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La CNDH y la localización de migrantes

Mauricio Farah

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha instalado una línea telefónica de servicio gratuito, mediante la cual los familiares de los migrantes que no tengan noticia de ellos puedan llamar para solicitar ayuda.

Se trata de un esfuerzo que la CNDH comparte con la Secretaría de Relaciones Exteriores, la que como interlocutora oficial ante el Gobierno de Estados Unidos, contribuye a la localización de las personas reportadas como extraviadas en la frontera.

Incierto como es el recorrido de los migrantes indocumentados, con frecuencia se comunican con sus familiares antes de intentar internarse en Estados Unidos. Desde ese momento, los familiares viven con incertidumbre hasta que el migrante vuelve a comunicarse con ellos.

Muchas veces no lo hace. Las razones pueden ser diversas. La más extrema, que el migrante fallezca en algún punto de la frontera; otra, que haya sido detenido por la patrulla fronteriza y las autoridades estadounidenses tengan un motivo para no deportarlo de inmediato. La posibilidad menos trágica es que no tenga forma de comunicarse.

Pero el periodo de incertidumbre pasa lentamente. La CNDH no puede aspirar a que todos los casos reportados se resuelvan positivamente. Sin embargo, hasta ahora del total de llamadas recibidas en el número 866 - 376 -3010 desde Estados Unidos, en el 72 por ciento se logró la localización de migrantes y se informó a los familiares del resultado de la diligencia.

El 28 por ciento restante de los casos no pudo ser atendido debido a que quienes llamaron proporcionaron datos erróneos sobre los presuntos desaparecidos o porque la información mínima resultó insuficiente para iniciar la búsqueda.

En algunas ocasiones, el resultado de la búsqueda es doloroso.

En el caso del señor Bernardo Manuel Carmen, el Consulado General de México en Laredo informó que la Policía de Texas reportó el hallazgo de un cuerpo en el rancho “La Purísima”, en la población de Bruni, que correspondía a las características descritas y que portaba una credencial de elector con el nombre de referencia, lo que fue informado a los familiares.

Desde luego, no es deseable que ocurra, pero en todo caso es mejor tener la certidumbre de lo sucedido a permanecer en la angustia de no saber dónde se encuentra la persona y ni siquiera saber si está vivo. La CNDH parte del principio de que todos tenemos derecho al consuelo de dar sepultura a un ser querido.

Otros casos se refieren a las personas de nombre Armando Rivas Casillas e Ismael Escandón Martínez, de quienes se estableció que se trata de migrantes detenidos por segunda o tercera ocasión por autoridades estadounidenses, por lo cual fueron temporalmente recluidos en la prisión de Krystal City, en el estado de Texas. En ambos casos ya retornaron a sus lugares de origen y están con sus familiares.

Las llamadas a la línea telefónica gratuita son recibidas en las oficinas centrales de la CNDH en la Ciudad de México mediante un correo de voz que es verificado diariamente. Los reportes pueden ser anónimos y confidenciales, y se solicita al denunciante la mayor precisión posible en los datos, a efecto de facilitar la localización de las personas presuntamente desaparecida.

La determinación de la CNDH de poner en funcionamiento dicha línea telefónica se basó en la solicitud que plantearon a este organismo diversas organizaciones defensoras de los derechos humanos de los migrantes en la frontera norte de nuestro país, tales como el Proyecto Fronterizo California Rural Legal Assistanse Foundation y la Coalición Pro-Defensa del Migrante, que encabezan Claudia Smith, Esmeralda Siu y Luiz Kendzierski.

La experiencia migratoria está ligada estrechamente al sufrimiento. No debería ser así. La necesidad que impulsa a una persona a abandonar su lugar de origen se vincula a la necesidad que tienen de su mano de obra en otra parte. Ambas necesidades se complementan y en cualquier economía podría constituir un enlace natural entre la demanda de trabajo y la demanda de trabajadores. Pero cuando hay una frontera de por medio, esta relación se altera.

Por ello, a pesar de lo que ha ocurrido con intentos anteriores, la necesidad de un entendimiento entre los países receptores y los emisores sigue siendo una asignatura pendiente que debe ser resuelta.

Al margen de que la llamada reforma migratoria de Estados Unidos esté ahora en suspenso debido, fundamentalmente, a la proximidad de las elecciones en aquel país, y por encima de que en México esté concluyendo la Administración federal, hay que tener presente que la realidad de la migración sigue vigente.

Los riesgos que corren los migrantes están allí y no pueden esperar a que los calendarios oficiales decidan que ya es tiempo de atenderlos.

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