Si Felipe Calderón llega a la Presidencia se lo deberá en gran medida al trabajo de tres mujeres. Por un lado, es innegable el aporte que ha significado la incorporación de Josefina Vázquez Mota, su coordinadora de campaña desde el seis de enero. La ex secretaria de la Sedesol imprimió a la cruzada de Calderón una dimensión nacional de la que carecía. A lo largo de 2005 Calderón y su equipo se dedicaron a la contienda interna para vencer a Creel en la disputa por la candidatura de su partido. Era un terreno que conocían bien. Calderón había sido secretario y presidente del PAN y líder de la fracción en el Congreso. Tenía los hilos de la relación con cuadros de cada región y con cientos de ex diputados regados por todo el territorio. A diferencia de Creel, quien hizo una campaña con miras a la elección presidencial, Calderón concentró sus esfuerzos en la generación del voto panista. La victoria es notable porque la consiguió a pesar de la oposición de Fox y de Manuel Espino, presidente del PAN, quienes favorecían a Creel.
El problema es que la estrategia diseñada para ganar el voto duro del PAN en 2005, sirve poco para conquistar electores entre la población general en 2006. El equipo no estaba hecho para nadar en mar abierto, afuera de las bahías arropadoras del blanquiazul. A mediados de enero la campaña naufragaba con mítines mal organizados y en muchas regiones, semivacíos. Lo que el PRI y el PRD sabían hacer muy bien (placear entre muchedumbres entusiastas), los panistas sólo podían conseguirlo en unos pocos bastiones. Felipe intentaba compensar con bravuconerías y estridencias el escaso impacto que tenían sus propuestas. Si bien es cierto que el dinero comenzó a llegar en los siguientes meses, con el consiguiente bombardeo de spots y los expertos en publicidad e imagen, también es cierto que la campaña carecía de estrategia y de un núcleo operador de alcances nacionales. La presencia de Josefina Vázquez ha sido importante, aunque no la única, para dotar de esta dimensión al “cuarto de guerra” de Felipe.
En realidad, más que en la operación y en la logística, la presencia de la ex secretaria ha sido clave por sus contactos en materia de redes sociales, organizaciones regionales y en general con núcleos no partidistas de la sociedad civil. Josefina Vázquez es una publirrelacionista política, una especie de vicepresidente en campaña que atrae votos de distintos sectores. Pero su mayor aporte reside en el terreno de las percepciones. La inclusión de esta mujer, considerada “a la izquierda” del PAN, ha hecho más atractiva la plataforma de Felipe Calderón a ojos de muchos posibles electores que temen el arribo al poder de la derecha fundamentalista.
La presencia de Elba Esther Gordillo es menos conspicua, pero no deja de ser importante. La maestra está dedicada en cuerpo y alma a asegurar la derrota de Roberto Madrazo el dos de julio. Y para ello ha realizado una alianza estratégica que a Calderón le ha caído del cielo. No sólo porque el partido del magisterio, Nueva Alianza y su candidato, Roberto Campa, le han hecho la vida de cuadritos al priista, en beneficio del panista (por ejemplo en el primer debate). También porque la enorme red del sindicato de maestros constituye un aliado territorial invalorable, particularmente en zonas rurales. Desde luego no es una alianza orgánica, ni la maestra se ha entregado incondicionalmente. Sin embargo, Gordillo sabe que el arribo de López Obrador o de Madrazo al poder, constituiría una pesadilla para su grupo político. De allí que diputados del magisterio y cuadros de su organización se estén desplazando al blanquiazul y apoyando la campaña. Todavía no está claro qué es lo que Calderón está dispuesto a conceder a cambio.
Los que lo conocen de cerca afirman que lo mejor de Felipe es su mujer. Una opinión que el propio candidato podría suscribir. Margarita Zavala Gómez del Campo, nacida en la Ciudad de México y de padre panista, tiene 39 años de edad, 22 de ser panista y doce de matrimonio con Felipe Calderón. Se conocieron en 1984 en un curso de capacitación a jóvenes militantes que el hoy candidato impartió en El Ajusco. Tienen tres hijos, María, Luis Felipe y Juan Pablo. Actualmente es diputada federal por la vía plurinominal por el Distrito Federal. Es licenciada en Derecho y en 1994 fue diputada local del Distrito Federal.
Es inevitable hacer una comparación del papel que ha desempeñado la consorte del candidato con el que realizó Marta Sahagún en los últimos seis años. Una comparación en la que Zavala deslumbra. La diputada carece de protagonismos dentro del equipo, pero es la mejor interlocutora del candidato. Sobre todo, ejerce una influencia favorable que mitiga el fuerte carácter de Felipe y le ayuda a centrarse en los temas importantes. Un allegado afirma que cuando Calderón venció a Creel, Margarita simplemente le dijo a su marido: “ahora sí me apantallaste, Felipe”. Hasta ahora han decidido dejarla fuera de los spots y las giras, para no invocar el fantasma de Marta Sahagún de hace seis años. Pero su facilidad de palabra, naturalidad y carisma la convertirán en un importante apoyo para el cierre de campaña.
Tres mujeres que desde distintas trincheras han sido claves en el repunte de Felipe Calderón. En caso de que el michoacano gane la Presidencia, vale la pena preguntarse qué estarán haciendo cada una de ellas dentro de un par de años. Por lo pronto, será interesante monitorear su desempeño en los dos decisivos meses que nos separan del dos de julio.
(jzepeda52@aol.com)