Los resultados no fueron los esperados. A más de un mes de haber iniciado formalmente su campaña, el panista Felipe Calderón se encuentra preocupado por el estancamiento de su figura en las preferencias electorales. Felipe no repunta, se encuentra posicionado en un segundo lugar muy lejano aún de la figura de Andrés Manuel López Obrador.
Al igual que Roberto Madrazo, el panista anunció el pasado lunes cambios en su equipo de campaña, acciones que define como un relanzamiento. La nueva estrategia se basa en siete puntos, el más importante quizá sea el de realizar hasta el final de su campaña una propuesta diaria para convencer al electorado de que él es la mejor opción. Además está la organización de foros temáticos para escuchar las propuestas y necesidades de la ciudadanía; trabajar “codo con codo” con el PAN y su dirigencia; conformar una alianza ciudadana sin importar el partido al que se pertenezca; mantener un Gobierno plural y tolerante sin imponer sus propias creencias y mantener un mensaje claro y directo con la ciudadanía.
Llama la atención que tras la elección interna del albiazul, donde Felipe Calderón Hinojosa ganó muchas simpatías al verse como un verdadero luchador que le arrebató el triunfo al candidato del presidente (Santiago Creel), se haya desinflado de manera tan estrepitosa.
En una primera etapa, Felipe logró convencer a los jóvenes profesionistas y universitarios, sin embargo, sus respuestas fallidas en una entrevista con Joaquín López Dóriga le arrebataron simpatías. En pleno mundo globalizado, el panista se vio demasiado conservador al hablar de temas como la homosexualidad, la eutanasia y el aborto. Ante esta situación fueron muchas las voces de Organizaciones No Gubernamentales que lanzaron críticas al candidato a la Presidencia de la República.
Felipe sabe que erró en sus respuestas, por eso este lunes en la noche nuevamente en el noticiero de Televisa trató de enmendar el camino, lanzó explicaciones del porqué de sus respuestas; de aquí se deriva su nueva propuesta de “mantener un Gobierno plural y tolerante sin imponer sus propias creencias y mantener un mensaje claro y directo con la ciudadanía”.
Hasta el momento parecía que la lucha del Hijo desobediente, como el propio panista se definió, era una batalla de él solo contra el mundo. La estructura de su partido era tan sólo un membrete donde el dirigente nacional, Manuel Espino, no parecía muy interesado en participar. Un dato ejemplifica lo anterior: desde el 19 de enero hasta el lunes seis de marzo, Manuel Espino únicamente había asistido a tres eventos del candidato panista a la Presidencia. El dirigente albiazul no ha tenido empacho en declarar que tiene diferencias con Calderón Hinojosa, las cuales minimiza ante el proyecto político que representa Acción Nacional.
Los resultados de las encuestas sobre preferencias electorales, obligan a Calderón a virar el barco, pero sobre todo lo lleva a reflexionar que su lucha es contra Andrés Manuel López Obrador, para el panista, Roberto Madrazo ya no representa ningún obstáculo. Vaya, en las últimas entrevistas ya ni siquiera se refiere al priista, los retos y descalificaciones van contra el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Si la historia del PRI fuera otra, tal vez la afirmación de que la lucha será de dos fuera válida, sin embargo, el tricolor aún posee una envidiable estructura que lo puede llevar a convertirse en un rival peligroso. Es muy temprano para descalificar a “un viejo lobo de mar” como Roberto Madrazo, aunque las cosas tampoco le hayan salido como las planeó.
Mientras que Vicente Fox basó su triunfo en una espectacular campaña de publicidad, hoy los spots de Madrazo y Felipe Calderón los mantiene muy alejados del puntero. Los ataques contra Andrés Manuel López Obrador habrán de arreciar con el paso de los días y por desgracia los ciudadanos, seremos testigos de una batalla de descalificaciones e injurias, donde el debate de las ideas será simplemente ignorado.
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