El emblemático rascacielos ocupará el vacío que dejaron las Torres Gemelas.
EFE
Nueva York.- La Torre de la Libertad, el emblemático rascacielos diseñado para ocupar el vacío que dejaron las Torres Gemelas, comienza a emerger en la 'zona cero', más de cinco años después de los atentados del 11-S en Nueva York.
Las primeras columnas de acero, de un total de veintisiete que formarán el perímetro del edificio, han quedado ya instaladas y se prevé que todas estén en su sitio en mayo del próximo año.
El gobernador George Pataki y el alcalde Michael Bloomberg no pudieron resistir la tentación de presenciar de cerca la erección de los dos primeros pilares, de unos 9.5 y 10.4 metros de altura y 22.5 y 24.2 toneladas de peso, respectivamente.
Las gigantescas columnas fueron fabricadas este verano por la firma Arcelor en Luxemburgo y en septiembre llegaron a la compañía Banker Steel, en el Estado de Virginia, para que les dieran forma y las adecuaran a los planes de construcción.
Aunque las tareas preliminares para edificar el rascacielos se iniciaron a finales de abril, el levantamiento de las columnas ha supuesto el signo más visible y perceptible por los neoyorquinos de que el nuevo World Trade Center (WTC) comienza a avanzar.
Como ocurre en todo lo relacionado con la "zona cero", el acto de esta semana tuvo también un carácter patriótico y emotivo, con las columnas adornadas con la bandera de EU y el lema "Freedom Tower", y portando firmas y mensajes de familiares de algunas de las dos mil 749 personas que perecieron en los atentados.
"Erigiéndose desde el corazón del World Trade Center, la Torre de la Libertad será un símbolo del espíritu de esta ciudad y de nuestra nación", declaró Bloomberg.
La colocación de los primeros pilares del rascacielos, de 1.776 pies de altura (unos 542 metros) y que tendrá 242 mil metros cuadrados de espacio para oficinas, comercio y ocio, contribuye a que el 2006 se cierre con un tono algo más optimista en torno a la reconstrucción del World Trade Center.
El cruce de intereses políticos y económicos, unido a la sensibilidad siempre a flor de piel de las familias que perdieron a seres queridos en los atentados, ha frenado en numerosas ocasiones la reedificación del WTC en el sur de la isla de Manhattan.
El proyecto del arquitecto español Santiago Calatrava para el centro de transporte que incluye el complejo, con una inversión de dos mil 200 millones de dólares, ha estado ajeno sin embargo a toda polémica y se puso la primera piedra en septiembre del pasado año.
Una de las etapas más delicadas y agrias en la reconstrucción del WTC se vivió a comienzos de este año, por el fuerte desacuerdo entre la Autoridad del Puerto de Nueva York y Nueva Jersey, propietaria del suelo, y el promotor inmobiliario Larry Silverstein, quien había arrendado el complejo seis semanas antes de los atentados.
Después de enconadas negociaciones y de acusaciones cruzadas entre unos y otros, se logró en abril llegar a un compromiso entre las partes, que reducía el control del empresario sobre el conjunto de la obra y traspasaba la gestión de la Torre de la Libertad, que se prevé quedará terminada en 2011, a la entidad pública biestatal.
También ha sido espinosa la edificación de un monumento y un museo recordatorio de la tragedia del 11 de septiembre de 2001 y para honrar a las víctimas, y del primer atentado que sufrió el WTC, el 26 de febrero de 1993, en el que fallecieron seis personas.
