LA BICICLETA, UN ESTILO DE VIDA EN ALEMANIA
La vida sobre dos ruedas es mejor. A las tres de la madrugada hay jóvenes en bicicleta que pasean en la ciclopista de Gottingen. Recorren el mismo sendero boscoso que inspiró los legendarios cuentos de hadas alemanes, respetando los semáforos de peatones, autos y bicicletas.
Por la mañana, la gente baja al centro de la ciudad para comprar fruta, ropa, chocolates y souvenirs del Mundial. Se nota que la selección de México se hospeda aquí: una alemana de ojos azules y piel poco tocada por el sol viste un jorongo de colores, sombrero de charro y huaraches. Vende salchichas.
Toda el que baja al centro de la ciudad lo hace también en bicicleta.
Las madres han adaptado un triciclo que remolcan con su hijo adentro mientras ambos lamen un helado. Una mujer incluso pensó que su vehículo era un extensión de su propia personalidad: forró el asiento con peluche gris.
Todos llegan, se estacionan y pasean sin que les preocupe que alguien robe sus bicicletas. Nadie las amarra ni le ponen candados, si acaso, un seguro en la llanta trasera para evitar que se caiga.
En 2001, el gobierno alemán puso en marcha el Plan Nacional para Circular en Bicicleta. En realidad, comparada con el resto de Europa es un país donde se utiliza muy poco como medio de transporte. Por ejemplo, en Holanda representa el 27 por ciento en el total de la población. El gobierno se gastó un millón de euros en el proyecto cuyos resultados finales verán en 2012.
Los resultados se han visto sobre todo en ciudades pequenas y con atractivos turísticos como Gottingen, que forma parte del Sendero de los Cuentos de Hadas y cuya población acostumbra viajar trayectos cortos a la escuela y a los mercados.
La idea es que todas las ciudades imiten a Friburgo, ubicada en el sur de Alemania y donde existe el doble de bicicleta que de automóviles.
Este año, el verano llegó a Gottingen junto con el Mundial de Futbol.
Las bicicletas son ideales para esta época del año ya que el invierno es muy duro para andar pedaleando. Pero con el calor, los habitantes dejaron sus carros en el estacionamiento de su casa, sacaron las bicicletas, bajaron al centro de la ciudad, hicieron sus compras y por la tarde aprovecharon para tomarse una cerveza mientras ven el futbol. Para ellos, la vida sobre dos ruedas es mejor que sobre cuatro. Y de eso puede dar fiel testimonio Albert Einstein, el genio que de la relatividad que por las tardes acostumbraba salir a rodar: tenia la conviccion de que provocaba ideas nuevas.
