A unos días de que se lleven a cabo en Valencia, España, unas jornadas mundiales de la Familia, con la presencia del Papa Benedicto XVI, el Instituto de Política Familiar de ese país publicaba un estudio titulado, “Informe de la Evolución de la Familia en Europa 2006”.
El informe observa la realidad sociológica a la que se enfrenta esa institución fundamental de la vida social en el continente europeo en estos momentos y que la hace ser considerada una auténtica especie en vías de extinción, con todas las repercusiones que ese hecho puede traer para el llamado viejo continente.
Las primeras secciones del informe consideran el problema del descenso del índice de natalidad y del envejecimiento de la población. Luego pasa a considerar la situación del matrimonio. En el periodo 1980-2004, hubo 663,000 matrimonios menos en los 25 países miembros de la Unión Europea, a pesar que la población creció en 31.1 millones. En 2003, la media de edad al casarse era de 30 años para los hombres y 27.7 para las mujeres. En 1980, las edades eran de 26 y 23.3 años respectivamente.
Otra tendencia es el creciente número de niños nacidos fuera del matrimonio. No es posible hacer una estricta comparación de los actuales 25 miembros de la Unión Europea debido a la reciente incorporación de diez países.
Pero en los 15 antiguos miembros de la Unión, en 1980, sólo nacían de madres solteras y parejas sin casar el 9.6 por ciento de los niños. En 2004 esta cifra se elevó hasta el 32.8 por ciento. La cifra en 2004 para todos los 25 países de la Unión Europea es de 31.6 por ciento.
Esta media total oculta las amplias diferencias existentes entre los países. La proporción de nacimientos fuera del matrimonio en Suecia alcanza el 55.4por ciento; en Dinamarca, el 45.4 por ciento; en Francia, el 45.2 por ciento; y en el Reino Unido, el 42.3 por ciento. Grecia e Italia, con un 4.9 por ciento y un 14.9 por ciento, respectivamente, tienen niveles relativamente bajos.
El índice de divorcios, por su parte, ha aumentado hasta cerca de la mitad en las últimas dos décadas en que se rompieron más de diez millones de matrimonios en los 15 países de la Unión Europea, afectando a más de 16 millones de niños.
Para hacer frente a estos desafíos, los gobiernos están prestando más atención a las necesidades de la familia, Aunque los recursos económicos aportados en este tema siguen siendo limitados. Los gobiernos europeos gastan de media el 28 por ciento de su producto interior bruto en el sector social, pero sólo el dos por ciento se dedica a la familia.
También aquí existen grandes diferencias. Una familia con dos hijos podría recibir al mes 611 euros en ayudas en Luxemburgo. En Alemania esta cifra desciende hasta los 308 euros, y en el Reino Unido, hasta los 270 euros. Entre los 15 países de la Unión Europea los gobiernos de España, Italia, Portugal y Grecia son los que menos gastan en ayudar a las familias.
Una familia con dos hijos recibe en España sólo 49 euros. Los nuevos países incorporados a la Unión también tienen niveles bajos: 38 euros en la República Checa, y 22 euros en Polonia.