Un gran partido el de Portugal y Holanda, sobre todo en el primer tiempo, en donde fue muy cerrado, ya que los dos equipos mostraron en este lapso gran nivel técnico, táctico y físico.
En realidad, fue un juego de ida y vuelta, pues tanto había peligro en la portería de Portugal como en la de Holanda.
Una gran jugada individual de Maniche marcó la diferencia en el partido, el cual fue de dos tiempos, en el primero hubo calidad y un gran nivel futbolístico; el segundo fue totalmente diferente, ya que el arbitraje afectó al encuentro con las cuatro expulsiones que se dieron.
Holanda no aprovechó en ciertos momentos la ventaja que tuvo de un hombre más.
Lástima que el protagonista del partido fuera el árbitro, ya que sus decisiones generaron el juego mal intencionado, hubo roces, entradas fuertes y se perdió el sentido futbolístico.
Se generaron espacios, ya que Portugal se dedicó a defender y a jugar al contragolpe, Holanda cayó en el centro elevado, que facilitó la labor de la defensiva portuguesa.
A la postre fue el error que cometieron los holandeses, ya que no intentaron la jugada elaborada, la pared por el centro y llegar por los costados; y no recurrir tanto al centro frontal, que facilitaba la tarea del arquero y los defensas de Portugal.
El técnico Felipe Escolari hizo los ajustes necesarios, reforzó el medio campo y mantuvo bien ubicada a la línea defensiva, sin regalar espacios a los holandeses.
Ese fue el mérito fundamental de Portugal, que logró sacar la victoria en forma merecida, ante un gran rival, el cual vendió cara su derrota, pero lamentablemente quedó fuera del Mundial de Alemania 2006.
