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Jaque mate/Segundo debate

Sergio Sarmiento

“La Presidencia es hoy una cruza entre un concurso de popularidad y un debate

de secundaria, con una

enciclopedia de lugares

comunes como primer

premio”.

Saul Bellow

Hoy se llevará a cabo el segundo debate entre los candidatos a la Presidencia de la República. En esta ocasión sí participará Andrés Manuel López Obrador, quien, como los demás aspirantes, se da cuenta de que esta noche se puede definir la competencia.

El segundo debate se registra en un momento en que las encuestas de opinión muestran una contienda sumamente cerrada. Unos cuantos puntos porcentuales de cambio en el respaldo de cualquiera de los tres principales candidatos podría modificar el resultado de la elección. Y la experiencia en otros países, así como en el nuestro, nos dice que los debates son los actos de campaña que por sí solos pueden cambiar de manera más significativa el rumbo de una elección.

¿Quién será el ganador? Esto no lo sabremos de inmediato. Es cierto que la misma noche del debate se realizarán varias encuestas telefónicas, pero sabemos que estos ejercicios benefician a los candidatos del PAN debido a que las clases más pobres, cuyo voto favorece al PRI y al PRD, no suelen tener línea telefónica en casa. Habrá que esperar a los próximos días, cuando las encuestas de campo nos digan quién ha avanzado y quién ha perdido terreno, para levantar la mano de alguno. Después de todo, el ganador del debate no es el que sea señalado como triunfador por los especialistas, sino el que logre ganar más terreno en el camino a la elección.

El rígido formato sigue siendo un obstáculo para el logro de un intercambio abierto de ideas. Más que un debate, de hecho, lo que veremos hoy en la noche es una serie de discursos breves seguidos de réplicas y contrarréplicas. La principal preocupación de los organizadores ha sido mantener una equidad de tiempos en vez de privilegiar el desarrollo de las ideas. La participación de cinco contendientes en apenas dos horas de discusión es igualmente nociva para el debate. Pero de nada sirve quejarse: ésas son las reglas del juego, las cuales han sido establecidas por los propios jugadores.

Felipe Calderón fue sin duda el ganador del primer debate. Esto lo sabemos no sólo por los sondeos telefónicos de la noche del 25 de abril, que le dieron previsiblemente el triunfo, sino por las encuestas de campo que se llevaron a cabo en los días siguientes y que mostraron que el panista, que venía de atrás, rebasó finalmente a López Obrador.

El gran perdedor de ese primer encuentro fue Andrés Manuel, quien al abstenerse de participar dejó el camino abierto a su rival más cercano. Los sondeos telefónicos del 25 de abril colocaron también como perdedor a Roberto Madrazo, pero la verdad es que en las encuestas de campo de los días subsecuentes el resultado fue distinto: el priista no sólo no cayó sino que empezó a fortalecerse, por lo menos según algunos estudios.

El otro gran perdedor del primer debate fue Roberto Campa. Su agresividad contra Madrazo y su gesto adusto no sólo no le consiguieron apoyo de los votantes sino que le costaron caro. En las encuestas de campo que se han dado a conocer desde entonces, el candidato de Nueva Alianza se ha estancado con un apoyo de menos del uno por ciento de los votantes, en tanto que su rival, Patricia Mercado, se ha consolidado como la candidata que realmente puede obtener el registro para su partido, Alternativa.

Los candidatos tienen hoy una nueva oportunidad, la cual se registra en un momento en que todavía hay tiempo para cambiar el resultado final. En el caso de López Obrador, su simple presencia en el debate es un avance: ya no estará representado por una silla vacía. Madrazo, por otra parte, tiene oportunidad de consolidar su aparente avance de las últimas semanas en un momento en que todavía hay tiempo de remontar su consistente tercer lugar.

Para Calderón el debate es crucial. Él fue el triunfador del 25 de abril, pero sólo porque no tuvo enfrente a López Obrador. Hoy las cosas serán más difíciles y tendrá que aguantar más críticas. Andrés Manuel ha dicho que se dedicará a ofrecer propuestas constructivas y no a realizar ataques personales. Su coordinador de campaña, Jesús Ortega, ha añadido que el candidato de la alianza Por el Bien de Todos no buscará rebajar el debate a un espectáculo como un table dance.

De hecho, todos los candidatos afirman que su intención es ofrecer propuestas y no convertir el debate en un pleito de lavadero. Pero la experiencia nos demuestra que, si bien es malo dedicarse exclusivamente a atacar, como lo hizo Campa el 25 de abril, tampoco se puede obtener el triunfo con una simple enumeración de propuestas positivas.

BORREGO

El PRI vive “secuestrado por la intolerancia y complicidades en donde estorbo”. Éstas fueron las palabras de Genaro Borrego al renunciar ayer al PRI. Cada vez que un militante de esta categoría deja el partido, los que detentan el control dicen que no importa. Pero quien conozca a Borrego y esté consciente de su larga y limpia trayectoria -diputado, gobernador, secretario general del IMSS, presidente del partido, senador-entenderá que, aunque quizá no en cantidad, el PRI está perdiendo en calidad.

Correo electrónico:

sarmiento.jaquemate@gmail.com

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