“Si ganar no lo es todo, ¿para qué apuntan las anotaciones?”
Vince Lombardi
Hoy cambia el foco del interés nacional. La política dejará de ocupar el lugar protagónico que ha tenido en la imaginación colectiva en los últimos meses y será reemplazada por el futbol. Hoy empieza la Copa del Mundo.
Una encuesta realizada por la empresa Gaussc nos dice que la mitad de los mexicanos reconoce que le prestará más atención al Mundial que a las campañas electorales. Sólo un 34 por ciento afirma que se interesará más en el proceso electoral que en los juegos del futbol. Pero hay que ver con escepticismo incluso este porcentaje. Esta última respuesta parece reflejar más bien una buena intención: como la de aquellos que dicen que quieren ver programas culturales en la televisión, sólo para sintonizar Big Brother cuando tienen el control remoto en sus manos.
La atención de los mexicanos a la Copa del Mundo dependerá, sin embargo, del éxito de la Selección. México no es una potencia en el futbol. Es verdad que la FIFA nos coloca en este momento en el cuarto lugar del mundo, pero esto es producto de que nuestro país se encuentra en una zona muy débil, lo cual nos permite acumular puntos contra equipos débiles que otras escuadras más sólidas no alcanzan por estar rodeados de rivales fuertes. Nuestra Selección está mejor ubicada en la clasificación de la FIFA, de hecho, que las de España, Francia, Argentina, Inglaterra, Italia y Alemania, por mencionar unas cuantas, aunque bien sabemos que en juegos contra estas escuadras no seríamos favoritos.
Los apostadores, que al contrario de los funcionarios de la FIFA, sí ponen dinero donde ponen la palabra, colocan a México en el lugar número 12 entre los favoritos para ganar la Copa del Mundo. Estamos así atrás de muchos equipos que se encuentran por debajo de nosotros en la clasificación de la FIFA. Ésa es quizá una apreciación realista del verdadero valor de nuestro equipo: no podemos competir realmente con los mejores del mundo, pero sí estamos muy arriba de los peores.
Las derrotas que la Selección Nacional sufrió en sus juegos preparatorios contra Francia (0-1) y los Países Bajos (Holanda, 1-2) hicieron que los mexicanos pusiéramos los pies sobre la tierra después de meses en que los medios de comunicación y los patrocinadores de la Selección y de los programas deportivos nos generaron ilusiones excesivas con el fin de construir un mayor interés en la Copa.
Apenas el 20 de abril, el 56 por ciento de los mexicanos declaraba en la encuesta de Gaussc que pensaba que el equipo mexicano podría llegar a semifinales, lo cual nos colocaría entre los cuatros mejores. Para el primero de junio, empero, esta cifra había bajado ya a 41 por ciento. Y qué bueno que las expectativas se hagan más moderadas: de lo contrario, la frustración por una eliminación temprana, como tantas que hemos sufrido a lo largo de la historia, podría ser enorme.
Lo más lógico es que el equipo nacional se califique en primero o segundo lugar del grupo D, que incluye a Irán, Angola y Portugal. El nuestro es al parecer el grupo más débil de todos los de este torneo. Si se cumple el pronóstico llegaríamos a la fase dos, a los octavos de final, para jugar un cuarto partido, cosa que hemos logrado ya en varias Copas del Mundo. Nunca, sin embargo, nuestra Selección ha logrado alcanzar el quinto juego en un Mundial.
Llegar a los octavos de final podría ser aceptable para los mexicanos, especialmente si el cuarto partido se pierde con dignidad. No olvidemos que el excelente desempeño de México en la primera fase de la Copa del Mundo de 2002 se vio empañado por la derrota a manos de Estados Unidos en el cuarto juego.
Si somos sensatos tendremos que reconocer que lo más probable es que nuestra selección sólo llegue hasta ese cuarto partido. En los octavos de final probablemente nos enfrentaríamos al ganador o al segundo lugar del grupo más fuerte del torneo, el C, que incluye a Argentina y a los Países Bajos. Incluso el tercer equipo de ese grupo, Serbia Montenegro, es seguramente superior al nuestro. Ante tales rivales, la posibilidad de pasar a cuartos de final, por no hablar de semifinales, es remota.
Esto significa que lo más probable es que para el dos de julio, cuando llegue el momento del voto, el equipo mexicano ya estará eliminado. De hecho, tenemos suerte que en ese domingo no habrá juegos de ningún tipo. El futbol no será excusa para no acudir a votar.
Claro que la actitud de los electores puede ser muy distinta. Ante la importancia que millones de mexicanos le dan al futbol, no será lo mismo llegar a los comicios satisfechos con el desempeño de la selección, que molestos por un nuevo fracaso de los ratoncitos verdes.
CAMBIO DE TENDENCIA
En el último mes la Bolsa Mexicana de Valores ha perdido casi todo el terreno que ganó de enero a principios de mayo. El mercado mexicano no ha estado solo sino que también se han desplomado las principales bolsas de países emergentes. No parece ser un simple ajuste sino un cambio de tendencia. Muchas de las crisis económicas de los países en desarrollo han sido precedidas por alzas en las tasas de interés en Estados Unidos, como las que hoy estamos viendo.
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