Cuando el árbitro de Singapur Shamsul Maidin pitó el final del partido Suecia-Trinidad y Tobago, el técnico holandés Leo Beenhakker surgió del banquillo con una cara en la que no le cabía la enorme felicidad que sentía en el estadio "Westfallen" de Dortmund.
FRANKFURT, ALEMANIA
EFE
Su modesta selección acababa de empatar a cero con Suecia, un equipo de musculosos y altos jugadores de buena técnica que se estrellaron contra un muro llamado Shaka Hislop, un ingeniero mecánico que parecía un pulpo.
Hislop resistió 18 remates de los suecos, con algunas sensacionales paradas a disparos a bocajarro.
Beenhakker, como un torero triunfador en la feria de San Isidro, dirigió su saludo y su sonrisa a la hinchada de Trinidad y Tobago, el país más pequeño que jamás haya participa en una competición final de la Copa Mundial.
"Estoy feliz y orgulloso por el punto", dijo.
En su debut, los trinitenses arrancaron, con 10 jugadores en el campo tras la expulsión de John Avery en el minuto 46, un empate ante una selección que cuenta con estrellas de clubes españoles, ingleses e italianos.
Buena parte de este éxito corresponde a la experiencia de Beenhakker, que tomó las riendas de Trinidad y Tobago de manos de Bertille St.Clair mediada la fase de clasificación y alcanzó la cuarta plaza de la Zona Norte, Centroamericana y Caribeña para ganar en la repesca a Bahrein.
"No se lo puedo agradecer suficientemente a Leo Beenhakker", dijo el guardameta Kelvin Jack, que atribuyó la clasificación para Alemania 2006 a la maestría del técnico holandés nacido hace 63 años.
Beenhakker es un verdadero nómada del futbol. Empezó su carrera en 1972 en el SC Cambuur holandés y después entrenó a 14 equipos, entre ellos el Ajax y el Feyenoord holandeses, el Zaragoza y el Real Madrid (en dos ocasiones) españoles, el América y el Guadalajara mexicanos, el Grashoppers suizo, el turco Istanbulspor y el saudí Al Ittihad.
Trinidad y Tobago es la tercera selección que entrena, después de Holanda (en dos ocasiones) y Arabia Saudí.
En su primera etapa en el Real Madrid de 1986 a 1989, consiguió tres títulos de Liga consecutivos, una Copa del Rey y una Supercopa.
