El Siglo de Torreón
MATAMOROS, COAH.- Muy buena, es como califica la venta de melón y sandía Lencho Juárez Favela, a pesar de que para el resto de sus compañeros, este año ha sido uno de los más difíciles.
Debajo de una sombra construida con carrizos, ubicada justo en medio de la vieja carretera que lleva a Saltillo, dentro de la zona llamada por los matamorenses como Las Meloneras, se encuentra aquel hombre, de aproximadamente 60 años de edad, en la espera de que un automovilista, camionero o peatón, se detenga a comprar una bolsa de melones o algunas sandías.
Lencho, al igual que el resto de sus compañeros, la mayoría también de avanzada edad, ofrece sus melones a 1.50 el kilo, ?mientras que en San Pedro y Madero se vende hasta en tres pesos?, dice mientras levanta sus manos para hacerle señas a los camioneros que circulan por el lugar.
Las jornadas son muy largas, para aquel viejo, ya que debe mantener a 16 hijos, los cuales rara vez le dan la mano.
?El más grande tiene más de 30 años, pero no me ayuda, mi esposa cuando tiene tiempo me trae de almorzar y de comer?, comenta a la vez que se acomoda su cachucha con la que protege su rostro de la luz del sol.
Aunque asegura que las ventas han sido buenas, reconoce que el resto del año ha sido uno de los más difíciles para la venta de melón, ?a diferencia del año pasado, ahora no nos está yendo tan bien, aunque lo importante es pensar que nos va muy bien?, dice Lencho.
Molesto por los nuevos cobros que ha hecho el Municipio, nombra a la ciudad que lo vio nacer, así como a su mujer y sus hijos como ?Ratamoros?, ya que el actual presidente municipal, Raúl Onofre Contreras, les ha solicitado a todos los meloneros, una renta de 300 pesos, ?dizque por derecho de piso, pero eso está muy mal, si apenas sale para irla pasando?, expresa Lencho, quien por más de 38 años, ha dedicado su vida a vender melones y principalmente a su familia.
Cada vez más molesto por la situación que están pasando los meloneros, Lencho prefiera conversar con sus compañeros, mientras algún comprador se acerca y se lleva un poco de lo que él ofrece, lo cual, asegura, alivianaría su dolor.