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La nueva épica del narco

Tras la detención de Francisco J. Arellano Félix surgieron los trovadores de "la era postigrillo". "El Beto" vocalista de Explosión Norteña, atacado un día antes de la captura del capo, cantaba corridos "autorizados".

EL UNIVERSAL

TIJUANA, Baja California.- La mañana del jueves nueve de agosto, una semana antes de que Francisco Javier Arellano fuera detenido por el FBI, un individuo alto, complexión delgada, moreno, que no aparentaba ninguna actitud especial, llegó a tocar la puerta de las oficinas de Champions Music, ubicadas en la calle de Humatomi, una vía sin mucho ruido, tranquila, como cualquiera del fraccionamiento Los Pinos en la zona de Otay, al norte de la ciudad de Tijuana.

Cuando le abrieron la puerta pasó y preguntó por José Alberto Cervantes Nieto, compositor y vocalista de Explosión Norteña, la banda más célebre en toda esa región. Al escuchar que aquel hombre preguntaba por ?El Beto?, como lo conocen, un hombre joven levantó la mano y se paró. En ese momento el desconocido sacó una arma y le disparó varias veces.

Dos de los ayudantes que lo acompañaban alcanzaron a librarse y quedaron con lesiones leves, pero a él la ambulancia se lo tuvo que llevar de emergencia a un hospital con heridas en la pierna, brazo y tórax.

Parecía una señal porque la tarde del lunes siguiente ?El Tigrillo? era detenido a bordo del Doc Holliday que navegaba, según la DEA, en aguas internacionales cerca de La Paz, Baja California. Aquel día ?El Beto? convalecía en medio de fuertes medidas de seguridad en una clínica privada de la ciudad y ya no le tocaría componer e interpretar el corrido que por estos días de octubre es el éxito de una banda llamada Los Elegidos de Tijuana.

Al escuchar cantar a este grupo pareciera que son los trovadores de ?la era postigrillo porque cuando uno llega al Clamatos y entra a ese patio de tierra con algunas partes con piso de cemento, parcialmente cubierto con láminas y una enorme lona al centro donde tocan, comienzan escucharse peticiones para que toquen ?La caída del ?Tigrillo??.

No es un corrido que esté en un disco o se escuche en la radio; su producción es reciente, de ahí que para oírlo es necesario que sea jueves, día en que por las tardes hay música en vivo en ese lugar donde la bebida que da nombre al bar se sirve en vasos de plástico rojo tamaño familiar.

Está ubicado junto a un restaurante de carnitas tras una de las colinas de Otay, muy cerca de la valla fronteriza, y quienes saben recomiendan que no se esté hasta tarde porque al comenzar la noche empiezan a llegar los ?mañosos?, protagonistas de una composición con la que Explosión Norteña los inmortalizó como ?La nueva generación?, la cual solían tocar allá por el año 2004 en un bar de la zona del río Tijuana.

Eran otros tiempos porque ahora, dicen en ese lugar, quien ?rifa? son Los Elegidos, y los aplausos se sueltan cuando comienza el acordeón a dar las primeras notas de ?La caída?, que dice:

?Dos peces grandes cayeron/ que andaban en alta mar;/ andaban muy adentro en agua internacional./ ?El Tigrillo? es Arellano y Arturo es un Villarreal./ La DEA les puso el guante/ tras años de investigar,/ con la Interpol bien aliados no pudieron escapar/ y a los Estados Unidos los llevan a procesar./ El cártel sigue operando,/ no se pongan a temblar,/ como en otras ocasiones, todos pónganse a chambear./ La plaza es de nosotros,/ no la vamos a soltar./ Mucha sangre va a correr/ por todita la nación/ de aquellos que se rajaron,/ que prometían protección;/ mucha gente anda buscando/ a los que hicieron traición./ Andan los buitres volando/ pa? ver a qué horas bajar,/ quieren ocupar el nido,/ se lo quieren adueñar;/ los estamos esperando/ con garras de gavilán./ No cuenten con la victoria/ que seguimos aún vigentes,/ hay que defender la plaza/ nos cueste lo que nos cueste./ No va a ser la primera vez/ que enfrentemos a la muerte?.

En clave

El Beto solía decir en algunos de sus conciertos que eran corridos ?autorizados, sí señor?, los que solía interpretar. Se sabía, por versiones periodísticas locales, que algunos eran compuestos a petición expresa de varios chacas o jefes regionales del cártel, para que se los cantaran en alguno que otro festejo en donde aparecieran.

El repertorio que Explosión reunió a partir de la muerte de Ramón Arellano, la caída de Benjamín y la ascensión de su hermano menor Francisco Javier, tiene piezas que trazan el perfil de los sicarios que irrumpieron, junto a él, durante este lapso en Tijuana. ?La nueva generación es la que hoy ha nacido,/ somos malditos de sangre, eso ya tiene testigos?, reza la composición sobre los ?nuevos? en cuya letra se narra que están conscientes que se quedaron sin sus grandes jefes, y al evocar a Ramón, anuncian que ?habrá venganza en su honor?.

Más herméticos, en otras canciones dan cuenta de que hay un hombre en la frontera al que sólo se le conoce como X-13, quien ?pesa mucho?. Con él, dice el corrido, ?se escuchan las avionetas cuando van a aterrizar, porque ya viene más merca, ciento por ciento calidad. P-28 la baja y el 15 la va a cachar. El 30 le avisa al 15, el 15 al 25, el diez está en el camino, avísenle al 4-5, con el 4 y el sargento, listos para cualquier brinco?.

Cuando se escucha la letra escrita para Jorge Briceño López ?El Cholo?, cuñado del ?Tigrillo? y ?exiliado? durante varias semanas, después de la detención, en Guadalajara según fuentes de la Procuraduría General de la República (PGR), parecería como si se presentara al prototipo de la genealogía de sicarios del cártel. ?Él goza de protección,/ le teme la Policía/ tiene mucha habilidad,/ se mueve a la luz del día./ Por eso donde lo topan/ se hacen los que no lo miran./ Él tiene mucho poder,/ es pariente del Tigrillo,/ nadie lo va a detener, es un hombre decidido;/ trae mucha gente a su mando,/ todos con cuernos de chivo./ Cinco y cinco suman 10,/ 10-10 está la plebada/ esperando nueva orden / para atacar de volada,/ pa? dejar varios tendidos/ y luego la retirada./ El Cholo sigue ordenando/ también su gente operando;/ ?La nueva generación? es la que hoy está al mando./ Que le pese al que le pese,/ seguiremos trabajando?.

A diferencia de Arturo Villarreal ?El Nalgón? o de Mario Alberto García Simentel ?El Cris?, el primero detenido junto a ?El Tigrillo? y el segundo preso en junio de 2004 pero ya con varios corridos en su honor, la mayoría de los protagonistas siguen libres como el probable sucesor del menor de los Arellano Félix, Gustavo Rivera Martínez, alias El P-1 o, según otras fuentes, ?El Ingeniero?.

Porque según su corrido: ?No se sabe mucho de él,/ más bien no se conoce nada;/ de lo único que se sabe/ es como según se llama,/ a él le dicen El P-1./ P-1 es clave privada./ Aunque lo busque el Gobierno, millones te dan por él, ese hombre a nada le teme y es gente de alto nivel (...). Para que bien lo conozcan/ algo les voy a advertir:/ es muy bueno disparando,/ sabe que un día va a morir;/ con su R-15 en el brazo/ peleará hasta que sea el fin?.

Con estas letras pocos se sorprendieron que ?El Beto? fuera baleado dentro de las oficinas de la disquera que produjo su primer disco, 14 detonantes corridos, en los que aparecen composiciones dedicadas al X-13; al P-14; al Pareja y hasta a El Santo Chino, uno de los sicarios más violentos cuya identidad es un misterio pues según el corrido: ?De mi nombre no sé nada,/ hace tiempo lo perdí./ De mi apodo sé poquito,/ por allá en China lo oí,/ me contaron que es un santo/ pero no se los creí?.

Y para que no se sintiera ?ninguneado? al líder de Explosión, sus colegas de Los Elegidos le compusieron su corrido donde quedan recogidas sus vicisitudes como trovador de la era del ?Tigrillo?.

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