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La fiesta santista no cuajó

Hugo J. Castro

Torreón, Coah.- Todo estaba preparado para que el primer juego en casa fuera una verdadera fiesta. Sin embargo, tanto fuera como dentro del estadio desde muy temprano se respiraba un aire de confusión e incertidumbre, después de un torneo en donde no se calificó y de este mal inicio, con una derrota ante los Pumas.

Ya ni la presentación de Benjamín Galindo, quien había sido pedido por la afición a finales del Torneo Apertura 2005, fue un motivo para volver a llenar las gradas del Corona. Sí había fiesta pero faltaba algo.

Salió el ?Guerrerito?, quien saludó a los cuatro puntos cardinales para obtener la suerte necesaria. Después apareció la madrina, Inés ?¡Qué Bárbara!? Sainz, quien dio la patada inicial como mandan los cánones (fuerte, arriba y al centro), pero se ?descontó? a la mascota albiverde que ni las manos pudo meter. La bella madrina reconfortó a su víctima, que ni tardo ni perezoso aprovechó para tomarse una foto, al igual que varios amigos fotógrafos, reporteros y hasta el inspector de autoridad del estadio.

El argentino Daniel Mustafá regresó a La Laguna, ahora como potro del Atlante, y hubo división de opiniones entre el público, mientras que sus ex compañeros lo saludaron con gusto.

Ya con el juego en marcha y con entrada regular, Santos busca hacer futbol pero es evidente la falta de entrega. La delantera y la defensa están muy separados, la media cancha aparece y desaparece por arte de magia.

A pesar de la tempestad el ?Maestro? Galindo parece tranquilo. ?El Pony? Ruiz no se halla en la cancha, se resbala al tocar el balón y trae una nueva moda ?tiro a la barrera?. ?El Toro? Vuoso pelea todo el tiempo pero nada, no tiene fortuna.

Atlante, con un juego ?friega-quedito? comenzó a dominar, y en el primer tiempo pudieron tener mínimo un gol, pero la fortuna estaba con el cuadro lagunero. El momento más peligroso fue cuando un tiro atlantista al marco local hizo ?carambola de tres bandas? y no entró.

Salvo por los cánticos de las porras santistas, la mayoría de los aficionados permanecían callados, sin alzar la voz ni gritar para animar o por lo menos que se sintiera un ambiente de fiesta. Era un silencio más propio para un servicio religioso que para un juego de futbol. No vino gran porra con los visitantes, pero cinco aficionados colocaron dos pequeñas banderas para apoyar al mítico ?equipo del pueblo?.

Nada para resaltar en la cancha, pero sí entre el público de Sol. Se empezó a mover casi al finalizar el primer tiempo toda la seguridad que se encontraba en este sector; el operativo era sacar a algunos de los porristas de ?La Komún?. Sin embargo no dejan morir a los amigos y la barra empieza a brincar con más fuerza. La policía decide no quedarse con los brazos cruzados y actúa; la porra reacciona y corre entre las tribunas, pero finalmente agarran a unos cuantos.

Momentos de desconcierto en la cancha y en la tribuna; concluye el primer tiempo y la música de viento se hace presente. La fiesta se estaba convirtiendo en sólo una reunión, faltaban motivos, pasión o un giro de 180 grados para que la gente se prendiera.

Pero todo se iba a venir abajo. El chileno Patricio Galaz tomó el papel de verdugo, consiguió el primer tanto a casi tres minutos de iniciar el segundo tiempo. Pero Figueroa descontaría por Santos, aunque después el mismo defensa lagunero iba a desviar un tiro de Alcántar que se incrustó en el marco de Caranta.

La fortuna no puede hacer todo, así que se alejó del Santos Laguna y acompañó a los Potros. Al poco rato Galaz vuelve a hacer daño y anota el tercer tanto. Algunos aficionados abandonan el inmueble.

A ?remar contracorriente?. Entra el ?Misionero? Castillo y consigue descontar con un buen remate en el área chica. Poco a poco se empieza a sentir que la esperanza no ha muerto. Así, con una gran jugada de triangulación entre Ruiz, Olvera y Vuoso, los Guerreros logran el empate y ponen lo que faltaba en la fiesta, un poco de emoción.

Un ?sí se puede, sí se puede...? se escuchó en la tribuna, pero de nueva cuenta la endeble defensa se rinde ante los pies de Galaz, quien pone el último clavo al ataúd.

Triste final para una fiesta que no levantó mucho. El ?Maestro? Galindo se lleva mucha tarea para su casa, ?La Komún? unas cuantas bajas y los cinco aficionados atlantistas muy contentos con el aplauso que les otorgaron los jugadores azulgranas.

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