El linfoma de alto grado es una enfermedad que crece vertiginosamente, desgasta al paciente y si no se le da tratamiento en poco tiempo lo lleva a la muerte .
EL UNIVERSAL-AEE
Los médicos llaman linfoma a un tipo de cáncer que afecta el sistema linfático, particularmente los ganglios del cuello, axilas o ingle. Son pequeñas protuberancias que se pueden palpar y que brotan sin una causa aparente determinada.
El hematólogo Gregorio Ignacio Ibarra explica que hay células linfoides en otras partes del cuerpo, por lo que los linfomas pueden afectar el tubo digestivo, bazo, hígado, pulmón o médula ósea.
En algunas ocasiones, afirma: "los ganglios afectados son muy profundos, y pueden pasar desapercibidos, por lo que el diagnóstico es más difícil y sólo se hace cuando aparecen síntomas como fiebre y pérdida importante de peso, que obligan a realizar estudios más exhaustivos".
Es un problema letal en muchos casos. Aunque se desconoce cuantos casos hay de linfomas en México, se sabe que en el año 2002 fue causa de unas tres mil muertes. Así mismo, se reportan datos variables que van de cinco a 15 personas con linfoma por cada 100 mil habitantes en el Mundo.
Tarea de vida
"Es importante precisar -señala el doctor Ibarra- que no en todo ganglio que crece de tamaño significa que haya un linfoma, hay muchas infecciones y otras enfermedades que provocan un aumento de ganglios linfáticos, por ello es importante acudir al especialista y en caso de duda realizar una biopsia".
Pero es cierto que existen factores de riesgo: radiación, exposición a fertilizantes y a asbesto, trabajar en fábricas de pinturas, laboratorios con solventes orgánicos, como benceno, metanol. La amenaza es también para quienes viven cerca de fábricas o industrias químicas, agricultores y quienes laboran en áreas de rayos X.
El especialista sostiene que "el linfoma de alto grado es una enfermedad que crece vertiginosamente, desgasta muy rápido al paciente y si no se le da tratamiento en poco tiempo lo lleva a la muerte de una manera rápida. El tratamiento suele ser agresivo e intenso, pero con posibilidades de curarse".
"Los linfomas -agrega- de bajo grado crecen lentamente, al principio no dan molestias. En ocasiones cuando se hace el diagnóstico ya han pasado meses e incluso años. Con tratamiento un paciente puede sobrevivir en promedio de nueve a doce años".
El doctor Ignacio Ibarra dice que "entre los tratamientos que destacan están la quimioterapia, la radioterapia, los autotrasplantes (con células propias del paciente) o trasplantes alogénicos (con células de un donante, ya sea familiar o de un no familiar) y las terapias combinadas".
Afirma que "una de las elecciones actuales es combinar quimioterapia con Rituximab, un medicamento que ataca sólo las células cancerosas de estirpe B, que suelen ser las causantes del linfoma, respetando a las demás, en etapas inmaduras y los ya maduros; de tal manera que permanecen casi íntegros los
componentes del sistema inmune".
De acuerdo a su experiencia, dice: "Rituximab logra identificar la célula maligna y actúa sobre ella de manera selectiva, esta cualidad le permite ser más eficaz y no agregar ninguna complicación innecesaria al paciente, como los efectos secundarios de la quimioterapia tradicional".
Este medicamento, señala, aumenta la posibilidad de detener el crecimiento del tumor, disminuirlo e incluso curarlo, las posibilidades de que la enfermedad se reactive después de haber usado este medicamento, "son menores que cuando se recibe la quimioterapia sola".