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La fuerza bruta

Gilberto Serna

Entre políticos te veas. Las noticias que ponen los pelos de punta están trascendiendo teniendo que ver con Ulises Ruiz Ortiz, en estos días aún gobernador del estado de Oaxaca, al que no es posible sacar del palacio de Gobierno por la simple y comprensible razón de que hace varias semanas que no se le ve trabajando, no puede ser retirado quien no se encuentra en su despacho, cuya ausencia es explicable pues de no hacerlo, justo a tiempo, los vándalos lo hubieran hecho pedazos, con esa impunidad que hoy por hoy campea en aquella ciudad. La violencia es de tal índole que no lo creería si no lo hubiera visto en los videos grabados que hace unos días hicieron llegar a los medios electrónicos.

Si se aceptara la petición de la APPO, cualquier grupo podría voltear al revés la capital de una entidad y solicitar a capricho la caída del mandatario en turno. Esto provocaría que la seguridad jurídica cayera por los suelos, -bueno, sin eufemismos, precisamente donde se encuentra ahora-. Las autoridades federales se encomiendan a todos los santos para que el gobernador, sujetándose hasta con los dientes, aguante la sacudida hasta que cumpla dos años en el cargo con lo que se pretende evitar que haya necesidad de convocar a nuevos comicios.

Si el gobernador abandonara el poder, nos dicen, transcurrido ese periodo de dos años correspondería a la legislatura local nombrar al sucesor, provisional, substituto, interino o como lo llamen en la legislación estatal, que terminaría el periodo constitucional. No habría necesidad de realizar nuevas elecciones. Y si bien existe la posibilidad de que el gobernador actual pudiera solicitar al Congreso local se le conceda una licencia, que siendo muy breve bastaría que la refrendara las veces que fuera necesario para que ese lapso de dos años se completara, lo cierto es que su retiro podría ser considerada por los disidentes como un triunfo, lo que les alentaría a seguir cometiendo tropelías y desmanes. La única manera, piensan los cerebros gubernamentales, es mantener al Ejecutivo actual hasta concluir el periodo de seis años para el que fue electo. Esto es una exigencia que promueve el PRI quien no desea perder esa posición que considera suya. Sin embargo, no es la única razón.

En realidad hay una más. Se quiere, a cualquier costo, no se celebren elecciones extraordinarias donde competirían candidatos de todos los partidos políticos registrados, uno de los cuales es el PRD. Es entonces cuando el embrollo se convierte en una maraña de intereses difícil de desenredar. En efecto, a pesar de que el traído y llevado asunto de que quien ganó la Presidencia está formalmente resuelto, se tiene el temor fundado, dadas las amenazas que han lanzado los perredistas de que seguirán cuestionando el proceso eleccionario, que sus reclamos se agudicen.

Una demostración de popularidad en tan críticos momentos, suponiendo un triunfo del PRD en Oaxaca, le daría mayor sustento a la protesta de los perredistas a nivel nacional. La cosa es que en Oaxaca hay un futuro incierto. Las fuerzas están niveladas. El APPO y la sección 22 de maestros del SNTE, exigen como única condición para acabar con su movimiento que el Senado declare desaparecidos los poderes en Oaxaca. El PRI al contrario, apoyado por el PAN, se opone terminantemente a que sea defenestrado uno de los suyos amagando con boicotear el quórum necesario para que haya sesión del Congreso el próximo primero de diciembre.

Así están estos asuntos. Tarde o temprano el presidente Vicente Fox, tendrá que agarrar al toro por los cuernos con un Gabinete rascuache* calificativo del que pocos se salvan, -más preocupados por colocarse con quien será el nuevo huésped de Los Pinos, que en respaldar al actual-. Los alzados en la ciudad de Oaxaca no quieren deponer su actitud rebelde. Las manecillas del reloj político se mueven con angustiante lentitud, los días pasan uno tras otro con una parsimonia desesperante. Lo que se puede volver una pesadilla es que los oaxaqueños una vez logrado su propósito procedan a pedir la cabeza de más gobernadores, luego, se teme, seguiría la del presidente entrante, lo que sería el cuento de nunca acabar.

Para mañana miércoles está anunciada una reunión a la que se pretende que asistan destacados personajes originarios de aquella entidad, junto con los cabecillas del movimiento que mantiene paralizada la capital oaxaqueña, para definir los términos de un pacto que asegure, dicen, la gobernabilidad y las paz social en la entidad. Da la impresión que bien saben no conseguirán nada; quinientos años de explotación y miseria no se resuelven en una mañana. Lo que parece buscar el Gobierno a estas alturas, es algo que justifique el uso de la fuerza bruta.

Nota bene.- rascuache, vocablo populachero, coloquial, cuyo significado puede ser múltiple, a saber: flojos, de baja utilidad, género corriente, de vil pacotilla, ordinarios, buenos-para-nada, conjunto de pelmazos, incapaces de apoyar a su jefe, etcétera, el lector podrá, con conocimiento de causa, agregar los conceptos que mejor le parezcan.

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