El juego de Alemania contra Argentina fue bastante parejo, en cuanto a lo que representaba para ambas selecciones, en donde los sudamericanos aprovecharon una jugada de táctica fija para marcar su gol, pero no supo matar al rival.
Fue obvio que Argentina dejó vivir a Alemania, ya que tuvo todas las condiciones para poder aumentar el marcador y manifestar su dominio total.
Creo que Argentina se vio perjudicada con los cambios realizados, la salida de Juan Román Riquelme y Hernán Crespo, le dio margen a Alemania para que adelantara filas y con el apoyo de su afición, que fue importante, hizo que Alemania empatara el marcador, forzara los tiempos extras, en donde cualquiera de los dos podía ganar, cosa que no sucedió y se llegó a los penaltys.
En el tiro de los once pasos tenía la seguridad de que Alemania ganaba, pues me hizo recordar el Mundial de México 86, en donde los teutones mantienen la firmeza mental, fríos, calculadores y contundentes, cosa que no sucedió con Argentina, que quizá le afectó la presión del público alemán a la hora de ejecutar los penaltys.
A la postre salió ganador Alemania al no fallar la ejecución de la pena máxima, y no queda nada más que aplaudir al gran partido que se dio, quizá técnicamente no lo fue, pero en cuestión de esfuerzo, lucha y dinamismo, quedó demostrado que el esfuerzo físico es fundamental para ganar hoy en día.