Encerrado en su cuarto, Pedro, de 16 años, le da click a su mouse sobre otra imagen porno en su pantalla. Piensa: nada más veo esta última y le apago. Antes de terminar de bajar la imagen, escucha un golpe fuerte. La puerta se abre? ¡su papá! Pedro, nervioso, intenta bloquear su pantalla, apagar su monitor o desconectarse de Internet, ¡lo que sea!... pero ya es demasiado tarde.
Piensa, ¡...?ta madre, ya me cacharon! Perdón pá, pero la neta, no tiene nada de malo; me llegan como veinte mil mails de éstos; no los busco, me llegan por lo menos unos 15 diarios con presentación de power point y todo... además todos mis amigos los ven.
La pornografía siempre ha existido. Sólo que, antes, ésta giraba en la periferia de nuestra sociedad y se limitaba a algunas revistas caras para adultos, y que los niños, ocasionalmente, con temor y morbo exploraban.
Ahora, la pornografía está en todos lados y al alcance de cualquiera... y es mucho más que mujeres desnudas.
La encontramos en la calle en puestos de revistas, con precios desde $9.00, en libros, videos, música, DVD, cine, tiendas, televisión por cable, en moteles, hoteles de cinco estrellas, en Internet, en chats, en mails, por teléfono y demás.
La industria pornográfica ha crecido de tal manera que, de acuerdo con el sociólogo Robert Manne, de la Universidad de Sydney, Australia, es más grande que la ¡industria del cine y la música juntas!
La ecuación es muy sencilla: sexodinero mássexo. Veamos la realidad de hoy:
Estadísticas sobre el uso de pornografía en Internet de acuerdo a Internet Filter Reviews 2006.
*Tamaño de la industria? $57.0 billones US.
*Sitios pornográficos en la red? 4.2 millones (12 por ciento del total de la web).
*Páginas pornográficas? 372 millones.
*Búsqueda diaria de pornografía? 68 millones (25 por ciento total de las búsquedas).
*El mayor consumidor de pornografía en Internet tiene entre 12 y 17 años.
Es interesante saber que, a la par de este crecimiento, los delitos de tipo sexual también han aumentado significativamente.
Lo preocupante es que la mayoría de los jóvenes y algunos adultos opinan lo mismo que Pedro le contesta a su papá, ¡¿Qué tiene de malo?!
David Scout, en su estudio Pornography, its effects on the Familiy, Community, and Culture, realizó más de 500 estudios sobre los efectos de la pornografía en los jóvenes, y que arrojaron los siguientes resultados:
Insensibiliza al que la ve; poco a poco lo deshumaniza.
Es adictiva. Como las drogas, quien ve pornografía, cada vez busca material más fuerte.
Despierta o aumenta la conducta agresiva del hombre contra la mujer.
Eleva las expectativas de respuesta propias y de su pareja; basa su sexualidad en la representación, y con facilidad deja de satisfacerle el desempeño y el aspecto físico de ella.
La persona puede llegar a pensar que sólo lo prohibido es sexualmente gratificante.
Degrada a la mujer.
Dispara, estimula o aumenta el deseo de cometer una violación sexual. Criminales como pederastas, asesinos o violadores son más propensos a cometer un crimen después de estar expuestos frecuentemente a la pornografía.
Disminuye la autoestima y favorece el pensamiento obsesivo.
Provoca que la sexualidad se considere un producto de consumo, como el fin y no como parte valiosa de un todo.
Principalmente, enseña que somos la suma de nuestros genitales, y que ahí radica nuestro atractivo. Ése es el verdadero daño social que resulta de la pornografía.
La pornografía seduce primero, envuelve después y, finalmente, puede ahogar a quien la ve.