“El poder es el único
placer de tiempo completo;
los demás viven por
momentos o de noche”.
Earl Shorris
Son tiempos políticos y los líderes sindicales están buscando ventajas. Francisco Hernández Juárez, quien con su Unión Nacional de Trabajadores (Unete) cada vez logra mayor relevancia, está aprovechando las divisiones internas de los sindicatos y del PRI para atraer aliados. El objetivo ahora es el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, agobiado por una disputa interna y por la muerte de 65 mineros en la mina de Pasta de Conchos en San Juan de Sabinas, Coahuila. Una veintena de sindicatos, la mayoría de la Unete pero algunos también del Congreso del Trabajo del PRI, anunciaron ayer que están retirando su reconocimiento a Francisco Xavier Salazar como interlocutor válido del Gobierno y anunciaron una manifestación para hoy con el fin de anunciar su repudio a la injerencia del secretario en la vida interna de los sindicatos. ¿Cuál fue la intervención indebida de Salazar en la vida interna de un sindicato? El 17 de febrero, dos días antes de la explosión en la mina de Pasta de Conchos, la Secretaría del Trabajo “tomó nota” de que unos representantes del consejo de vigilancia del Sindicato de Mineros le hicieron llegar documentos que señalaban que el secretario general Napoleón Gómez Urrutia había sido reemplazado por Elías Morales Hernández. Este último había sido expulsado del sindicato hace años por el grupo de Gómez Urrutia. Según Gómez Urrutia la Secretaría del Trabajo se apresuró a entregar una “toma de nota” del cambio sin considerar la legitimidad de los documentos entregados. Pero él, dice, fue electo en una convención general y sólo puede ser destituido por otra. La Secretaría del Trabajo argumenta que ni reconoce ni desconoce a los líderes sindicales, sino que simplemente toma nota de las modificaciones que los sindicatos realizan en sus estructuras de mando en caso de que estén apegadas a sus propios estatutos. En el caso del Sindicato Minero, el secretario del trabajo afirma que la comisión de vigilancia tiene la facultad de reemplazar al secretario general y nombrar a un interino, por lo que la Secretaría no podía dejar de tomar nota del cambio. La disputa entre los líderes mineros tiene su origen en la entrega por el Grupo México de Jorge Larrea de 55 millones de dólares al sindicato. Cuando se privatizaron la Compañía Mexicana de Cananea y Mexicana de Cobre en 1989 y 1990 se estableció que el Grupo México debía pagar un cinco por ciento al sindicato a cambio de que éste no se opusiera a la transacción. El monto inicial del pago era de 19.5 millones de dólares, pero Grupo México se negó a cubrirlo. Finalmente los tribunales lo obligaron a hacer un pago que, actualizado y con penalidades, se convirtió en 55 millones de dólares. Los líderes que le han tratado de arrebatar el control del sindicato a Gómez Urrutia consideran que no ha sido transparente la distribución de este dinero a los mineros. El grupo de Gómez Urrutia afirma que está dispuesto a que se realice una auditoría sobre el manejo de esos fondos. Más allá de las circunstancias jurídicas, lo importante para Hernández Juárez es que esta disputa abre una oportunidad para arrancarle otro sindicato al Congreso del Trabajo, tradicionalmente dominado por el PRI. Ya en los últimos años el Sindicato de Trabajadores del Seguro Social, encabezado por Roberto Vega Galina, se alejó del Congreso del Trabajo y del PRI y se acercó a Hernández Juárez y al PRD por la disputa sobre las pensiones de los trabajadores del IMSS. El Sindicato Minero puede ser hoy una gran conquista para la Unete. Las divisiones internas del PRI y del Congreso del Trabajo han ido facilitando la labor de Hernández Juárez. Por lo pronto sus posiciones y las de la Unete son consistentemente más radicales que las de los sindicatos controlados por el PRI. Esto le permite ganar terreno poco a poco, especialmente cuando hay conflictos. Hernández Juárez midió bien las fuerzas de los grupos que se disputan el control del Sindicato Minero. Entendió que, a pesar de que pueda haber un punto de legalidad en la posición de los opositores a Gómez Urrutia, éste sigue teniendo el control del sindicato. Difícilmente el hijo de Napoleón Gómez Sada podrá ser excluido del sindicato que heredó de su padre. El problema para Hernández Juárez es que le está apostando a un líder que está siendo investigado por presunto fraude. Y aunque nadie debe ser considerado culpable mientras no sea juzgado, el líder de la Unete debe tener cuidado de que su nuevo aliado no le resulte después un lastre político.
SEGURIDAD EN LA MINA
Me escribe Jorge Gutiérrez Vera, ex director general de Luz y Fuerza del Centro, para señalar que la violación a las cláusulas de seguridad de un contrato colectivo de trabajo es justificante para una huelga. En la mina de Pasta de Conchos, pregunta: “Si existieron durante años violaciones sistemáticas al contrato colectivo de trabajo por falta de proveer a los trabajadores de equipo de seguridad, ¿por qué no hubo un emplazamiento formal a huelga?” O las irregularidades no existieron o, si las hubo, el sindicato fue cómplice. Correo electrónico:
sergiosarmiento@todito.com