Nueva York.- A sus 15 años, el joven peruano Emilio Córdoba tiene sus metas claras: convertirse antes de su próximo cumpleaños en gran maestro de ajedrez, deporte que se ha convertido en su pasión.
Córdoba es líder mundial en la categoría Sub-14 y posee una norma de gran maestro internacional, que obtuvo en marzo de este año, cuando quedó empatado en el primer lugar en una competición disputada en Chile.
También consiguió empatar en una competencia individual contra el programa ruso de ajedrez Rybka.
Ahora le restan dos normas para su sueño de ser gran maestro, el máximo título de este "deporte ciencia" que le enseñó su padre a los ocho años.
"Vivo en Lima y ahí no se practica béisbol ni fútbol americano, así que, más que todo, aprender a jugarlo (el ajedrez) fue curiosidad, porque mi papá me dijo que era un deporte, y un deporte que tenga piezas es bastante raro ¿no?", comentó a Efe Córdoba, quien ya a los nueve años competía.
"Así es que poco a poco aprendí por curiosidad y me fue gustando cada vez más, sobre todo por el incentivo que me daba", señaló el adolescente, que tiene ocho hermanos y desde 2001 ha participado en cinco Panamericanos, de los que ha ganado tres, empatado otro en el primer lugar y logrado una tercera posición.
Al principio, recordó, el ajedrez era sólo un pasatiempo, pero rápidamente se convirtió en el motor que mueve su vida a tal punto que le dedica hasta ocho horas diarias y acude a la escuela sólo los primeros tres meses del curso.
"Recibo un estudio diferente, con maestros particulares. El resto del año voy esporádicamente a la escuela, cuando estoy en Perú", señaló Córdoba, el ajedrecista internacional más joven de su país y uno de los tres más jóvenes en América.
Córdoba estuvo de paso en Nueva York, tras participar en un torneo abierto mundial en Filadelfia con grandes maestros y maestros internacionales, donde logró el tercer lugar; y en otro en el Club de Ajedrez Marshall de la Gran Manzana, en el que finalizó segundo.
Pese a sus triunfos a tan corta edad, asegura que es un joven como cualquier otro, que disfruta, cuando puede, de montar en bicicleta con sus hermanos o ir al cine y conversar con sus amigos.
Dice, además, que cuenta con el apoyo de sus padres y sus hermanos.
"Soy un chico normal como cualquier otro, sólo que con alguna habilidad que es el ajedrez", afirmó.
Admitió que "no voy tanto a fiestas, no tan seguido", aunque, como muchos jóvenes de su edad, no ha escapado al reggaetón.