Los componentes de la selección francesa, una de las más veteranas del Mundial de Alemania, reconocen que a la hora de juego del partido contra Suiza la fatiga les pesó en las piernas.
HAMELIN, ALEMANIA
EFE
"Hicimos una buena hora de partido, pero después con el calor y el campo que estaba muy seco nuestro ritmo bajó", confesó el único punta de un equipo que se ganó el dudoso honor de ser el más viejo de Francia en una fase final mundialista.
Con más de 30 años y medio de media, el combinado francés puesto en marcha por Domenech bate récords de longevidad, apoyado en un esqueleto repleto de miembros de la llamada "generación Zizou", que se proclamó campeona del mundo hace ya ocho años.
Cinco de los "bleus" que ayer no pasaron del empate contra Suiza tenían más de 32 años y sólo dos nacieron en la década de los 80.
Los veteranos cuentan con los galones de haber ganado un Mundial y una Eurocopa, pero hace tiempo que piden a gritos un relevo.
Zidane y compañía ya hicieron un amago de retirada internacional tras la Eurocopa de Portugal, pero las miserias que pasaba Francia sin ellos les hicieron volver al equipo.
Lograron clasificarse para el Mundial de Alemania, pero siguen siendo el esqueleto de la selección, no un complemento que de estabilidad y experiencia, sino la única solución de un país cuya cantera se ha secado.
Franck Ribery, el benjamín del grupo, jugó su primer partido internacional como titular, pero su presencia en el campo no tuvo pinta de renovación de una selección que envejece.
A Francia le faltó frescura, gasolina para apretar a Suiza que salió descaradamente a buscar el empate pero que pudo obtener más premio en un par de zarpazos.
Los éxitos o fracasos de Francia dependerán en buena medida del rendimiento de la banda de Zidane. Domenech ha puesto el equipo en sus manos y por eso los "bleus" son una selección veterana.
Una característica que no fue suficiente para derrotar a Suiza y que volverá a ser puesta a prueba contra Corea del Sur. La última oportunidad que tiene la vieja Francia para demostrar que no asiste al crepúsculo de sus dioses.
