Es triste, pero el cambio en los gustos de los lectores ha obligado a las librerías a dejar a un lado libros considerados como verdaderas joyas de la literatura, para dar preferencia a otros que en realidad son escritos al vapor. ¿Quiere una receta para adelgazar sin esfuerzos? ¿Le interesaría hablar con su ángel de la guarda? ¿Desea aprender el lenguaje de la seducción? De seguro encontrará un libro.
Hace días visité algunas librerías. No puedo negarlo, hay ejemplares muy interesantes, sin embargo, éstos representan la minoría frente a otra clase de textos que atiborran los anaqueles de toda librería: los llamados libros de superación personal. Pero esto no es culpa de los negocios que se dedican a la venta de libros, sino de miles de lectores que buscan llenar con palabras trilladas el vacío que sienten en su corazón.
He leído varios libros dedicados a quienes desean encontrar la fuerza que existe en su interior. No sé si hay personas que realmente se motiven con estos libros, pero debo confesar que cuando tuve la oportunidad de leer uno de estos relatos, para lo único que fui motivado fue para cerrar inmediatamente el libro, encolerizado por no tener en mis manos al Quijote de Cervantes o a otro libro que dejara en mi mente una huella mayor y mejor.
En ocasiones la curiosidad gana, e influido por algunas recomendaciones, me he atrevido a leer libros de autores como Miguel Ángel Cornejo, Og Mandino o Carlos Cuauhtémoc Sánchez y a pesar que ellos afirman que sobre mi espalda hay unas alas semejantes a las de una poderosa águila para volar a la cima más alta, no he encontrado ni encontraré dichas extremidades.
Respeto a quienes gustan de estos libros motivacionales, pero en lo personal creo que son sólo instrumentos de explotación al cliente por medio de una literatura que ni siquiera merece ser llamada como tal. Es muy cuestionable el contenido de estos libros, pues en muchos de ellos se establece que un hombre exitoso es alguien que tiene mucho dinero, que es envidiado por miles de personas y que gracias a la benevolencia que los caracteriza, son capaces de ayudar a miles de seres humanos al generar empleos y, de pasadita, se enriquecen con el trabajo de estos hombres. ¿Es ésta una verdadera superación de la persona?
Señoras y señores, a pesar de la inexperiencia de mis años, tengo la clave para lograr una verdadera superación personal. Si mi espíritu estuviera inundado por un ánimo mercantilista como el que caracteriza a supuestos motivadores como Miguel Ángel Cornejo, en esta ocasión daría a conocer que en un mes saldría a la venta mi libro titulado “El éxito en la hormiga”, sin embargo, mi intención no es enriquecerme con una idea que seguramente enriquecerá su existencia. No crea que pretenderé motivarlo al decir: “Alcanza la cima, las herramientas están en tu corazón”, “Vuela alto y no seas un borrego que todo el día mira al suelo”. Si lo que usted quiere es llevar una vida llena de plenitud, ignore esas frases y ponga mucha atención en lo que voy a decir.
Mi clave de vida es muy sencilla: no olvide que estamos rodeados de pequeñas cosas que la rutina nos ha llevado a ignorar, pero que, sin embargo, pueden dar sentido a nuestra existencia.
Debemos reconocer que la verdadera riqueza está inmersa en los pequeños detalles. Cuán afortunados son los niños al ser capaces de encontrar la belleza en el canto de una urraca, o en la manera en que un colibrí chupa el néctar de las flores. Si sabemos reconquistar esa hermosa virtud que teníamos cuando niños, estoy seguro que encontraremos el verdadero sentido a nuestra existencia y seremos capaces de hacer de nuestro mundo un paraíso. ¿Puede haber mayor motivación que esa para comenzar este 2006?
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