En esta esquina, con juventud, comodidad, colegios y vida facilona: Yupi. En la otra esquina, con una vida de trabajo pesado, muchas cosas pesadas, duras, y una vida de muchos desencantos con la sociedad: Raza. Como réferi, el Betón, el de siempre, simpático pero transa, efectivo como ninguno. Los tres quieren lo mismo, de ellos, sólo uno lo tendrá.
La pelea está a punto de comenzar, el escenario es un recinto con más de cien millones de butacas.
Primer asalto: Yupi reprime a Raza. -¿Qué no te das cuenta que todo lo echarás a perder por tu irresponsabilidad? No eres mas que un charlatán aprovechado de las circunstancias.
Responde Raza -Qué echo a perder, si tú todo lo tienes perdido, no se puede tirar algo que ya está tirado.
Viene entonces el contraataque de Raza para Yupi. -Ya no es tiempo de tus baños de pureza, cuando quitaste al Betón, te volviste igual que él, eres un abusón con una doble moral que da asco, tus poses y amigos perfumados sólo engañan, eres más de lo mismo. Termina el primer episodio, Raza está adelante.
Inicia el segundo tercio con una nueva arremetida de Yupi. -No te hagas güey, eres un farsante irresponsable, te gusta seguir las reglas nada más cuando te favorecen, porque si no, simplemente haces trampa y te las brincas, eres especialista es hacerte la víctima, en hacerte el sufrido, aunque reconozco que sabes aprovecharte de tu carita de niño regañado.
Responde enérgico Raza. -De verdad que no tienes vergüenza, eres un supuesto moralista que lo que realmente escondes detrás de esa fachada de buenas costumbres, es tu bajeza para con tu prójimo, tu vil apego a los bienes que el destino y oportunismo han puesto en tu mesa, por eso me tienes pánico, por eso te voy a ganar.
Tercero y última parte, Yupi nuevamente inicia. -Pobre de ti y de tu gente, porque primero, nunca aceptaré que me ganes, porque si lo haces, mi venganza será hundirte. ¿Acaso eres tan ignorante que no tienes claro que necesitas de mi capital para comer? Tendré que esperar -si es que se da tu triunfo- seis años para ver cómo te revuelves en tus mentiras, porque seguirás en la jodidez, dos más dos son cuatro y tú mientes, mientes cuando lo quieres convertir en cinco.
Sentencia entonces Raza. -Creo que no entiendes, vas a perder y lo peor de todo es que eres tan poquito que lo que te preocupa es tu dinero, nada más eso, tu dinero, la razón te vale madre, en cambio yo qué pierdo ¡nada! nunca he tenido nada, aquí gano todo y pierdo nada, por eso mi triunfo es irremediable.
Suena la campana y la pelea ha terminado. Betón quiso como siempre apoyarse en lo que sabe hacer, para salirse con la suya, con el premio, pero esta vez ya no le alcanzó, el pleito era ya de dos.
Yupi está muy desgastado, cambió de guantes y de zapatos varias veces para tratar de igualar, los lentes oscuros de marca y las fragancias de sus compinches lo marearon y lo debilitaron.
Raza en cambio está fresco, rozagante, listo para oír el veredicto, sabe que no importa si su técnica fue la mejor, él sabe cómo impresionar a los jueces, cómo manipularlos con las debilidades, frustraciones y la ignorancia de quienes habrán de definir al ganador.
Los jueces ahora se reúnen, darán su veredicto, pasa tiempo. Sin embargo, el jurado ha determinado: el ganador se sabrá el dos de julio.
Esta breve historieta intenta ser un retrato surrealista de lo que estamos viviendo. La contienda electoral la ha llevado Andrés Manuel López Obrador a donde quería, a la lucha de clases, ese escenario era el que le convenía y los demás nunca supieron cómo escapar de la estrategia del perredista.
“Dios está con los malos cuando lo malos son más”, este adagio que podría aplicarse para saber quién ganará las elecciones independientemente de quien sea el mejor candidato. Pedir un análisis de la mejor opción suena casi imposible para un electorado que decide sentimentalmente.
Por cierto, los jueces de la pelea de Raza contra Yupi también deciden con sus corazones, hagan sus apuestas.
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