Hay quienes aseguran que un joven guiado por otro joven es como un ciego guiado por otro ciego. En grave error caen quienes esto afirman. Es cierto que la juventud es una etapa de la vida en que se ignoran miles de cosas y que, por más inteligente que alguien sea, jamás podrá competir con la sabiduría de un anciano. Sin embargo, nadie puede negar que la enorme fuerza interior que poseen los jóvenes los puede hacer capaces de lograr importantes cambios.
Es triste que en la actualidad se tenga un concepto erróneo de los jóvenes. Se dice que están totalmente dominados por la publicidad, por el sexo y por terribles vicios como el alcoholismo, la drogadicción y la vagancia. Se dice que no se puede confiar en ellos, pues la indiferencia se ha apoderado de ellos y no se preocupan en lo más mínimo por contribuir en la búsqueda del bien común.
Con todo el respeto que se merecen los que así piensan, quiero decirles que están más equivocados que aquellos que aseguraron que el Titanic era insumergible. Es cierto que la juventud es una etapa de la vida en donde se descubre lo que es la rebeldía y se despierta la curiosidad por vivir nuevas experiencias, sin embargo, si ahora hay jóvenes drogadictos, alcohólicos y pandilleros, la culpa la tienen todas aquellas personas que piensan que la juventud es incapaz de ayudar a mejorar nuestra situación social, política y económica.
El miércoles pasado el presidente de la República entregó el Premio Nacional de la Juventud. Sin duda alguna, debe aplaudirse el interés de las autoridades federales por reconocer lo que los jóvenes están haciendo. Dicho premio fue otorgado en diferentes áreas, como por ejemplo, en el área de labor social, de mérito cívico, actividades académicas, protección al ambiente, actividades artísticas y productivas.
Una de las ganadoras del Premio Nacional de la Juventud fue Osiris Lara. Con 18 años de edad, ha demostrado su entereza espiritual y física, pues desde hace cuatro años a destacado a nivel internacional en las carreras de velocidad. Osiris ha logrado ser conocida más allá de nuestras fronteras y su ceguera no ha sido un límite para su realización personal.
Al recibir el Premio Nacional de la Juventud de manos del presidente Vicente Fox, ella dijo: “(Ojalá) que existan más libros en sistema Braille en la educación superior, sería muy bueno porque es difícil que haya esos libros y sirven para que personas como yo podamos continuar nuestros estudios”.
Es realmente plausible que el Gobierno Federal reconozca a seres humanos como Osiris. Su ejemplo y sus demandas, contribuyen a tener un México mejor.
Así como todos debemos seguir el ejemplo de Osiris, el Gobierno Estatal debe seguir el ejemplo de la Administración Federal y organizar, cada año, un evento para reconocer la aportación a la sociedad de distintos jóvenes.
Aunada a la importante labor que desempeña el Instituto Coahuilense de la Juventud, el cual desde tiempos de Onésimo Flores se convirtió en un impulso para las inquietudes juveniles, debe instituirse un premio para reconocer las labores emprendidas por diversos jóvenes coahuilenses que están comprometidos con el desarrollo de su comunidad.
Aunque muchos políticos se nieguen a verlo, los jóvenes son algo más que un grupo de porristas de bulevar, que suelen aparecer en cada proceso electoral. Qué bueno que la Federación esté reconociendo la fuerza de la juventud. Si lo mismo se hace en Coahuila, auguro para nosotros un futuro mejor.
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