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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS.- Que los trompos de madera con clavo de acero, el balero, el yoyo, los carros y caballitos de madera, las canicas y hasta las semillas de frutas naturales, utilizados por los niños de antaño, hayan sido desplazados por los juguetes electrónicos no es noticia en la actualidad, sin embargo sorprende cómo es que cientos de artesanos mexicanos continúan fabricándolos.
Para muchos de ellos la industria del juguete se desplomó hace varias décadas, ?se cayó trágicamente como las Torres Gemelas, pero más trágica es nuestra realidad, la cual nos obliga a mantener vivas nuestras fuentes de trabajo?, expresa Blas Celindos, miembro de la Cooperativa Sociedad de Ayuda Mutua (Sodam) de Chiapas.
Las comunidades indígenas elaboran juguetes tradicionales para sobrevivir, no como negocio, señala el también artesano y comerciante, quien forma parte de esta asociación civil que desde hace más de dos décadas busca crear y mantener alternativas de trabajo de sus coterráneos.
?Nuestra base económica es la agricultura, sin embargo ésta no cubre todas nuestras necesidades, es por eso que en la casa de cada socio se hacen juguetes con madera, tela, latón o barro, respetando siempre sus tiempos de cosecha?.
Veintisiete años de trabajo respaldan a esta asociación legalmente constituida en 1979, en la que participan artesanos de las comunidades de Yaalboc -donde se encuentra el taller-escuela-, El Pinar, Corazón de María, La Sierra, todas pertenecientes al municipio de San Cristóbal, así como Muquem, Chiotic, Majomut, Yaaltzunun, Catishtic, Pozuelos, Chilimjoveltic y Santa Magdalena, entre otras.
El mejoramiento social, económico y cultural de los 36 socios es el objetivo principal de esta cooperativa que actualmente cuenta con más de 100 agremiados, quienes reciben un salario mínimo y un seguro de vida. ?La creación de fuentes de trabajo y la preparación manual de artesanos, así como la creación de pequeños talleres, han sido los objetivos de la asociación?.
Por otra parte, expresa que ?los juguetes que elaboramos emplean, combinan y contrastan con los colores, los detalles de ornamentación, los cuales con frecuencia reflejan el estado de ánimo del artesano o el del grupo social del que forma parte?.
En este sentido, el artesano chiapaneco asevera que la creación de los trastecitos de barro, los cestos, yoyos, baleros, pirinolas y trompos se efectúa con herramientas domésticas y agrícolas dentro de sus propias comunidades rurales. ?Es por eso que el vínculo del artesano con su obra es muy estrecho, debido a que sus raíces, tradiciones e inquietudes se encuentran bordadas en cada objeto que delinean sus manos?.
Asimismo, subraya que los motivos presentes en el diseño de los juguetes están inspirados con frecuencia en actitudes y circunstancias de la vida diaria, y reflejan en sus manifestaciones plásticas el carácter que domina el medio ambiente y sus tradiciones.
?En las comunidades de los Altos, particularmente en las tzeltales y tzotziles, se elaboran muñecas de trapo vestidas con la indumentaria tradicional, los accesorios y las técnicas de tejido en telar de cintura y bordados son semejantes a los que utilizan las mujeres de dicha localidad?.
Según Celindos, en Amatenango del Valle se elaboran juguetes de barro, figuritas humanas y zoomorfas, moldeados a mano. Se trata de borregos, patos, mulas, caballos, conjuntos de piezas como nacimientos, así como trastes pequeños de barro de tono natural decorado con tierras rojas y los trompos, baleros, carros, sonajas, chinchines y tambores.
?Con hojas de maíz, los artesanos de Yaalboc recrean las actividades del mundo indígena actual. Sus maravillosas miniaturas muestran la gran habilidad técnica de sus creadores, quienes también fabrican juguetes educativos?.
