Durante la semana pasada se realizó en nuestra ciudad el Primer Encuentro de Periodismo, Literatura y Diseño, convocado por El Siglo de Torreón y Grupo Radiofónico Estéreo Mayrán, dirigido principalmente a estudiantes de las carreras de comunicación y diseño de nuestra región, con el apoyo de distintas universidades.
Tuve oportunidad de asistir a varias conferencias durante los tres días y debo decir que en general, quedé gratamente sorprendida por el evento y la respuesta de los jóvenes asistentes. Cuando se es estudiante, resulta muy valioso escuchar a profesionistas del campo; en este caso el testimonio de periodistas y escritores reconocidos, que aún conservan cierto ideal, que han logrado destacar en diferentes medios y que son capaces de inspirar a quienes pretenden algún día seguir sus pasos; pero también lo es conocer las dificultades que enfrentaron y que muchos de ellos enfrentan aún en su trabajo. Bien por este esfuerzo de los organizadores.
Previo al inicio del encuentro, el periodista Jorge Zepeda Patterson ofreció en el teatro Isauro Martínez una semblanza de los “tres suspirantes” a la Presidencia de nuestro país, “Candidatos en busca de electores.” Una exposición objetiva y bastante equilibrada, presentó datos duros y reales de cada candidato y su partido, basándose en la investigación realizada para el libro que publicó sobre el tema.
¿Alguna vez ha visto Usted la mirada acorralada y de absoluta indecisión que tiene un jugador de futbol, cuando su equipo va perdiendo, quedan cinco minutos de juego y tiene que hacer un saque lateral, acosado por los contrarios que brincan y se mueven frente a él, mientras sostiene la pelota con los brazos en alto buscando desesperadamente algún compañero a quién lanzarla? Así exactamente me sentí después de escuchar a Zepeda Patterson: ¿a quién le lanzo mi voto? Todavía hay tiempo, aún no pita el árbitro (digo, el IFE) y permanezco con mi voto en alto, soy del grupo de los indecisos, de esos conscientes de que el voto es un derecho y una obligación, que no hay que desperdiciarlo, de esos que como la famosa obra de teatro, “Seis personajes en busca de un autor”, de Pirandello, buscamos a un candidato que se convierta, en menos de dos meses, cualquiera que sea de los tres, en alguien sin pasado, inteligente, sensato y prudente, confiable; que no mienta, realista, conciliador,... en fin... que de perdida sea responsable, ¡caray!
Volviendo al encuentro, algunas de las ideas que periodistas y escritores compartieron con los asistentes, está por ejemplo el “nuevo periodismo”, que busca ahondar más en la realidad utilizando las técnicas de la ficción; es decir, la necesidad de “periodistas literarios que profundicen en la noticia y no la inventen(...) que ahonden más en la realidad aplicando técnicas narrativas y diálogos significativos”. (Mauricio Carrera, periodista). Todo lo cual hace indispensable que los periodistas lean, que conozcan de literatura.
Otra propuesta fue la de no crear “más líderes de opinión porque ya hay demasiados que nos quieren decir cómo pensar... demasiados especialistas”. (Guillermo Fadanelli, escritor).
Se requieren “textos más pensados y razonados que los breves y concisos de antes. (...) Narradores de lo inmediato que penetren y sacudan con la palabra escrita(...) porque la palabra escrita, bien usada, es capaz de romper piedras y desatar nudos”. (Alejandro Páez, editor y periodista).
Especial mención merece el editor de la revista Letras Libres, quien confiesa serlo “por puro amor a la página”. A diferencia de otras publicaciones que dirigen sus baterías a un público joven, ávido de imágenes, Letras Libres se enfoca todavía al mismo pequeño y selecto grupo de lectores que él llama “comunidad de personas que no conforman la masa que ve TV Azteca y no están dispuestos a bailar por un sueño”. (Álvaro Enrigue, editor).
Se enorgullece de ofrecer más “materia gris (letras) que imágenes”.
De los retos que para el año 2006 enfrenta el periodismo en México, tema de otra mesa de trabajo, destaca la importancia de la profesionalización del oficio. La democracia ha modificado los balances y contrapesos: la clase política en nuestro país ya se dio cuenta de que su futuro depende ahora del electorado; los medios de comunicación, especialmente la televisión y la radio, a menudo se han convertido en cómplices de la clase política explotando los escándalos morbosos que ésta utiliza para destruir la reputación de los contrarios: “es el camino sencillo” dice Zepeda Patterson; y “los Gurús y reyes del escenario hoy en día no son los políticos, son los conductores de TV: López Dóriga, Aristegui, Loret de Mola... algunos más profesionales que otros”.
¿Se ha dado Usted cuenta de la soberbia con la que López Dóriga anuncia, entre los varios asuntos de que dará cuenta en su programa, con su voz engolada de poder, que “tendremos la presencia, aquí en el estudio, del señor presidente Vicente Fox... no se vaya, quédese con nosotros” ? ¿O la forma sumaria en que igualmente condena o aprueba medidas, acciones, personas?
“El poder de los medios de comunicación ha crecido en forma acelerada, mucho más que la profesionalización y el sentido de responsabilidad del periodista o comunicador”. (J. Zepeda Patterson.)
El ganador del premio nacional de periodismo de 2004, Marco Lara Klarh, se refirió a la falta de compromiso y responsabilidad social de las empresas mediáticas en nuestro país: “Eluden las mejores prácticas profesionales pero adoptan las mejores para vender noticias (...)Toda la tecnología y modernización en mercadotecnia y publicidad, pero poco desarrollo profesional, particularmente con una óptica de responsabilidad social”.
Para Marco Lara, el reto de hoy para los periodistas en México es elegir entre “ser profesionales comprometidos y responsables o ser engranes del mecanismo industrial que en su mayoría es el periodismo de nuestro país actualmente”.
Finalmente dedico un espacio a Lydia Cacho. Es difícil encontrar a alguien, hoy día, aunque informado a medias que no sepa quién es esta mujer, que además de valiente e inteligente es muy atractiva. Pero lo importante de Lydia Cacho es el ejemplo, el testimonio real de lo que se requiere para comprometerse verdaderamente con un oficio; no quedarse en las orillas y entrarle con ética y congruencia a una investigación seria. No solamente, como ella misma dice “reportear o investigar lo morboso, sino aquello que lo sostiene, lo que permite que se dé”.
De que las cosas están cambiando en México no hay duda; lo malo es que no todo cambia al mismo ritmo y cuando una cosa mejora, dos empeoran. Es el síndrome del cangrejo. Por eso prevalece el sentimiento de impotencia, frustración y desesperanza.
Así como ocurre lo de Lydia Cacho que es positivo y alentador, tenemos el caso de otra mujer, ciudadana común y corriente, la señora Isabel Wallace Miranda, quien le ha venido haciendo el trabajo a las autoridades en el asunto del secuestro y posible asesinato de su hijo ¿no es el colmo?
Y el anuncio del IFAI, glamoroso instituto de transparencia y acceso a la información, acaba de “reservar” por 12 años la investigación del caso Provida y Jorge Serrano, ¿qué le parece? ¿Debemos pensar que ese asunto es de vital importancia para la seguridad nacional y por eso no se puede investigar sino hasta después de dos sexenios?
Dejemos de hablar de honestidad valiente, manos limpias y demás frases vacías. Si hubiera que elegir, entre todos los valores, uno solo y que éste lo practicaran maestros, empresarios, políticos, autoridades, medios de comunicación, sociedad civil ¿Usted, cuál escogería?
Yo, el de la responsabilidad: si cada quién hiciera lo que le toca con responsabilidad, sí que habría un cambio.
Hasta entonces, habrá que aferrarse a la esperanza de que escuchar y conocer a profesionistas serios, con entusiasmo aún por su profesión, provoque en los jóvenes estudiantes de hoy el deseo y la voluntad a ser diferentes.
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