La guerra sucia no ahuyentó a la gente de las urnas. Desde muy temprano en diferentes partes del país se vieron largas filas de personas interesadas en emitir su voto, en algunas casillas especiales las boletas fueron insuficientes, por lo que mucha gente manifestó su molestia.
La alta participación ciudadana demuestra que muchas cosas han cambiado en México. La sociedad civil está interesada en tener una mayor incidencia en la vida política del país. La madurez mostrada por la población este domingo dos de julio calla la boca a todos los analistas alarmistas que preveían una jornada violenta.
El proceso electoral se llevó en absoluta tranquilidad, en Oaxaca no se presentaron incidencias importantes, solamente en el municipio de San Salvador Atenco, vecino a la capital mexicana, un grupo de pobladores hizo una quema simbólica de copias de credenciales de elector, el documento que se usa para votar. La quema de credenciales fue como protesta por la brutalidad que ejerció la Policía contra ellos en mayo. La muerte de dos representantes del PRD en Guerrero, fue un hecho ajeno a las elecciones.
Los ciudadanos cumplieron con el deber de salir a votar, dicha madurez es un mensaje contundente a la clase política que está obligada a respetar la voluntad de la población. Los candidatos perdedores deben estar a la altura y dejar a un lado los rencores para sumarse al proyecto del nuevo presidente de México, quien necesita el apoyo incondicional de todos los integrantes de la sociedad para comenzar fuerte su nuevo mandato.
La contienda electoral fue cerrada, sin embargo esto no debe generar incertidumbre ya que así es la democracia. Hoy lunes tres de julio debemos comenzar a trabajar sin importar los colores partidistas por un proyecto que logre generar el desarrollo de la nación, donde el reto es acabar con la enorme desigualdad social que exista en el país. El mensaje de la ciudadanía es contundente, los políticos deben estar a la altura del país.