Después de vivir juntos dos años las parejas adquieren derechos iguales que los casados.
10 por ciento de los jóvenes entre 15 y 29 años viven en unión libre actualmente en México.
EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO, DF.- Despertar todos los días al lado de él o ella, tener relaciones, tener un proyecto de vida en común y compartir una casa, es lo único que buscas cuando te vas a vivir con tu novio o novia: la unión libre.
Detrás de esa buena intención hay dos cosas que probablemente no se toman en cuenta: una es que más de uno te criticará y lo peor es que seguramente será gente de tu propia familia; y dos, que el Estado ya se está encargando de imponerte, sin que firmes ningún papel, derechos y obligaciones como si te hubieras casado.
Y a veces sin saberlo, mientras llevas tu ropita, tu cama, la televisión y todo lo necesario al nuevo departamento, lenta y legalmente cuando menos te das cuenta podrías estar durmiendo con el enemigo.
Pudiera pensarse que cuando se termina la unión libre no hay nada más que reclamar y que sólo habría que dar las gracias. Esto es utópico porque si a uno de los dos le da la gana puede demandar alimentos, cobrar seguros de vida y reclamar herencia, porque después de vivir dos años bajo el mismo techo automáticamente las parejas adquieren derechos iguales que los casados.
A Farouk esta Ley le parece buena, porque si se muere dejará protegida a Mariela, su novia con la que vive desde hace un año. Beto ve muy lejana la posibilidad de que su pareja le reclame algo, si es que un día deciden separarse. A Flor le importa poco, porque nunca reclamaría nada, sólo si tuviera un hijo. ?Soy una mujer independiente y si ya no hay amor no tengo por qué seguir con procesos legales?. A Gael sí le molesta: ?Pos por eso no me casé, caray?.
Rosa María Álvarez, experta en derecho civil e investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dice que por mucho que los jóvenes decidan vivir en unión libre para liberarse de firmas y convenios o compromisos legales, una vez que lo hacen se establecen los derechos y las obligaciones.
?La única diferencia legalmente es que no hay papel firmado y que los bienes que adquirieron durante su vida en común no podrán reclamarse, sólo si se compraron en copropiedad, por ejemplo, automóviles, terrenos, casa, departamentos?, dice.
Explica que en el Distrito Federal la Asamblea Legislativa llevó a cabo reformas en materia familiar que incluyen el concubinato en un apartado dentro del Código Civil, que dispone que la concubina y el concubinario tienen derechos y obligaciones recíprocos siempre que, sin impedimentos legales para contraer matrimonio, hayan vivido en común en forma constante y permanente por un periodo mínimo de dos años.
Aclara que no es necesario el transcurso del periodo mencionado cuando, reunidos los demás requisitos, tengan un hijo en común.
Según el INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática), en México la unión libre ha venido aumentando desde los años 50, y tomó fuerza a partir de la década de los 60, cuando la población de solteros y divorciados que optaba por esta forma de convivencia alcanzó 8.4 por ciento de la población total. Las cifras más recientes, registradas en el año 2000, afirman que las parejas que decidían irse ?por la libre? constituían 10.2 por ciento de la población.