LECCIÓN HISTÓRICA | EL DESABASTO DE AGUA, GERMEN DE LEVANTAMIENTOS SOCIALES.
EL SIGLO DE TORREÓN
La vocación económica de La Laguna no es agroindustrial: Valdéz Perezgasga
COMARCA LAGUNERA.- La comunidad rural de Valle Verde, perteneciente a Tlahualilo, vive sedienta. Los árboles están secos y la tierra árida y roja, sin rastro de humedad. El abasto inicia desde la madrugada, cuando aprovechan la débil presión para llenar sus recipientes: los varones acarrean el agua en tambos desde pozos ubicados a más de 70 kilómetros de distancia. Aparte, junto a las viviendas es común encontrar pozos cavados para llegar a la red de agua y obtener así algo de líquido cuando en verano se agrava la escasez.
La cabecera municipal de Tlahualilo cuenta con el líquido de tres a seis de la tarde, pues el municipio carece de agua propia desde que se cancelaron los pozos por la alta concentración de arsénico, detectada en 1984. A partir de entonces, la gente recibe el agua por tandeo a ciertas horas, en la mañana o en la tarde, según el sector.
La Secretaría de Desarrollo Social del Estado (Sedesoe) informa que en la Laguna de Durango, a escasos 20 kilómetros de las localidades rurales con mayor carencia de infraestructura hidráulica y sin acceso al agua entubada, hay fincas con pozos de abrevadero privados. Además, reconoce graves carencias de agua potable en la entidad y que los ?focos rojos? se localizan justo en la Laguna y el Semidesierto, o en municipios aislados donde hay líquido pero no recursos para invertir en infraestructura hidráulica.
Por ello, los escenarios que dibujan los ambientalistas es que dentro de diez años la gente podría verse obligada a emigrar de la Laguna o racionar el agua disponible, y que de hecho esto se manifiesta ya en las comunidades rurales más distantes de la zona conurbada.
Los conflictos a causa del agua anteceden históricamente a los movimientos sociales. En el texto Fundamentos para el Aprovechamiento Integral del Agua, Ignacio Sánchez Cohen, apunta que todos los grandes levantamientos armados desde la Conquista, ?no hay excepciones?, fueron precedidos por el desabasto del líquido.
Hoy las estadísticas marcan precisamente una variación climática inferior a la media histórica y en junio del año pasado la sed en Tlahualilo generó conflictos entre los mismos vecinos: aquéllos que alcanzaban agua, la desperdiciaban; esto molestó a quienes debían acarrearla o pagar para que se las llevaran en tambos. Comenzaron las fricciones y hubo enfrentamientos a golpes.
Podría ser el principio del escenario de conflicto social que por la falta de agua se avecina en la Comarca Lagunera.
ACUÍFERO SOBREEXPLOTADO
El balance hidrológico en La Laguna es negativo; el volumen de agua que se extrae de los pozos es superior a la recarga natural de los acuíferos. Así, la tasa anual de abatimiento de éstos es de 2.5 metros cuadrados, según el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
Existen mil 245 pozos destinados al público urbano, en tanto que mil 88 son de uso agrícola y 243 de pecuario. De los 654 mantos que tiene el país, 97 están sobre explotados, entre ellos el acuífero principal de la Región Lagunera. Estimaciones conservadoras de la CNA hablan de que la sobreexplotación es de 570 millones de metros cúbicos anuales ?es decir, está haciéndose una extracción que nunca se recupera.
Así, la agricultura consume el 80 por ciento del recurso hidráulico en la Región, donde existen alrededor de 40 mil hectáreas destinadas a cultivar alfalfa, necesaria para los cinco millones de litros de leche diarios que produce. Un 15 por ciento se destina a consumo urbano-doméstico, y el cinco restante a la industria.
De acuerdo con grupos ambientalistas como Prodefensa del Nazas, Biodesert y En Defensa del Ambiente, este escenario plantea el dilema de si la Comarca debe producir leche para el resto del país y arriesgarse a que se agote el agua para la población, o fijar un precio al líquido y, de esta manera, eficientar su uso. ?¿Agua o leche??, pregunta Francisco Valdés Perezgasga, investigador del Tecnológico de la Laguna. Para él, en virtud de la escasez, la vocación de la Comarca Lagunera no es agroindustrial, independientemente de que las autoridades municipales aseguren que existe agua suficiente.
Por falta de agua potable, en Tlahualilo no es posible generar nuevos empleos. El municipio tiene un abasto de 55 litros por segundo, en tanto que la demanda de las empresas es de 90 litros como mínimo.
Como en el país, el crecimiento económico es una aspiración de los municipios de la zona, pero regularlo es también una condición indispensable de cualquier política de desarrollo. Es aquí donde se halla el problema: no se niega que la industria lechera genere muchos empleos directos e indirectos, sino que debe ponerse en la balanza el costo ambiental, opina Ignacio Sánchez Cohen, analista del Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Relaciones Agua Suelo Planta Atmósfera (Cenid-Raspa).
INDUSTRIA Y CIUDADANÍA
La Ley de Aguas Nacionales, ante un conflicto de abasto en el líquido, establece la siguiente jerarquización: tiene prioridad la ciudadanía, enseguida la fauna y por último la industria. Mas Francisco Valdés expone que el poder de presión de los socios lecheros podría modificar, de hecho, esta distribución legal, pues la normativa es poco precisa y en ella se concibe al líquido principalmente como un insumo para la producción.
Lo óptimo sería alcanzar un balance y la sostenibilidad del sistema para garantizar el cumplimiento de la Ley.
Las asociaciones ambientalistas consultadas insisten en que la Comisión Nacional del Agua (CNA) fije un precio para hacer eficiente el consumo de agua, sin eludir que esto afectaría la competitividad de la cuenca lechera. El presidente de Prodefensa del Nazas señala, sin embargo, que el poder de presión política de los empresarios lecheros en la región es tal, que no progresaría una estrategia de este tipo.
Ahora bien, esos mismos grupos ambientalistas consideran positivo que empresarios influyentes en la Comarca estén tomando parte en asociaciones civiles que buscan el balance ecológico ?como Laguneros por el Agua?; juzgan que esto marca una tendencia hacia el conveniente equilibrio de intereses entre industriales y ciudadanía organizada.
El INIFAP trata de impulsar el concepto de ?trueque ecológico?. Sánchez Cohen precisa que aún no queda claro cómo establecer el límite ecológico y se pregunta cuánto puede sostenerse el sistema productivo como está y sin deteriorarse; pero que el trueque ecológico significa producir aquí la leche trayendo la alfalfa de lugares más favorecidos con la disponibilidad del agua. Esto contribuiría a viabilizar la actual producción lechera.
A principios de los años 80 los pozos piloto del INIFAP bombeaban a una profundidad de 80 metros. En la actualidad lo hacen a 150 y hasta 170 metros. Esto evidencia la gravedad del deterioro, que además ha trastornado el equilibrio ecológico. Por ejemplo, cifras de la misma dependencia muestran que de 1972 a 1992 se perdió el 56 por ciento de la cubierta vegetal del bosque denso, lo que a su vez provocó erosión.
Se ignora si en la Laguna el sistema de consumo de agua es sostenible ecológicamente. Persevera esta incógnita: ¿cuánta agua tenemos?
PEOR AGUA, MAYOR RIESGO DE CÁNCER
La región enfrenta un progresivo deterioro en la calidad del agua, que si bien no afecta el riego de alfalfa, plantea todo un problema en lo que toca al consumo humano. Aunada a la construcción de presas en los ríos Nazas y Aguanaval, aquello ha provocado que la desecación de los ecosistemas y la pérdida de beneficios ambientales.
De proseguir la explotación irracional, apunta la investigación del Cenid-Raspa, comenzarán por colapsarse las actividades altamente demandantes de agua, mientras que la población tendría que ser protegida con base en la Ley.
Investigadores y ambientalistas reiteran: puede continuar la producción de leche en La Laguna, pero es insostenible al actual ritmo de cinco millones de litros diarios. Para Prodefensa del Nazas, por ejemplo, el punto social de inflexión se alcanzará cuando la gente comprenda las consecuencias de beber agua con arsénico en los niveles que tiene la de Torreón: 20 microgramos por litro.
En principio, las consecuencias de esto en la salud pública son evidentes. El arsénico es un cofactor que propicia el cáncer. Según estudios de la Academia de Ciencias en Estados Unidos citados por Francisco Valdés, 20 microgramos de arsénico por litro significa la aparición potencial de cuatro mil 500 nuevos casos de cáncer al año en una población de un millón de habitantes ?es decir semejante a la de la Comarca.
La normativa nacional fija un límite superior de 25 microgramos de arsénico por litro. Legalmente, entonces, el agua que se bebe en La Laguna es apta para consumo humano (con 20 microgramos). Pero, los estándares internacionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) establecen un máximo de diez microgramos por litro.
Ignorando tecnicismos, empujados por la sed, cada época de estiaje habitantes de Tlahualilo recurren a pozos que fueron clausurados desde 1984 por rebasar los niveles permisibles de arsénico para consumo humano. La población en este municipio disminuye por la sequía, un escenario que podría ser el inicio de lo que se avecina en el resto de la Comarca Lagunera.
En el pasado
La CNA revela que cuando corrían el río Nazas y el Aguanaval, el agua era depositada en lagunas que se secaban y nuevamente se llenaban al año siguiente. Sin embargo, en este proceso se concentraban las sales, por lo que existen acuíferos muy salados, algunos sumamente ricos en arsénico, que no causaban problema dado que se encontraban en un nivel muy por debajo del subsuelo.
Una vez que se inicia la colocación de presas, el flujo de agua disminuye y, con la sobreexplotación del acuífero principal, el manto se ha comenzado a contaminar de las sales. Ante esta problemática, la propuesta ambientalista es revivir el río Nazas, que se destine agua de las presas a la agricultura, pero que también se deje fluir líquido para elevar el acuífero principal y que los mantos salados queden más abajo, lo que elevaría la calidad.
Para tomar en cuenta.
La calidad del agua que presenta en algunas áreas el acuífero principal no es apta para el consumo humano y tiene serias restricciones para el uso agrícola y pecuario por su alta concentración de sales (de 200 a 3644 partículas por millar) y de algunos elementos tóxicos como el arsénico (de 0.008 a 0.417 y el manganeso (de 1.010 a 0.540 ppm).
-De mantener el régimen de extracción de agua subterránea, en los próximos años se incrementaría el índice de abatimiento de su nivel, afectando los usos que se sustentan de este recurso y se provocaría un mayor deterioro de la calidad del agua aprovechada.
FUENTE: Estudio Técnico de Actualización del Conocimiento Hidrológico en la Zona comprendida por el Acuífero denominado Principal-Región Lagunera, en los Estados de Coahuila y Durango, de la CNA.