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Llevan la maldición de la pantalla a la realidad

Algunas prosucciones hollywoodenses pagan caro explorar los "poderes ocultos".

El Siglo de Torreón

TORREÓN, COAH.- Casualidad o no, el caso es que a lo largo de los años, las desgracias han perseguido a actores y técnicos que participaron en filmes tan famosos como Poltergeist (Juegos Diabólicos) o El Exorcista, entre muchas otras historias que han tenido que ver con Satán.

Quizá todo sea mera casualidad, sin embargo, las extrañas coincidencias sucedidas en torno a ciertos filmes considerados ?malditos? hacen dudar hasta a los más escépticos y racionales.

Entre los casos más sonados de personajes o películas a los que se les ha achacado fama de ?malditos? está la cinta La Semilla del Diablo y todo su entorno; desde el director Roman Polansky y el asesinato de su mujer Sharon Tate por obra de Charlie Manson, hasta todos los elementos ligados al filme, a la participación de Anton LaVey (como asesor de la película y quien se consideraba como el fundador y sumo sacerdote de la primera institución religiosa contemporánea abiertamente satánica).

Esto sin contar que el filme fue hecho en el edificio Dakota, mismo en el que posteriormente sería asesinado John Lennon. Ese sería quizás el caso más emblemático.

También está la supuesta maldición de Bruce Lee, de su hijo Brandon y de la película que rodaba cuando falleció éste último: El Cuervo, en la que sucedieron muchas cosas desagradables. Sobre la muerte de Bruce Lee hay muchas hipótesis; el caso de Brandon parece más un asesinato que se cerró como accidente.

Cuando iba a grabar la escena en la que lo matan él dijo: ?Vamos allá? y cuando le dispararon cayó y se recostó en una pared y dijo: ?Cut? (corten), pero creyeron que era una de sus bromas. Luego de la muerte los actores dijeron que vieron su alma rondando en los escenarios.

Pero sin lugar a dudas una de las más extrañas ?maldiciones cinematográficas? es la de Poltergeist (en México conocida como Juegos Diabólicos) y sus dos secuelas. La saga contaba la historia de una familia que se mudaba a una casa habitada por espíritus malignos que, sintiéndose invadidos, intentaban secuestrar a la hija menor, una niña de siete años interpretada por Heather O?Rourke.

Las muertes inesperadas comenzaron a tener lugar poco después del estreno de la película. Dominique Dunn, una actriz de apenas 22 años que interpretaba a una de las hijas de la familia, fue estrangulada por su novio ese mismo año (1982). Julian Beck y Will Sampson, otros dos miembros del elenco, fallecieron en 1986 y 1987 respectivamente, el primero de cáncer de estómago, el segundo tras recibir un transplante de corazón y pulmón. Pero lo más llamativo fue la muerte, en 1988, de la pequeña Heather O?Rourke, de sólo doce años.

Retratar al demonio en el celuloide es perjudicial para la salud, o al menos eso es lo que se desprende de los innumerables accidentes y muertes extrañas acaecidas en torno al clásico de terror El Exorcista.

Durante la filmación, el set se incendió, la protagonista Linda Blair (por entonces de 13 años) sufrió crisis psiquiátricas y la actriz que personificaba a su madre (Ellen Burstyn) se lastimó seriamente la columna vertebral. Además, mientras se rodaba la película murieron el abuelo de Linda Blair, el hermano de Max Von Sydow (que interpretaba al Padre Merrin), un hombre que cuidaba el set, un técnico de refrigeración y el hijo recién nacido de un camarógrafo. En tanto, el actor Jack MacGowran falleció de un paro cardíaco días después de terminar sus escenas.

En la precuela El Exorcista: el Comienzo, las desgracias no pararon. El primer director del proyecto, John Frankenheimer, falleció poco antes de comenzar el rodaje. El tercero y responsable del corte final, Renny Harlin, fue atropellado en plena filmación, por lo que debieron colocarle 14 clavos metálicos en una pierna.

Otra película ?demoníaca? con similar suerte fue La Profecía, de 1976. El primer día del rodaje el director Richard Donner tuvo un accidente con su auto. Filmando una escena con leones, un guardia de seguridad fue atacado y murió. Un vuelo que llevaba al protagonista Gregory Peck de Los Ángeles a Londres fue alcanzado por un rayo, y lo mismo le sucedió a la aeronave que trasladaba al guionista David Seltzer, entre otros extraños incidentes.

Pero ninguna de estas ?película malditas? es competencia para The Conqueror en 1956 (en español El Conquistador de Mongolia), estelarizada por John Wayne: 150 de los 220 artistas y técnicos que participaron de su rodaje sufrieron de cáncer. Sin embargo, la explicación es mucho más ?terrenal? de lo que parece: fue filmada en un paraje desértico conocido como Snow Canyon, en el cual el Gobierno de los Estados Unidos, tiempo atrás, había efectuado pruebas con armas nucleares que dejaron la tierra cargada de radioactividad.

También se saben casos de personajes ligados al cine a los que alguien ?echó una maldición? y éstas acabaron por cumplirse. Uno de los ejemplos más curiosos es el de la exuberante Jayne Mansfield que murió decapitada en un accidente de automóvil. Era miembro activa de la iglesia de Satán y amiga personal de Anton LaVey. Éste último utilizó la tragedia de la actriz como parte de su leyenda negra.

FANTASMA DE CARTÓN

La frondosa imaginación popular suele encontrarle explicaciones ?paranormales? a cuestiones que, analizadas con un mínimo de sentido común, resultan ser completamente terrenales. Aplicando esto al ámbito del cine puede recordar, la conmoción que generó en su momento el caso del supuesto fantasma de un niño que se ve en una imagen de la película Tres Hombres y un Bebé, el cual, en realidad, terminó siendo una figura de cartón tamaño natural del protagonista de la película (el actor Ted Danson) que un técnico negligente olvidó quitar del set.

PIERDEN EL PODER

¿Puede haber personajes malditos que terminen por causar desgracia a los actores que los encarnan? Al parecer, en el caso de Superman, sí.

El fallecimiento de Christopher Reeve trajo a la memoria la presunta maldición que persigue a los actores que interpretan al superhéroe en el cine y la TV. El primer ?hombre de acero? de la pantalla grande fue Kirk Alyn, quien protagonizó dos series de cortos llamadas Superman (1948) y Atom Man VS Superman (1950).

Luego de este papel su carrera cayó estrepitosamente, al punto que sólo actuó en roles muy menores (uno de las cuales fue un brevísimo cameo en la versión de Superman que estelarizó Reeve en 1978) hasta que murió, víctima del Mal de Alzheimer, en 1999.

Peor fue el destino del segundo Clark Kent: George Reeves (la similitud entre los dos apellidos es otra extraña casualidad). Habiendo interpretado al célebre nativo del planeta Krypton en una popular serie de TV durante los 50, se suicidó, sumido en una profunda depresión, dos años después de la cancelación del programa.

Jesús Palacios, crítico de cine y autor (entre otros títulos) de Satán en Hollywood y de Goremanía 2, dijo en una entrevista que según la novia de George Reeves, la culpa de que su pareja se haya disparado en la cabeza fue culpa del ?hombre de acero?, treinta años después Christopher Reeve el Superman ideal, quedó reducido a una silla de ruedas tras una caída de caballo, y tras varios años de lucha murió.

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