los maestros de la Sección 22 y de la APPO. Los oaxaqueños quieren una solución, pero curiosamente el 56 por ciento está en desacuerdo con una intervención de la Fuerza pública federal. Y si bien el 50 por ciento dice que el gobernador Ruiz debe renunciar, si hoy hubiera elecciones el PRI ganaría nuevamente con el 36 por ciento de los votos, contra el 34 por ciento del PRD y el 28 por ciento del PAN.