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Juventud sin trabajo

Javier Fuentes de la Peña

Cada día se publican en el periódico noticias capaces de deprimir a cualquiera. Por ejemplo, hace días me enteré que el Doctor Simi quiere ser presidente de la República y para ello cuenta con 100 millones de pesos. ¿Acaso no ha pensado en ayudar a los mexicanos donando esa cantidad a los que más la necesitan? Leí también que la gripe aviar está avanzando en Europa sin poder ser contenida. Sin embargo, de todas las noticias tristes que en los últimos meses se han publicado, la que más me ha deprimido es aquella que informa sobre la dificultad de los jóvenes recién graduados para encontrar trabajo.

En los últimos años muchas empresas han reducido sus nóminas y frenan sus contrataciones. Conseguir empleo en estos días es una hazaña comparable a la de nadar sumergidos en las aguas de Xochimilco y con los ojos abiertos.

Por desgracia, el único trabajo que consiguen cientos de jóvenes recién graduados es precisamente el de conseguir trabajo y, para hacerlo, tienen que repartir su currículum cual si fueran volantes.

Hace días tomé un taxi. El chofer tenía 29 años y me platicó que era ingeniero agrónomo, pero como no consiguió un buen trabajo se convirtió en taxista pues sólo así podía mantener a su familia. Es triste que una persona invierta cinco años de su vida estudiando una carrera profesional y no pueda aplicar los conocimientos adquiridos. A pesar de esta alarmante situación, el Gobierno Federal no ha hecho lo suficiente para garantizar que los jóvenes recién graduados encuentren trabajo. En lugar de ello, el presidente Vicente Fox se ha dedicado a despilfarrar millones y millones de pesos en promocionar su imagen y en realizar encuestas que le permitan saber si conserva o no la popularidad.

Aunque nuestro presidente se empeñe en tratar de convencernos que las cosas van bien, cada día se presentan nuevas pruebas que nos indican justamente lo contrario.

Cuando Fox estaba en campaña prometió que una manera de abatir el desempleo sería logrando que miles de mexicanos se auto emplearan, es decir, que abrieran su propio changarro. Hoy, en el atardecer de su Gobierno, nos damos cuenta que los más golpeados por la situación económica son precisamente aquellos que tenían un changarro y que se vieron obligados a cerrarlo.

La situación del desempleo en Coahuila no es menos alarmante, al grado que la principal promesa del ahora gobernador fue la de atraer nuevas empresas para abatir la desocupación laboral.

Para lograr esta meta, la Administración de Moreira debe preocuparse por crear un programa de incentivos fiscales con la intención de atraer a nuevas empresas al territorio coahuilense. Entre estos incentivos deben estar exenciones del Impuesto Sobre Nómina, en agua, predial, en derechos de registro e incluso poder ofrecer naves industriales de manera gratuita con la intención de que los inversionistas no pongan ningún pero a la hora de evaluar a Coahuila como el destino de sus empresas.

¿Pierde Coahuila con estas medidas? En apariencia sí, pues se dejarán de recibir recursos por concepto de. Sin embargo, esa pérdida sería mínima si se logra atraer nuevas compañías que den empleo a quienes no lo tienen.

El desempleo trae consigo un aumento en la ola de robos, un incremento en el caso de los suicidios, desintegración familiar, mayor criminalidad, en fin, acarrea un sinnúmero de problemas para una sociedad. Por eso, si el Gobierno del Estado lanzara un programa de incentivos fiscales se quitaría de encima otros problemas que hacen que la vida de los coahuilenses sea más dura.

javier_fuentes@hotmail.com

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