EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

La toma de protesta

Gilberto Serna

El susto los atosiga, hay gran excitación por lo que presienten vaya a acontecer, de no tomar medidas adelantadas. Los ánimos están exacerbados. En el estanquillo de enfrente se da por un hecho que impedirán que Felipe Calderón Hinojosa tome las riendas del país. Los oficialistas se reúnen para definir la logística y negociación política necesarias a fin de evitar contratiempos en el ya muy cercano espectáculo protocolario. Aquéllos aducen que deben mantener el rechazo a que se materialice una imposición autoritaria, aunque reconocen que no han definido los mecanismos para impedirlo. Se dice que hay el acuerdo para que efectivos de la Policía Federal Preventiva resguarden las inmediaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro, en tanto personal de la Cámara de Diputados vigile el recinto y los accesos al área de tribunas. El presidente de la Legislatura no tiene facultades omnímodas para ordenar que las Fuerzas policiacas tomen el Congreso, argumenta una de las partes, apuntando ominoso que de todos modos pasará lo que tenga que pasar. Lo que no se toma en cuenta es que el diputado presidente de la Mesa Directiva no debe adelantar vísperas, por lo que estará obrando precipitadamente, dado que sólo que haya un borchincho al que los diputados no puedan ponerle remedio dará lugar a que se llame a las Fuerzas del orden. Los diputados forman parte de un Poder soberano por lo que malamente guardias o aun policías pueden reconvenirlos y menos someterlos.

Quienes no quieren que Calderón asuma el cargo cuentan tan sólo con la sorpresa. Es evidente que están en plena desventaja de fuerzas. Si tomamos en consideración la superioridad de un bando sobre el otro, veremos que los diputados opositores, si a la hora de la hora no se echan para atrás, tendrán que escudarse tras de sus credenciales para aguantar a pie firme a los elementos de la Fuerza pública, que no es de creerse que asistan con sus armas de cargo, concretándose con no dejar, ocupándola para ese efecto en su totalidad, que los diputados disidentes accedan a la tribuna.

Creo que están pensando, no estoy muy seguro, sin embargo, tomando en consideración las sandeces que se han dicho, una más no sobra, en comprar esparadrapos para cubrirle a los opositores la boca, a fin de que la ceremonia se celebre con la solemnidad que amerita el caso, manteniendo en silencio a las bancadas rebeldes. Si, se ha perdido la compostura por sólo pensar lo que pueda suceder, lo que se advierte es que están equivocados si consideran que la tribuna es el único lugar al que acudirán a estorbar como lo hicieron el primero de septiembre que hizo permanecer en el exterior del recinto al presidente Vicente Fox que no alcanzó a leer su mensaje a la nación.

A propósito, en la siguiente ocasión prefirió tomar las de Villadiego*, yéndose a dar El Grito en la cuna de la Independencia.

Los empresarios, a través de sus dirigentes, avalan la decisión de montar un operativo de seguridad dentro del salón de plenos para garantizar que la asunción de Calderón transcurra sin incidentes. ¡Hum! Desde ahora se prevé que la protesta estará plagada antes, en y después de episodios que lamentablemente se darán a consecuencia de que dicen hubo un fraude electoral, que es lo que le da sustento y fortaleza a su movimiento, aunque en honor a la verdad no ha quedado demostrado. Si lo quieren parar es lógico que los calderonistas tendrán que recurrir a la violencia mucha, poca o poquita.

Mucha sería forcejear físicamente los guardianes del orden con los diputados. Poca sería que sin llegar a los puños se dijeran palabrotas y por último, poquita que con la presencia de los guardianes del orden se amedrentaran los inconformes permaneciendo en sus butacas, concretándose a levantar carteles alusivos y a vociferar improperios, al tiempo que patean el piso tratando de hacer el mayor alboroto posible convirtiendo aquello en un maremágnum.

Los encargados del orden, se verán precisados a actuar con gran criterio. Deben estar conscientes que no deben exaltarse con mala voluntad. Lo principal es mantener la cabeza fría, si lo que buscan es que no se desborden las pasiones. Una actitud discreta sería lo más conveniente. Aconsejable es la tolerancia y la mesura.

En el lado opuesto, pedirle prudencia a los diputados es como pedirle peras al olmo, pues sienten que fueron robados. Si la directiva ya decidió abrirle las puertas a elementos policiacos, en un recinto donde los diputados mandan, se estará dando paso a situaciones no previstas en el manual de cómo controlar a masas descontroladas.

No se han percatado que la única alternativa no es el uso de la fuerza en un país que presume de civilizado. Lo que está preparando el Gobierno no corresponde a una toma de posesión sino a una algarada, los nervios estarán a punto de estallar, la falta de sindéresis del ?equipo Gerber?, como han dado en llamar a los jóvenes políticos que agrupa el presidente electo, los puede llevar de la mano a una debacle.

Lo que hacen los partidarios del que denominan presidente legítimo o sea AMLO, no es algo que indique que se den cuenta que están avivando el fuego dentro de un polvorín. Todo indica que la autoridad habla de sofocar una revuelta no de asistir a una señera ceremonia de cambio de poderes.

Nota bene.- Villadiego*: nombre propio, coger o tomar las de Villadiego. Ausentarse impensadamente, de ordinario por huir de un riesgo o compromiso.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 246056

elsiglo.mx