Turín, Italia, (EL UNIVERSAL-AEE).- Para combatir los días helados, no hay nada mejor que un buen plato de pasta, un par de vasos de vino, y después un chocolate.
Esos tres rubros van imponiendo su Ley gastronómica dentro de los juegos olímpicos invernales, donde las ofertas de la cocina, y también de la bebida, son atractivas y contundentes.
?Pasta, vino y chocolate? es uno de los papeles de propaganda que distribuye la oficina de Turismo de Turín, en el que se ve dibujado cada uno de esos alimentos como una manera de promocionar a la región.
Dentro de ese imaginario podio, no queda claro cuáal de los tres ganó la medalla de oro.
En el rubro de los vinos y las pastas, hay degustaciones gratuitas por el centro de la ciudad, en medio de las diversas ofertas culturales que se suceden a diario.
En el caso del chocolate, la cuestión es más sofisticada y genera gastos.
La oficina de Turismo tiene a la venta un denominado ?ChocoPass?, una especie de pasaporte prepago que sirve para ir de bar en bar y darse un banquete de chocolates.
El ?ChocoPass? más barato cuesta el equivalente a 12 dólares y sirve para diez degustaciones gratuitas en 24 horas.
Con 22 dólares, se ofrece un ?ChocoPass? que sirve para 23 degustaciones durante cinco días.
Dentro del circuito olímpico, también hay restaurantes argentinos, brasileños, chilenos y mexicanos, que ofrecen comida típica de esos países.
