Confirman en un libro que el Papa fue obligado a ingresar en las Juventudes Hitlerianas en 1941.
EL PAÍS
Traunstein, ALEMANIA.- Volker Laube está convencido que las dudas, las hipótesis más o menos maliciosas sobre las circunstancias que rodearon la inscripción de Joseph Ratzinger en las Juventudes Hitlerianas, en 1941, han quedado enterradas con el trabajo que acaba de concluir.
Este joven historiador y bibliotecario de la administración diocesana de Munich-Freising es autor del libro El seminario de San Michael de Traunstein y su archivo, bajo cuyo aséptico título se esconden los datos históricos que demuestran la veracidad de las confesiones que hace el Papa en su autobiografía, Mi vida.
?Después de examinar miles de cartas y documentos de la época podemos afirmar sin la menor duda que el Papa fue inscrito en las juventudes nazis a la fuerza. La decisión, además, no fue individual, sino del seminario?. Laube trabajó durante varios meses en diferentes archivos estatales, municipales, parroquiales de la localidad de Traunstein, y con material de la diócesis. Incluso tuvo acceso, previa autorización de Benedicto XVI, a documentos aún sellados, con un objetivo: reforzar el relato del Papa sobre su pasado con datos documentales.
?Fue una decisión del cardenal de Munich, Friedrich Wetter?, dice Laube. ?Cuando Joseph Ratzinger fue elegido Papa y la prensa británica comenzó a escribir cosas tremendas y comenzaron a llegar periodistas, decidió que había que estudiar a fondo los papeles?.
Por fortuna la conclusión de la investigación ha sido positiva. ?Son muchos los documentos consultados. Además, aunque es cierto que la mayoría de los jóvenes era de voluntarios, sabemos que una minoría fue inscrita a la fuerza en las filas de esa organización nazi?, dice el autor del volumen, publicado por una casa editorial de la diócesis de Ratisbona, que depende orgánicamente de la de Munich. Las relaciones de la Iglesia Católica con el nacionalsocialismo, en esta zona rural de Baviera, fueron siempre tirantes.
?Otra cosa distinta fue en ciudades como Munich?, admite Laube. Hasta 1933, cuando Alemania firmó un nuevo Concordato con la Santa Sede, los católicos tenían prohibido afiliarse al partido nazi. Todo cambió a partir de esa fecha. Ratzinger ingresó en el seminario con 12 años, en 1939. Desde marzo de ese año, una nueva Ley hacía obligatoria la pertenencia a las juventudes de Hitler, para todos los mayores de 14 años. Durante meses, entre marzo y octubre, el director del Seminario mantendría un pulso con las autoridades nazis para evitar su aplicación. Al final, ?tiró la toalla?.
?Por eso en 1941 Joseph Ratzinger es inscrito en la organización juvenil nazi. No era una decisión personal, ni siquiera de sus padres, sino del Seminario?.
VEN ?NUEVO DESPERTAR RELIGIOSO? EN EU
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ve ?un nuevo despertar religioso? en su país, en coincidencia con la guerra global contra los terroristas, informó ayer la revista National Review en su página web.
?Mucha gente en EU, incluido yo, ve esta guerra como una confrontación entre el bien y el mal?, señaló Bush en una reunión con periodistas que tuvo lugar el martes en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
En sus viajes por todo el país, añadió el presidente, él ve una mayor concurrencia de personas a los oficios religiosos, lo que, a su juicio, puede señalar una revitalización religiosa similar a otros movimientos en la historia de EU.
?Hubo un cambio drástico en la cultura del país en los años 1950 y 1960?, añadió Bush. ?Y yo ahora veo lo que me parece un ?tercer despertar??.
Los historiadores señalan dos periodos anteriores de fervor cristiano en Estados Unidos, el ?primer gran despertar? entre 1730 y 1760, y el ?segundo gran despertar? entre 1800 y 1930.
?Puede que ocurra que sólo la gente que reza en Estados Unidos sea la que venga a mis presentaciones. Pero a mí me parece una prueba de un ?tercer despertar?, indicó.
Visita el Papa tumba familiar
El papa Benedicto XVI acompañado de su hermano, Georg, visitó ayer el cementerio de Ziegetzdorf, en Ratisbona, donde oró durante unos minutos ante la tumba en la que reposan los restos de sus padres y única hermana, María.
Fue uno de los momentos más íntimos y emotivos de su viaje de la memoria por su Baviera natal, que concluye hoy jueves.
Tras rezar, el Papa bendijo con agua bendita la tumba, lo que repitió después su hermano.
Benedicto XVI y su hermano estuvieron acompañados del obispo de Ratisbona, Gerard Ludwig Muller, que se mantuvo en aquellos momentos íntimos en un segundo plano y después también bendijo la tumba.
Numerosos vecinos de Ratisbona se concentraron a las puertas del cementerio y en las calles adyacentes para vitorear al Papa, quien no dudó en bajar del automóvil para saludar.
La jornada de ayer tuvo un marcado carácter familiar y privado. El único momento público fue la bendición del nuevo órgano de la basílica de Alte Kapelle, donde el Papa resaltó el papel de la música sacra en la liturgia y dijo que no es sólo algo que embellece una ceremonia religiosa, sino un modo importante de participación activa en la misma.