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Las remesas, enorme potencial productivo

José Juárez Medina

Los, informes, las noticias y los análisis sobre las remesas y los hechos relacionados con este tema, como las constantes presiones a los trabajadores migrantes, o la reciente propuesta en Estados Unidos de gravar los envíos, son ya parte del paisaje nacional, y en el horizonte cercano parece que así será.

Y es que como lo hemos reiterado, ya nadie discute la importancia de estos recursos que el año pasado, oficialmente ascendieron a 20 mil millones de dólares, lo que significa que en los últimos cinco años se han multiplicado por 5.5 veces, por lo que se destaca su enorme contribución a la estabilidad macroeconómica y social, así como su importante de válvula de escape para el desempleo en el país.

Es así como se sabe que por cada peso que el gobierno federal destina a los distintos programas orientados al combate a la pobreza en el país, se reciben remesas por 1.75 pesos. Éstas equivalen, ahora, al 2.59 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), superan en 13 por ciento a los ingresos por conceptos de inversión extranjera directa y duplican los flujos por turismo. Además, representan ya 71 por ciento de la exportación de petróleo crudo, aun cuando el precio promedio en 2005 aumentó 38 por ciento respecto a 2004 y se duplico con relación con lo reportado en 2002.

Como esto ya no se discute, actualmente se ha centrado la atención, al análisis y la reflexión, acerca de los aportes microeconómicos, así como las posibilidades de un empleo más productivo de los recursos provenientes de las remesas, dado su importante monto. Es algo que tiene ocupado al Banco Mundial (BM) y al Fondo Monetario Internacional (FMI), según lo han expresado algunos funcionarios de estas instituciones.

Para tener una idea del aporte de las remesas en el ingreso familiar es muy ilustrativo poner el ejemplo del Distrito Federal, que en los últimos diez años ha visto crecer estos recursos en alrededor del 741 por ciento, y sólo en el 2005 llegaron procedentes de Estados Unidos, mil 452 millones de dólares, equivalentes al presupuesto total asignado para este año a 11 secretarias del gobierno capitalino, y poco menos del conjunto de recursos que ejercerán también este año las 16 delegaciones políticas.

Pues bien, de acuerdo con el Banco Mundial (BM) apenas seis de cada 100 dólares de las remesas recibidas por las familias mexicanas son ahorradas, sobre todo en medios informales, fuera de la regulación y la supervisión de las autoridades. La institución establece que la exclusión de las familias más necesitadas del sistema financiero formal es un obstáculo para superar la pobreza.

La gran pregunta es si estar dentro del sistema financiero formal es una ventaja para salir de la pobreza. De acuerdo con los últimos estudios sobre la banca en México, destacando lo costoso de sus comisiones y la perdida de ingreso real para los ahorradores pequeños, pues no parece ser mucha ventaja estar ahí. Más bien, podría ser otra área de negocio para los bancos, que no está siendo aprovechada, pero de ahí a movilizar los recursos productivamente. En fin, habría que ver si tienen planes al respecto.

Pero en Estados Unidos también le quieren ?clavar el diente? a las remesas ya que en dos estados, Georgia y Arizona, se están procesando iniciativas para cobrar un impuesto del 5 por ciento sobre el monto del envío; esto solo a aquellas personas que no comprueben su estancia legal en el país. La cuestión es que de aprobarse dichos gravámenes, algunos analistas piensan que otras entidades pensarían en llevar a cabo algo semejante, en una especia de efecto contagio. California es una entidad clave en este aspecto.

Desde luego que en México, hay cierta preocupación ante esta posibilidad, tan es así que el secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz, ha expresado claramente su rechazo a esta iniciativa, y la Secretaría de Relaciones Exteriores está viendo que posibilidades tiene de impedir tal gravamen ¿Podrá, llegado el caso?

Pues a través de la restricción a la entrada de trabajadores migrantes, o la posibilidad de este impuesto, pero la ?Espada de Damocles? sigue pendiendo sobre los ingresos provenientes de las remesas, una posibilidad negativa para la economía mexicana, como hemos comentado en ocasiones anteriores, pero ahí sigue.

El caso es que después de librar muchos obstáculos las remesas, llegan a sus destinatarios finales ya muy menguadas, y éstos las emplean principalmente para consumo ¿Cómo pueden las remesas ser usadas productivamente? El tema es cómo puede la intermediación financiera abrir opciones productivas, no de consumo en donde la banca comercial está haciendo fuerte promoción.

En una palabra, dicen los expertos, en un país con rezagos tan grandes en coberturas de servicios financieros, las remesas deben ser parte de estrategias de construcción de intermediación financiera para el desarrollo local y regional. Agregaríamos que hacen falta, o hay que orientar a las que existen, instituciones financieras con esta vocación, además de visión social desde luego. Hay tareas.

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