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Las laguneras opinan.../Frente a las elecciones presidenciales

María Isabel Cobo Celada

El tema político que nos ocupa el presente año, es la sucesión presidencial. Ya todos los partidos políticos tienen registrados en el IFE a sus candidatos y después de la tregua, que esta institución impuso, en días pasados arrancaron los caballos.

Las encuestas señalan que se trata de una tercia y que la ventaja la lleva el candidato del PRD y le siguen prácticamente empatados los del PAN y el PRI, pero en realidad, la mayoría no sabemos qué está pasando. Las encuestas, tan manipulables por el mejor postor, como hemos visto que pueden ser en nuestro país, a muchos no nos dan confianza.

La mayoría queremos evaluarlos por nosotros mismos, y para tener la posibilidad de hacerlo, necesitamos conocer sus propuestas y la repetición de éstas una y otra vez, para así evaluar la consistencia de las mismas antes de las elecciones.

Las propuestas no están con claridad sobre la mesa y los criterios de preferencia con que en este momento contamos, obedecen a otros rubros que son, entre otros, de los cuales parten las encuestas: preferencia en determinado partido político al que pertenece el candidato y atiborramiento de comerciales superficiales en los medios de comunicación, en los cuales pretenden los candidatos, sin pudor, vender más su imagen que el contenido de sus ideas; y un sinfín de ponderaciones subjetivas que no nos permite evaluar lo fundamental, elemento indispensable para elegir a la persona más apta que pueda conducir al país y a los que en él vivimos. Necesitamos más, mucho más.

En una de las ceremonias de la toma de posesión de Evo Morales, presidente de Bolivia, en un ritual aymará, cultura indígena a la cual él pertenece, los sacerdotes, o sabios viejos, le entregaron el “bastón de mando” y un látigo, los cuales para ellos simbolizan poder y autoridad; al hacerlo, lo invistieron como máxima autoridad terrenal de los pueblos indígenas, pero al mismo tiempo, lo invistieron con el compromiso de servir a esos pueblos y someterse a sus castigos, que son terribles, en caso de incumplir sus promesas.

En el mismo ritual, en su preciosa e incomprensible lengua indígena le advirtieron: “no robes, no mientas y no seas flojo”.

Los académicos ciertamente conocen, lo que realmente desde su origen, quieren decir, en este ritual, estas tres palabras que se le dicen a quien le entregan el bastón de mando y el látigo, y ciertamente es tema de investigación para precisarlo...

Los simples mortales especulamos, que el investirlo, de poder y autoridad, y el advertirle: “no robes”, tiene un significado muy amplio, que incluye, además del robo patrimonial, lo que éste conlleva: el robo de los sueños, el robo de la esperanza, de la educación, de la medicina social, de la vivienda y de la patria y la vida misma, en el caso de los emigrantes.

“No mientas”, le dicen, y ¿qué significa?, en México, en este momento ¿podemos reconocer la mentira en la mayoría de nuestros gobernantes y candidatos a serlo? ¿Del discurso, sabemos si el contenido es real?

“No seas flojo” o sea trabaja… ¿para quién? ¿para ti mismo?, ¿para tus intereses particulares, tus complicidades, tus ambiciones políticas propias...? o para aquellos quienes te eligen, combatiendo la impunidad por ejemplo, cueste lo que cueste, hasta la popularidad en las encuestas.

Éste, pensamos muchos, es uno de los grandes temas que debiéramos estar oyendo diariamente de nuestros candidatos, el tema de la impunidad y cómo combatirla hasta terminar con ella.

Impunidad que está destruyendo al país, con una fuerza brutal de contaminación, a través de la gran corrupción que genera en el ámbito político y social, la cual nos está llevando a linderos peligrosos, con efectos brutales, en los cuales todo se vale, porque no pasa nada.

La legalidad y la aplicación coercitiva de la misma, tarea exclusiva del Estado, vemos cómo cada día se va y nos va debilitando, porque los mismos gobernantes, elegidos e impuestos, la mayoría, con mecanismos y recursos nada claros, por supuesto fuera de la legalidad, no tienen elementos para imponerla, por aquello de las alianzas y las complicidades, lo que genera un país revuelto, corrupto y sin brújula.

A Evo, también, entre otros muchos elementos del ritual, le impusieron sandalias en sus pies, confeccionadas con cuero extraído de la parte del cuello de la llama. El significado de este elemento, es para que camine con tiento, con prudencia, con sabiduría, para que no resbale, para que pise con mucho cuidado a la madre tierra, a la cual todo le debe.

Cuánta sabiduría ancestral en todo el ritual aludido y cuánto contenido en tan sólo tres conceptos, no robes, no mientas, no seas flojo… vigentes y universales, que muchos mexicanos, deseamos gritarle al candidato que en México resulte electo.

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