Descubren en poco tiempo tres casos de personas que viven enclaustradas por diversos motivos.
EFE
Roma.- Los italianos están descubriendo en los últimas días cómo algunos de sus conciudadanos deciden encerrarse voluntariamente en sus casas durante años, por los más variados motivos, viviendo entre basuras y en lamentables condiciones de salud.
El más sorprendente es el caso de una mujer que durante 26 años ha vivido recluida en su casa por miedo a los microbios, pero también se supo de una familia entera que ha permanecido aislada desde la muerte del padre.
Y hace unas semanas sorprendió el de una madre y su hija aisladas siete años por orden del padre aunque con su consentimiento.
Carmela es una mujer de 58 años, desnutrida y con el cabello hasta más allá de los pies, después de 26 años encerrada en su domicilio y comiendo sólo de latas por miedo a que los virus le hicieran contraer alguna enfermedad.
Su casa en la localidad de Macerata (este), según informaron medios locales, era una especie de "bunker" contra gérmenes para lo que había sellado las ventanas y las puertas con cinta adhesiva, y se negaba a ver a nadie por si le contagiaban un virus.
La mujer tenía miedo de enfermar desde que en 1980 acudió a un hospital debido a una otitis combinada con una gripe donde se le curó con antibióticos que le causaron problemas.
Aquel fue el desencadenante de su decisión de aislarse del mundo, aunque al principio veía a su hermano en la escalera cuando iba a llevarle la comida, hasta que con el paso de los años se negó a incluso a coincidir con él, por lo que le dejaba las bolsas de alimentos.
No menos impactante es el caso de una madre y dos hijos de los que informa la prensa, que decidieron cortar cualquier contacto con el mundo tras la muerte del padre y han vivido atrincherados en su casa de Triestre (noreste).
La mujer, de nombre Maria Grazia y de 63 años, junto a sus hijos, de 36 y 32, fueron encontrados "entre montañas de basura, malos olores y excrementos" por los Carabineros (policía militarizada), que puso fin al encierro voluntario tras ser alertados por los vecinos, escribe la prensa local.
Los tres, desnutridos y con cicatrices en el cuerpo que "muy probablemente fueron causadas por mordiscos de los ratones", han sido internados en un hospital de la ciudad, donde la madre podría tener que ser operada debido al avanzado estado de gangrena de una de sus piernas.
Durante el tiempo que vivieron sin poner un pie en la calle, contaron con la ayuda de una iglesia de la zona que se encargaba de hacerles llegar dos veces al mes un paquete con alimentos básicos, ya que rechazaban cualquier otro tipo de intervención.
A finales de agosto, los bomberos descubrieron el caso de dos mujeres, madre e hija, de 54 y 29 años, que pasaron siete encerradas en una habitación de la casa por decisión del padre, si bien ellas estaban de acuerdo.
Todo se descubrió cuando los bomberos y agentes de la policía se presentaron en la casa por una filtraciones de aguas en la casa de los vecinos.