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La Otra Entrega

Jorge Zepeda Patterson

Hace unos días Denise Dresser publicó un artículo, muy comentado por cierto, para instaurar el premio: “Entreguemos México”, creado, dice ella, con la idea de honrar a quienes, a lo largo del año, han contribuido a hacer de México un país peor. En realidad su “premiación” estaba destinada a exhibir a aquellos que en el debate y aprobación de la llamada “Ley Televisa” han sostenido una actitud “entreguista”. Es decir, a todos aquellos que desde una curul o un escaño en el Congreso se han rehusado a actuar como Gobierno, afirma Dresser; a todos aquellos que con acciones u omisiones han sacrificado el interés público en nombre de intereses privados.

La lista de “premiados” pudo haber sido una porción del directorio telefónico, si consideramos que la Ley fue aprobada gracias al voto de 81 senadores, y requirió la colaboración de un buen número de funcionarios, cabilderos y periodistas. Pero, con toda razón, Dresser prefirió distinguir exclusivamente a los que han tenido mayor responsabilidad y peso específico en esta cuestionada Ley, a su entender: Felipe Calderón, Emilio Gamboa, Vicente Fox (Premio “¿Y yo por qué?”), Carlos Abascal, Josefina Vázquez Mota, Diego Fernández de Cevallos, López Obrador, Roberto Madrazo y Marta Sahagún. Algunos intervinieron activamente y otros se hicieron de la vista gorda para no enemistarse con las televisoras, pero todos ellos fueron artífices para la ominosa entrega.

Sin embargo, también hay otro tipo de “entrega” que en lugar de describir un comportamiento vergonzante, designa a los que laboran con lealtad y esfuerzo, los que se “entregan” en aras de una responsabilidad. Las batallas legislativas y de opinión pública que se generaron a raíz de la aprobación de la Ley, dejan no sólo una lista de villanos, sino también un pequeño grupo de valientes que mostraron aquí y allá independencia y arrojo, a veces en contra de sus propios intereses.

Por ejemplo, Francisco José Paoli Bolio, quien renunció públicamente a ingresar a la lista de candidatos al Senado por parte del PAN, en protesta por el acuerdo entre la dirección de su partido y las televisoras, las cuales apoyarían a los candidatos blanquiazules a cambio del voto a favor de la Ley. Una decisión que honra al académico y ex subsecretario, pues renuncia a un cómodo sabático de varios años en el Senado, en aras de una convicción. Algo verdaderamente inusual entre la clase política.

También habría que reconocer la independencia de los pocos senadores priistas (11) y panistas (13) quienes votaron y argumentaron en contra de la consigna de sus líderes. Destacan entre ellos Dulce María Sauri, Genaro Borrego y Raymundo Gómez Flores, además, obviamente, de quienes encabezaron la “resistencia” Javier Corral, Felipe de Jesús Vicencio y Manuel Bartlett (del cual nunca pensé que llegaría a escribir un elogio).

Más valiente aún resulta el comportamiento de algunos funcionarios que cuestionaron la arbitrariedad de esta Ley, a pesar de formar parte de la Administración Pública federal, lo cual supone poner en riesgo su empleo. Tal es el caso de los responsables del Imer, el Canal 11 y Radio Educación. Dolores Béistegui, directora del Imer, se atrevió a colocar un spot en sus transmisiones con la canción “¿Me estás oyendo inútil?” de Paquita la del Barrio, para protestar por la aprobación de la Ley.

Habría que otorgar un reconocimiento a los pocos periodistas de televisión que encontraron la forma de cubrir el tema de manera profesionalmente decorosa, a pesar que sus empresas estaban involucradas en la noticia. Por ejemplo, Carmen Aristegui y Carlos Loret de Mola, que en sus respectivos noticieros en la estación WRadio (en la mañana y el mediodía, respectivamente), dieron amplia cobertura a las dos partes de la polémica. Si bien esa estación pertenece sólo en un 50 por ciento a Televisa (el resto es propiedad del grupo español PRISA), también es cierto que se trata de la bandera emblemática del consorcio. Víctor Trujillo, en su noticiero matutino de canal cuatro, organizó el viernes pasado un panel con algunos de los más severos críticos de esta Ley (entre ellos la propia Denise Dresser).

Llama la atención las críticas de Jacobo Zabludowsky en contra de sus anteriores patrones. Desde su programa “De Una a Tres” en Radio Centro, ha emprendido una indignada campaña para cuestionar la Ley y sus posibles beneficiarios. Dicho sea de paso, es curioso constatar el radicalismo en contra de los poderosos, de parte de este veterano conductor, autor de algunos ominosos pasajes del periodismo mexicano. Quizá, como un Bartlett, una vez que se encuentran más allá del bien y del mal, quieran reparar su conciencia.

Entre los periodistas destaca el caso de Pilar Álvarez Lasso, conductora de “Informativo 40”, del nuevo Proyecto Canal 40, quien prefirió no participar en el noticiero del lunes por la noche, en el cual la empresa leyó un editorial con cuyos contenidos la periodista estaba en desacuerdo.

Seguramente hay muchas otras personas, además de éstas, que realizaron esas grandes o pequeñas muestras de heroísmo. Imposible documentar el caso, como los aquí comentados, de todos aquellos que hicieron a un lado sus intereses materiales para actuar conforme a sus convicciones, con riesgo de perjudicar sus propias carreras. Para todos ellos el reconocimiento “La Otra Entrega”, la buena. En cada tragedia, en cada imposición, hay siempre muestras de dignidad, focos de resistencia. Mientras existan hombres y mujeres como Paoli Bolio o Pilar, hay esperanzas de que la vida pública en México sea algo más que una sucesión de infamias.

(jzepeda52@aol.com)

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