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Las laguneras opinan.../El Ejército Nacional...

María Isabel Cobo Celada

Después de lo sucedido… qué remanso de paz para el presidente Felipe Calderón el pasado primero de diciembre llegar a Campo Marte. La institución más sólida y disciplinada –el día de hoy– de nuestro país lo estaba esperando. En ese lugar tan bello, enclaustrado en medio de la capital y del caos, ordenado, impecable, con el verde del césped reflejando por doquier el verde de la esperanza, los representantes de nuestras Fuerzas Armadas estaban esperando a su jefe supremo. A aquél, que al entrar, lo primero que hizo fue saludar a la Bandera, la cual, en manos del cadete, inclinándola, a su vez lo saludó a él, antes de ser izada, en el asta monumental. El Himno Nacional fue entonado. Los tambores, cornetas y clarines, acompañaron la ceremonia con ese ritmo marcial tan propio, y después, en el silencio, los cañones para rendir los honores, con un ruido estruendoso que no asusta y que al contrario emociona, por que es ruido de paz.

Rito maravilloso, sus símbolos emocionan y dan identidad, por ello su importancia y la importancia de no perderlos. La Bandera, símbolo mudo de tres colores con su águila en el medio, representa a la patria y a los ciudadanos de la patria. Al saludarla, el presidente saludó a todos los mexicanos, y a su vez, todos los mexicanos lo saludaron a él. Los cañones son la voz de los mexicanos. Saludo y voz institucionales que relacionan a ambas partes en el inicio de la responsabilidad de los próximos seis años.

Ceremonia solemne, ordenada, ejemplar y paradójica para todos, porque aquí en México el Ejército es un Ejército de raíces populares, conformado por oficiales y soldados, la gran mayoría de extracción muy humilde, a los que la patria les ha negado mucho. En otros países, sobre todo de América Latina, al Ejército lo integran oficiales de altas clases sociales, lo que ha hecho y la historia nos lo repite, que ejércitos, como el de Chile y Argentina, entren en conflicto con los sectores populares; en cambio en México, hay mas sensibilidad social por parte del Ejército por la procedencia de sus integrantes.

Qué bien sonó que el presidente les dijera que él es tropa y que desde ese mismo día haya tomado medidas relacionadas a sus salarios y prestaciones para que soldados y marinos tengan una mejor calidad de vida. Ya era hora… El día de hoy, el promedio mensual del salario para un soldado, es de tres mil quinientos pesos.

El Ejército en México, entendido en su amplia acepción, Ejército, Fuerza Aérea y Marina, es relativamente pequeño, tanto en sus miembros permanentes, (seiscientos mil), como en su presupuesto de Defensa. México gasta en Defensa Nacional sólo un poca más de uno por ciento de su Producto Interno Bruto, cuando Chile, por ejemplo, gasta el 3.5 por ciento y Estados Unidos, el 4.1 por ciento.

Es un Ejército modesto el nuestro, pero es un Ejército de paz y para la paz, y no para la guerra o la represión. Un Ejército comprometido con los mexicanos a resguardar nuestra historia, nuestro legado, nuestro orden jurídico vigente y nuestras instituciones.

Al observar a nuestro Ejército en esa ceremonia, no puede uno sino recordar al Ejército Nacional en los momentos estelares de nuestra historia. A aquel que junto a Hidalgo, Morelos y Allende nos dio una patria independiente en 1810; al Ejército de los Cadetes del Colegio Militar que en 1847 combatieron en Chapultepec con honor y valor a las Fuerzas invasoras norteamericanas; al que derrotó al orgulloso Ejército imperialista francés en Puebla en 1862 y recordar al Ejército popular y renovado que nace por convocatoria de Carranza y del Congreso de Coahuila en 1919; o aquel que como en otras muchos desastres naturales, un 19 de Septiembre, se forma al lado del país entero para aliviar la tragedia del temblor de 1985.

Un Ejército de paz, que debe ser un orgullo para México. Somos los mexicanos, todos, los que tenemos que preservar esta paz con la responsabilidad de generar los acuerdos y desarrollar cada uno nuestro trabajo. Somos los mexicanos los que debemos comprometernos para combatir la pobreza, la corrupción, el desempleo, y la impunidad. Ser tropa todos, así, viviremos en un país más justo y nuestro Ejército seguirá siendo un Ejército de paz, de concordia y de armonía.

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